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El tercer y último día de Talent Lab, el proyecto de formación de SUR y ESIC, concluyó su segunda edición con una jornada marcada por la búsqueda de algo que todo el mundo, en algún momento de su vida, se ha preguntado en una ocasión: ¿En qué soy bueno? ¿Cómo me gustaría desarrollar una vocación que siento que tengo? La jornada contó para ello con varios profesionales de Ikea. Entre ellos, Luis de la Viuda, el director y de liderazgo y competencias de la casa de muebles sueca, que protagonizó la primera parte del día.
En una ponencia, que precedió el desarrollo de talleres para poner en práctica la teoría, se comenzó a dibujar una conclusión que en forma de punto de partida: todo el mundo dispone de un talento para algún aspecto concreto de la vida. No se trata de talentos fuera de serie ni de niños que a los cuatro años ya dominan de manera virtuosa algún instrumento. Más bien aptitudes cotidianas que se perfeccionan ayudan a mejorar sistemas u otros grupos humanos. «Todo el mundo tiene talento», insistió en varias ocasiones De la Viuda.
Quien vive su talento y lo perfecciona a través de una rutina que se repite, aseguró, disfruta con ello y experimentará mucha satisfacción. «Aprendemos haciendo y nos sentimos cómodos saliendo de nuestra zona de confort. No nos da miedo de tirarnos a la piscina», resumió luego uno de los grupos en la aplicación práctica de la teoría. Al final, de lo que se trataba, era obtener conciencia sobre cómo se puede canalizar un talento, que se multiplica cuando se trabaja en equipo, para llegar a un fin concreto.
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Cristina Yules, 21 años, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas, aseguró que el taller le ha servido para saber que ella pertenece al grupo de «adaptadores». Eso significa que se caracteriza por un estilo de proceder que prioriza la práctica antes que la teoría.
Otra de las lecciones que dejó la jornada de ayer es que existen cuatro estilos de aprendizaje para fomentar el talento. Al ya mencionado estilo de «adaptador», se suman tres más: «divergente, convergente y asimilador». Cada uno con sus características. Así, por ejemplo, el adaptador destaca por ser práctico e intentar asimilar el rol de líder. El divergente es alguien imaginativo mientras que el convergente destaca por resolver problemas con cierta facilidad. El asimilador es un estilo más metódico, está dotado con la capacidad de desarrollar teorías y ser paciente. Tres jornadas con un programa intenso, que llegaron a su fin con un último taller en el que se ofrecían pautas sobre cómo aplicar el marketing a la búsqueda de empleo. Lo impartió el director de marketing de Aertec y también profesor en Esic, Fernando Martín.
Atrás quedan ahora tres días, en el Palacio de Ferias, en los que los 50 jóvenes seleccionados disfrutaron de charlas motivadoras, como la del medallista olímpico José Luis Abajo 'Pirri', con talleres sobre oratoria y comunicación, o de creación de la marca personal, además de tener la posibilidad de hablar cara a cara con los directivos de empresas de la talla de de Ikea, Trops, Sinerba, FYM Heidelberg Cement Group, Dekra, Grupo Torcal, Deloitte, Metro Málaga, Cajamar o Standby Consultores.
En el acto de clausura, el director de este periódico, Manuel Castillo, recomendó a los jóvenes que se muestren «auténticos» a la hora de contactar con directivos de las empresas. El director de ESIC Málaga, Ignacio del Valle, mostró su agradecimiento a los participantes: «Este país tiene futuro gracias a vosotros».
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