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Pablo, estudiante de primero de Bachillerato en el IES Huelin, acude a clase en días alternos. Los que no va al instituto, realiza tareas en ... casa. Germán, en el mismo curso pero en Maristas, también va en días alternos, pero cuando le toca quedarse en casa sigue las clases en directo y en tiempo real. Luis, estudiante de Los Olivos, no ha faltado ni un solo día a clase, pues el centro optó por la presencialidad total. Son tres realidades que muestran las graves desigualdades que está generando la docencia semipresencial para alumnos de tercero y cuarto de la ESO y de Bachillerato como consecuencia de la pandemia. Una brecha educativa que preocupa a los padres, que empiezan a reclamar la vuelta de sus hijos a los institutos. «¿Cómo van a estar igual de preparados unos alumnos que tienen todas sus clases, que aquellos que solo reciben la mitad de las explicaciones?», se pregunta una madre, con una hija en segundo de Bachillerato, angustiada por las consecuencias que puede acarrearle este modelo educativo en la próxima selectividad.
Hasta finales de agosto, la Consejería de Educación y Deporte trabajó para organizar el curso de manera presencial, con las garantías fijadas en los protocolos sanitarios: distanciamiento, mascarillas, grupos de convivencia estables, limpieza, etcétera. La conferencia sectorial de educación del 27 de agosto supuso un giro radical: El Ministerio de Educación autorizó a los consejeros autonómicos a establecer turnos para la asistencia a clase de manera alterna, desde tercero de Secundaria. La Consejería de Educación emitió una circular, con fecha 3 de septiembre, en la que se incluían medidas de flexibilidad curricular y organizativas, algo que obligó a la mayoría de los centros a modificar la planificación que se había realizado. Entre tanto, los sindicatos no dejaban de presionar, exigiendo garantías de seguridad para la vuelta al cole. Incluso algunas asociaciones de padres amenazaron con no llevar a sus hijos a clase por miedo a los contagios.
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Pero la realidad en este mes largo de curso en los institutos es que, si bien el riesgo 0 no existe, se han conseguido niveles de seguridad muy elevados, en los que casi nadie confiaba en el comienzo de curso: este viernes había cerrado un colegio completo (de 1.209) y 27 aulas (de 14.270) en la provincia.
Ante esta realidad, la preocupación de los padres de alumnos ha pasado de la sanitaria a la educativa. El miedo al contagio en los centros educativos ha decaído y en cambio hay un temor mucho más cierto, que sus hijos no logren la preparación necesaria. «No puedo saber lo que hace en casa, está solo, con las tareas que le mandan los profesores, sin que podamos controlarlo o ayudarle porque los dos trabajamos fuera», se queja una madre con su hijo en un centro público.
Los centros privados y concertados han optado por la presencialidad de sus alumnos. «Hemos organizado los grupos, el colegio es amplio, y utilizamos muchos espacios, incluso los exteriores, y las familias tampoco vieron conveniente la opción de la semipresencialidad», señala Elvira Báez, directora de Novaschool Añoreta. Para los alumnos que están en cuarentena las clases son telemáticas y en tiempo real.
76.640 alumnos en los cursos de 3.º y 4.º de ESO, Bachillerato y ciclos de FP en la provincia.
788 unidades acogidas a la organización flexible, el 70% en docencia semipresencial y un 25% en modalidad sincrónica, en 3.º y 4.º de la ESO. Representa el 56% del las 1.400 unidades en la provincia.
572 unidades de Bachillerato, de las que 165 (28%) están en sincrónica, el 63% en semipresencial y otras 43 unidades una combinación de las anteriores. En total hay 785 unidades de Bachillerato, por lo que están en horario flexible el 72%.
En el colegio El Pinar de Alhaurín de la Torre tampoco contemplaron la opción de la semipresencialidad. «Tenemos una ratio baja, de 20 alumnos en tercero y cuarto de la ESO y Bachillerato», explican la directora, María José Salom, la jefa de estudios de Secundaria, Mónica Carrera, y la de Bachillerato, Pepa García. Las aulas cuentan con paneles modulares, que permiten también jugar con desdobles y separación de grupos. El colegio tiene mucho espacio exterior, que también se está utilizando para impartir clases. En todas hay equipos informáticos para emitir en directo las clases a los alumnos que no pueden acudir por enfermedad.
Javier Pérez, director de Los Olivos, considera que la presencialidad «es insustituible». Se han organizado las clases como grupos de convivencia estable, que no se mezclan con otros grupos.
También en el San Estanislao de Kostka toda la docencia es presencial. Cristóbal Villalobos, jefe de estudios, explica que se han aplicado los protocolos, con entradas escalonadas, diferentes horas de recreo y grupos de convivencia estables. Han reutilizado aulas y espacios para sus 1.800 alumnos.
«La presencialidad es insustituible», afirman María García y Juan José Sánchez, directores del Sierra Blanca-El Romeral. «En nuestro centro la tecnología y su uso en las aulas son un medio necesario, pero no un fin». Cuentan con clases 'online' para los alumnos que no pueden asistir por razones relacionadas con el Covid, en directo y con el horario habitual. «La presencialidad tiene un componente motivacional muy potente para el alumnado que no queremos perder», afirman.
Maristas ha optado por el modelo semipresencial con docencia sincrónica a partir de cuarto de la ESO. Una parte del alumnado se encuentra en el aula y el resto conectado desde su domicilio al mismo tiempo. «Este sistema de trabajo ha implicado una readaptación de la forma de dar clase, pero no la renuncia de la metodología empleada por los docentes», afirma Jesús Martín, coordinador de Gestión en Maristas.
Los centros públicos, en cambio, han optado en un alto porcentaje por la docencia semipresencial en alguna de sus tres modalidades: sincrónica, asistencia del grupo completo en días alternos y asistencia parcial. De las 1.400 unidades que hay en la provincia de 3.º y 4.º de la ESO, están en sus distintas modalidades hasta un 56%, la mayoría con el grupo partido. En el caso de Bachillerato el porcentaje es aún mayor, de las 785 unidades, 572 tienen esta organización flexible, lo que representa el 72% del total de unidades.
Ante esta situación, en algunos casos se ha optado por reducir el temario. «Hemos decidido explicar en clase lo que consideramos fundamental, a las dos partes del grupo, y que estudien por su cuenta el resto del temario», apunta un profesor. En la mayoría de los institutos los alumnos van en días o semanas alternas, una flexibilidad que también afecta a los estudiantes de los ciclos formativos (FP).
La presidenta en Málaga de la Asociación de Directores de Institutos de Andalucía, ADIÁN, Virginia Rodríguez, reconoce que la situación de pandemia que estamos viviendo «está dificultando muchísimo la práctica educativa», y afirma que «la presencialidad siempre tendrá el valor añadido del contacto, de lo cercano, de lo humano y lo emocional. Y que el seguimiento virtual no debe ser la norma».
Para valorar el modelo semipresencial en los centros, Virginia Rodríguez, directora del IES Concha Méndez de Torremolinos, recuerda que «surge por la presión social de bajar la ratio. Y en este sentido, no deja de ser un mal menor y un parche». Y en su aplicación han surgido agravios comparativos «porque cada centro ha hecho una cosa diferente y las familias comparan, y dicen que prefieren la opción elegida en otros centros, etcétera». Reconoce las quejas de las familias de que los alumnos no siguen una rutina en casa, que les cuesta levantarse, si no tienen que ir al instituto, que se relajan con el seguimiento virtual. «Pero esto no es cosa solo de los docentes, es de todos. Y las familias aquí juegan un papel fundamental», insiste.
La realidad del modelo semipresencial es que se ha traducido «en una minoración de ratio 'económica', pero que, bien mirado cumple, de manera algo atropellada, el fin último de la prevención. Y si de alguna manera está sirviendo para contribuir a frenar los contagios, bien está, y a nosotros, el esfuerzo nos merece la pena».
Todo esto «requiere un esfuerzo excepcional de familias y de profesorado. Las familias ven alterado su plan en aquellos casos donde la semipresencialidad se ha aprobado, que son mayoría, ya que puede trastornar la conciliación y organización familiar. El profesorado ve incrementado su esfuerzo, personal y técnico, sus horas de trabajo no reconocidas, sus medios, y se ve también expuesto, en muchos casos. Pero todo siempre en pro de minimizar el daño pedagógico de la semipresencialidad», afirma Virginia Rodríguez.
Por otra parte, advierte que «la situación de peligro no ha cambiado, debemos pensar si queremos una formación 'a medias' o ninguna». Por esto, «ahora es cuando podemos hacer prevención, y es lo que tratamos de comunicar y de convencer a todos y todas. Estas medidas no son un capricho. Priorizar unos contenidos sobre otros no es reducir temario a la mitad. Hay que tomar decisiones sobre cómo tratar cada tema, cada objetivo, qué herramientas utilizar más apropiadas para cada cosa, dependiendo también de qué alumnado tenemos, qué disposición tiene para el seguimiento telemático, qué medios, etcétera. No es justo hacer una lectura tan simple. Y sobre todo, no olvidemos el porqué de todo esto. Hay una pandemia mundial. Tenemos que trabajar en situación de excepcionalidad».
Respecto a los centros privados, que han mantenido la presencialidad, señala que «son empresas y basan su actividad en el lucro y en las demandas y la búsqueda de satisfacción de sus clientes, de los que dependen. Es lógico que una realidad tan diferente, tenga como consecuencias decisiones diferentes».
Virginia Rodríguez pide también hacer una reflexión: «limitamos las reuniones, los horarios, la apertura de bares, el aforo en lugares públicos y en comercio, pero los centros están abiertos en estas condiciones y no se nos ha preparado para ello. Pero nosotros seguiremos haciendo todo lo posible por frenar, tiza en mano, la expansión del virus entre pupitres, pasillos, patios cuadriculados y ausencia de contacto, pero que no de emociones, porque seguiremos educando desde el corazón».
Novaschool Añoreta
Este colegio ha optado por la presencialidad, reorganizando espacios y utilizando por ejemplo los exteriores. Para los alumnos en aislamiento domiciliario, las clases son telemáticas y en tiempo real.
El Pinar
Con clases de unos 20 alumnos no consideran la semipresencialidad. Los paneles móviles de las aulas permiten adaptarlas a la dimensión del grupo.
San Estanislao
Con toda la docencia presencial, han reorganizado espacios y hay más horario para los recreos.
Maristas
Organización flexible para 3.º de ESO y Bachillerato, con docencia en tiempo real para los alumnos que están en su casa.
IES Alfaguara.Yunquera
El instituto de Yunquera es uno de los que mantienen la docencia presencial. Se han desdoblado grupos con los profesores de refuerzo Covid.
IES Mediterráneo
Para los alumnos de 3.º y 4.º de ESO y 1.º de Bachillerato, semipresencial en días alternos. Para segundo, sincrónica. Empezaron en semanas alternas, y han cambiado a días.
Universidad Laboral
En este instituto se ha optado por docencia semipresencial solo en Bachillerato.
Litoral
En este instituto de la capital los alumnos van en semanas alternas, la mitad del grupo.
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