El exmalaguista Chory Castro anuncia su retirada

Le ha costado ponerle fin a esta etapa de su vida, y hasta en su despedida asegura que «llevaré siempre la esencia de ser futbolista en mi corazón en cada paso que dé más allá del campo». El Chory disfrutó en Málaga de su última etapa en el fútbol español. Antes de recalar en La Rosaleda destacó primero con el Mallorca durante cinco temporadas y con la Real Sociedad después en tres campañas y media. En San Sebastián rescindió contrato para llegar libre al Málaga y ser el primer fichaje de la etapa de Arnau como director deportivo blanquiazul.

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Los inicios del Chory Castro en el Málaga fueron ilusionantes y durante su primer media temporada, la 15-16, se convirtió en un fijo para Javi Gracia. En las dos siguientes campañas también tuvo gran protagonismo, pero su final en el equipo blanquiazul estuvo ligado al traumático descenso del club a Segunda División en la 17-18. En total, el Chory Castro jugó 73 partidos en dos temporadas y media; anotó seis goles y se ganó el reconocimiento del público por sus actuaciones en las bandas.

Tras 11 temporadas en el fútbol español, el atacante uruguayo, acumuló una considerable carrera. Disputó 337 encuentros, algunos de ellos de Champions con la Real, y anotó 45 goles en total. Se le resistió la selección nacional, donde disputó cinco encuentros, todos de carácter amistoso. En los últimos años quiso dar las últimos coletazos a su carrera en Uruguay y fue encadenando temporadas entre Nacional y River Plate charrúa. Logró destacar en el torneo local de su país y levantó el título con el Nacional en 2019 y 2020 (que se unen a los que levantó en 2002, 2005, y 2006). También ganó la Supercopa Uruguaya 2019.

Este jueves, en sus redes sociales, compartió una emotiva carta de despedida. El texto íntegro es el siguiente: «Ha llegado el momento de decir adiós. En este instante de reflexión, deseo expresar mi agradecimiento. Cada segundo en el campo ha sido un tesoro que guardaré por siempre. Parece que fuera ayer cuando corría tras la pelota en el querido Porongos, sin ser consciente de todo lo que vendría: mis primeros pasos por Unión Juvenil de Durazno, llegando a Nacional, Mallorca, Real Sociedad, Málaga, River Plate y el orgullo de defender la camiseta de la selección uruguaya, donde aprendí lecciones invaluables en cada uno de ellos.

Cada gol celebrado, cada derrota, me enseñó el esfuerzo, la dedicación y el constante intento por ser un mejor jugador, pero sobre todo ser una mejor persona para la vida. No habría llegado hasta aquí sin mis compañeros en cada uno de los clubes, donde creamos vínculos indestructibles, amigos, hermanos de la vida; los hinchas que siempre estuvieron en las buenas, pero aún más en las difíciles. A los cuerpos técnicos que pasaron y cada uno de ellos me brindó sabiduría y enseñanzas.

Dirigentes que sacan tiempo de sus vidas para dedicarlo a lo que amamos, que es el fútbol. Funcionarios de los clubes que son nuestro sostén día a día, pero fundamentalmente a mi familia y amigos, el motor principal que nos da las fuerzas para levantarnos en cada caída, sin ningún interés más que vernos cumplir el sueño de ser futbolista. Este mensaje no marca un adiós definitivo, sino un reconocimiento a lo compartido. Llevaré siempre toda la esencia de ser futbolista en mi corazón y en cada paso que dé más allá del campo».