Santos Maraver: «Uno de los mayores riesgos es una nueva guerra fría entre Estados Unidos y China»
El diplomático malagueño defiende una reforma del Consejo de Seguridad en cuanto al derecho de veto y la necesidad de ampliarlo
Desde septiembre de 2018, Agustín Santos Maraver es el representante permanente de España ante la ONU en Nueva York, después de haberlo sido en Ginebra. ... Es, por el momento, el último puesto en la amplia hoja de servicios de este malagueño que ha pasado por las embajadas de Pekín, La Habana, Washington o Canberra, que ha sido cónsul general en Ciudad del Cabo y Perpiñán, consejero ante la Unión Europea en Bruselas y miembro de los gabinetes de Moncloa y del Ministerio de Exteriores, donde fue jefe de gabinete del ministro Miguel Ángel Moratinos.
–¿Cuál es su cometido en su actual misión diplomática?
–Soy Embajador Representante Permanente. Mi tarea es representar a nuestro país ante Naciones Unidas y dirigir un equipo de treinta consejeros diplomáticos, militares y de otros ministerios en las diferentes comisiones de la asamblea general y los organismos especializados de la ONU, como el PNUD, UNICEF, ONU Mujeres…
–Entiendo que dentro de la carrera diplomática española debe ser uno de los puestos de mayor responsabilidad.
–Nuestro servicio diplomático trabaja en equipo bajo la dirección política del Gobierno. Vivimos en un mundo muy complejo que sólo es posible abordar desde la colaboración y la cooperación, aportando cada uno lo mejor de sí mismo. Todos los puestos, en el Ministerio o en el exterior, son esenciales para ese trabajo. He tenido la suerte de contar con grandes maestros de las generaciones anteriores y me enorgullece ser un eslabón más en esa cadena.
–¿Cuál es el peso y el papel de España en la ONU?
–España cumple un papel importante en Naciones Unidas. Uno de los ejes de nuestra política exterior es el multilateralismo, la búsqueda de soluciones compartidas a los problemas comunes de la humanidad: el cambio climático, la desigualdad social y de género, la pobreza, el subdesarrollo económico, la pandemia. El desarrollo social, económico y político de los últimos 300 años ha sido posible gracias al multilateralismo, que ha creado la infraestructura material, económica y jurídica del mundo en que vivimos. Nos permite enviar una carta o viajar en avión de una parte a otra del planeta gracias a los tratados negociados. Su mayor expresión son las Naciones Unidas. España ha participado en varias ocasiones en el Consejo de Seguridad. Este año presidimos la Comisión de Desarme, somos un contribuyente y donante importante. Impulsamos la Alianza de Civilizaciones. Y tenemos una imagen de país serio que defiende apasionadamente Naciones Unidas.
Sobre el multilateralismo: «La realidad del bien común terminará por dar todo su valor al multilateralismo y a la ONU»
–El hecho de que el actual secretario general, Antonio Guterres, sea portugués, ¿facilita los contactos con España?
–Mucho. Suele recibir a las delegaciones españolas con una broma: «Mi problema con España es que no tengo ningún problema». El secretario general Guterres tiene una enorme capacidad de visión estratégica, como se ha demostrado estos durísimos meses del Covid-19. Sus llamamientos desde marzo a un cese el fuego en los conflictos, a volcarse en la ayuda humanitaria, a asegurar que no se deja a nadie atrás en la lucha contra la pandemia ni se posponen las medidas contra el cambio climático han sido una importante contribución, que España ha apoyado plenamente.
–¿Qué labores desarrolla fundamentalmente la ONU?
–La Carta de Naciones Unidas mandata a la organización la búsqueda de la paz y la seguridad, la defensa de los derechos humanos, la ayuda al desarrollo y la lucha contra la pobreza. Es decir, establecer mediante la negociación entre los estados miembros las condiciones materiales y políticas de una ciudadanía democrática global, para afrontar los problemas comunes de la Humanidad. Todo ello esta resumido en un programa de acción que es la Agenda 2030, una hoja de ruta para todos los gobiernos.
–La ONU ha cumplido 75 años, ¿hay que reformarla?
–Naciones Unidas nació de la derrota del nazismo y el fascismo en la II Guerra Mundial y con el mandato de resolver el problema del colonialismo. Ha conseguido evitar que conflictos regionales como la guerra de Corea o la crisis de los misiles de Cuba escalaran, provocando una tercera guerra mundial con armas nucleares…,No es un mal balance, a pesar de fracasos parciales. Pero el mundo ha cambiado y el tiempo no pasa en balde. La Carta requiere una reforma, en especial el derecho de veto de las cinco potencias permanentes del Consejo de Seguridad, que bloquea y limita su funcionamiento. También debe ser ampliado para ser más representativo. España es parte de la coalición 'Unidos por el consenso', que busca alcanzar los acuerdos necesarios para ello, aunque todavía estemos lejos del objetivo.
–¿En qué sentido debe ir esa reforma?
–Además del Consejo de Seguridad, es necesaria una reforma administrativa y presupuestaria, cuyas líneas generales ya han sido propuestas por el secretario general Guterres y se han empezado a dar los primeros pasos en los dos últimos años. Tenemos que apoyar estas reformas para que Naciones Unidas sea más operativa y pueda abordar con más capacidad la aplicación de la Agenda 2030 y la lucha contra el cambio climático.
Sobre España y la ONU: «Tenemos una imagen de país serio que defiende apasionadamente Naciones Unidas»
–¿Están en cuestión organismos internacionales multilaterales como la ONU?
–El cuestionamiento de Naciones Unidas viene por dos lados: el primero, su eficacia frente a los problemas a los que se enfrenta. Hay que adecuar los mandatos a los medios para estar a la altura de las expectativas, y ello requiere las reformas apuntadas; el segundo, la Administración Trump y algunos aliados, como Brasil, han situado los intereses nacionales por delante de los colectivos en su actuación en el sistema internacional, planteando ciertas contradicciones y una jerarquía de intereses, que creo que son un espejismo. La realidad del bien común terminará por dar todo su valor al multilateralismo y a Naciones Unidas, que deben adaptarse, para cumplir su misión, a las exigencias del siglo XXI.
–Crisis económica, pandemia del coronavirus, terrorismo internacional, populismos, aumento del nacionalismo... qué puede hacer la ONU ante estos fenómenos.
–En la medida en que ofrezca soluciones a los problemas comunes de la Humanidad, como los Acuerdos de París contra el Cambio Climático o la Agenda 2030, seguirá siendo el marco diplomático de negociación para aplicarlas. Siempre nos parecerá que el objetivo de la 'Paz Perpetua', de la derrota de los cuatro jinetes del Apocalipsis, está lejos. Pero lo importante es avanzar con tenacidad, apoyados en la ciencia, construyendo consensos y reforzando la democracia, paso a paso. Porque frente a la desesperanza, ello nos reafirma en que es posible construir un mundo mejor.
–¿Cuáles son, a su juicio, los mayores riesgos a los que se enfrenta actualmente la geopolítica internacional?
–Una nueva guerra fría entre Estados Unidos y China, que a partir de su competencia económica se extienda a la creación de nuevos bloques que dividan el sistema internacional. Y a nivel concreto la necesaria estabilización de la larga guerra en Oriente Medio o en la región de los grandes lagos en África. Conflictos regionales que tienden a extenderse.
–En ese contexto geopolítico, ¿qué papel juega España?
–España es un destacado actor en la Unión Europea y en la Alianza Atlántica. Contribuimos a las Misiones de Paz de Naciones Unidas, especialmente en el Líbano (UNIFIL) y en la zona del Sahel, que es nuestra verdadera frontera sur. Somos un interlocutor destacado en América Latina y un pilar del multilateralismo. No es una pequeña aportación, aunque evidentemente se requiere aumentar nuestra contribución al esfuerzo común en la medida de nuestras posibilidades. Pero podemos sentirnos orgullosos y al mismo tiempo ser más ambiciosos.
–¿Qué le llevó a decantarse por la carrera diplomática?
–Por razones personales, lo internacional no me era ajeno. Mis estudios académicos me acercaron a los temas y se dieron las circunstancias que permitieron que ingresará en el servicio diplomático en el momento de la recuperación de la democracia en nuestro país.
–De su trayectoria, ¿cuál ha sido el momento de mayor peligro o tensión que ha vivido en alguno de sus destinos?
–He tenido mucha suerte en todos ellos. Resolver o enfrentar problemas va en el sueldo y siempre he contado con el apoyo de mis superiores, especialmente en el gabinete del ministro (Miguel Ángel) Moratinos. Los malos recuerdos se borran o se convierten en anécdotas.
–Cuando habla con sus amigos, ¿qué mitos o tópicos debe desmontar sobre los diplomáticos?
–A veces hay una imagen peliculera de nuestro oficio. Pero somos trabajadores del servicio exterior a quienes se encarga la honrosa tarea de representar a nuestro país. Intentamos hacerlo de manera colectiva lo mejor posible.
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