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Acreditar el conocimiento de un idioma ha pasado de ser un valor añadido que solía garantizar un puesto de trabajo a convertirse en una exigencia por parte de cada vez más empresas. La internacionalización de decenas de compañías malagueñas, que encontraron en la exportación de sus productos una forma de paliar los efectos de la crisis, y la llegada de multinacionales y otras empresas procedentes de diversos países, muchas de ellas instaladas en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), han disparado la importancia de dominar al menos un idioma diferente al español para acceder al mercado laboral.
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En la Costa del Sol, como en el resto de enclaves turísticos, chapurrear inglés resultaba un requisito casi indispensable para trabajar en el sector. La especialización y el aumento de empleos relacionados con las nuevas tecnologías y la economía digital han elevado el nivel de inglés solicitado por las empresas hasta situarlo como «un factor determinante a la hora de encontrar trabajo», como explica el socio director de Standby Consultores, Pedro García: «Es una competencia que a menudo suele valorarse más que la formación o la experiencia». En su empresa de selección de personal, a la que recurren clientes como El Corte Inglés, Deloitte o Sabadell, al menos un 40 por ciento de las ofertas requieren un nivel de inglés equiparable al B2, certificado o no. Parte de las entrevistas para estos empleos se realizan en inglés, y consultoras como Stanbdy cuentan con profesores externos que verifican el manejo del idioma.
La exigencia idiomática no se ciñe únicamente a cargos altos o medios, como explica el director de zona de Adecco Group, Pablo Reyes: «Nos piden inglés también para contratar a camareros o comerciales». Desde el gigante de recursos humanos recuerdan que la movilidad de estudiantes y trabajadores, la globalización y el aumento de las migraciones han contribuido al incremento progresivo de la demanda de idiomas en el conjunto de la oferta de empleo. Además del inglés, Reyes destaca que cada vez son más las empresas que solicitan conocimientos de alemán, francés, italiano y portugués y advierte de que «resulta complicado» encontrar candidatos mayores de 40 años que manejen idiomas.
Exigencias. La especialización y el aumento de empleos relacionados con las nuevas tecnologías y la economía digital han elevado el nivel de inglés solicitado por las empresas.
Categorías. El requisito de dominar el inglés se incrementa conforme asciende la categoría profesional
Nivel. También han aumentado las exigencias en el nivel de inglés requerido (como mínimo tipo B2), certificado o no y aunque no resulte fundamental para el desempeño del trabajo.
Sectores. El turismo, la hostelería o la ingeniería, entre las áreas donde la exigencia idiomática se incrementa.
Pese a que se trata de un requisito cada vez más extendido entre puestos de todo tipo, un informe elaborado por Adecco e Infoempleo confirma que la exigencia de dominar el inglés continúa incrementándose conforme asciende la categoría profesional. El 51,6 por ciento de las ofertas para cubrir puestos directivos solicita idiomas, una cifra que desciende hasta el 38,8 por ciento en el caso de los mandos intermedios, el 34,8 por ciento para los técnicos y el 22 por ciento para los empleados. En cuanto a los sectores que reclaman mayor número de candidatos con conocimientos en algún idioma, destacan las telecomunicaciones, los recursos energéticos, la hostelería y el turismo, la industria, la sanidad y la enseñanza.
El inglés, el idioma más solicitado para todas las carreras, se vuelve imprescindible para las ingenierías náutica y marítima e industrial, según el informe elaborado por Adecco e Infoempleo. Esta última carrera también cuenta con la mayor proporción de ofertas que demandan conocimientos de francés (8,6 por ciento). Respecto al alemán, el segundo idioma que gana más terreno en las ofertas de empleo, tiene mayor incidencia en la ingeniería electromecánica (8,7 por ciento), la filología (8,3 por ciento) y también la ingeniería náutica y marítima (8,3 por ciento) y la electrónica y automática (ocho por ciento). Traducción, hostelería y turismo son otras áreas donde los idiomas resultan indispensables.
También han aumentado las exigencias en el nivel de inglés requerido, aunque no resulte fundamental para el desempeño del trabajo. El director gerente de la consultora de recursos humanos Newmans, Eduardo González, considera que el manejo de idiomas «garantiza la flexibilidad futura del empleado, algo cada vez más valorado, por eso las compañías lo solicitan pese a que no resulte necesario en su día a día». González, cuya consultora cuenta con clientes como Ikea o Fujitsu, asegura que los idiomas «son el eterno problema del mercado malagueño» y recuerda que uno de los principales inconvenientes radica en que su dominio «requiere una actualización constante para que el conocimiento no caiga en saco roto, porque por mucho que se estudie, si no se practica se queda en nada».
Las consultoras de recursos humanos coinciden en que los idiomas representan un capital profesional duradero que garantiza empleabilidad. El problema reside en que la oferta avanza más rápido que la demanda. El director del PTA, Felipe Romera, incide en que no saber inglés «supone una barrera importante para conseguir un puesto de trabajo» y cree que la preparación de los malagueños en materia idiomática «ha avanzado en los últimos años pero sigue siendo insuficiente», sobre todo respecto a otras zonas turísticas del resto de Europa. «No nos damos cuenta de que un B1 ya no es suficiente. Hace falta acceder al mercado laboral con un nivel de inglés que posibilite mantener una conversación fluida», explica Romera, que recuerda que «los idiomas están influyendo mucho más en los procesos de selección de personal que la titulación».
Los nuevos planes de estudio bilingües, programas como Erasmus o la tendencia creciente a ver películas y series en versión original subtitulada, en detrimento del doblaje, han formado a las generaciones más preparadas idiomáticamente de la historia, pero el sistema aún arrastra grandes carencias. «Se habla mucho del nivel de inglés, que es bajo, pero también debería preocuparnos el nivel de español de los más jóvenes», explica la profesora de Lingüística Inglesa de la Universidad de Málaga (UMA), Carmen Pastor, que considera que el fomento de la lectura aplacaría el problema: «Muchos estudiantes se expresan mal en español. Hay que leer más, en español y en inglés. Con Internet pensamos que hemos leído suficiente, pero no es así. Son incapaces de leer un libro porque ya tienen los resúmenes subidos en alguna página, pero la lectura ofrece mayor capacidad de reflexión y expresión, vocabulario, concentración… y todo eso los convertirá en mejores candidatos cuando accedan al mercado laboral». Pastor, que forma parte del tribunal de Selectividad y tuvo una academia de inglés, incide en el retraso de España respecto a otros países europeos: «Cuando llegan los Erasmus, nuestros alumnos se quedan descolocados por su preparación».
Varias consultoras ofrecen ya planes de formación en idiomas dirigidos a la especialización. Es el caso de Adecco, donde destacan que «los conocimientos de inglés varían en función del trabajo que se desempeñe, porque no es lo mismo manejar los términos del sector turístico que de la ingeniería aeronáutica», por lo que la formación específica resulta «clave» para la empleabilidad. «Los jóvenes se han puesto las pilas. Se apuntan a academias, viajan cuando pueden, se van de Erasmus… Pero las empresas cada vez exigen más, y esa preparación va unos metros por detrás de los requisitos del mercado», explica Pablo Reyes.
Las consultoras especializadas en recursos humanos advierten de que cada vez son más las empresas que descartan directamente los currículums en los que los aspirantes no aportan el dominio de al menos un idioma: «Y muchas empiezan ya a exigir dos».
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