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Francia -y especialmente París- viven en estos días una situación más que compleja por una macroplaga de chinches que incluso está llegando al transporte público ... y a otros espacios en los que su aparición era menos habitual. En Málaga la existencia de estos bichos no es comparable a lo que sucede en el país vecino, pero las empresas que combaten estas plagas alertan de un aumento que, para algunos, ya es «exponencial».
Así lo considera Juan Zamudio, responsable de Rapiplaga, que asegura que que la situación actual ya es un problema. «Ahora mismo la incidencia de chinches ha subido respecto al año pasado de manera exponencial. Es evidente que no es tan grande como en París (al menos de momento), pero Málaga, al ser una capital turística tan importante, está afectada, entre otras cosas porque mucho vuelos o muchos pasajeros vienen del aeropuerto de París», sostiene. Zamudio, que recalca que el Aeropuerto de Málaga es uno de los más importantes de España, considera que la situación de París podría afectar bastante. «La situación va a empeorar, porque además los tratamientos de chinches son bastante caros. La resistencia química que han desarrollado en las últimas cinco décadas es brutal».
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El responsable de esta empresa cifra entre un seis y un ocho por ciento más el número de actuaciones que han tenido que acometer por estas plagas con respecto al año pasado, y recuerda que un tercio de la población mundial ni siquiera desarrolla una reacción alérgica cutánea a su picadura. «Esos son los casos más peligrosos, porque llegan a tener infestaciones muy graves en casa y no se dan cuenta», explica.
Ángel Rueda es responsable de la empresa Bioimsa de control de plagas, y aunque se muestra algo menos preocupado, hace una lectura parecida. «En este año hemos llevado a cabo muchas más actuaciones que el año pasado. Es rara la semana que no tenemos un tratamiento de chinches en Málaga», admite Rueda, que achaca el problema a la movilidad entre territorios. «Las chinches se pegan a las maletas y éstas viajan de un lado a otro. Por eso es muy importante revisar antes de llegar a casa si vemos los bichos para no seguir extendiéndolos».
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Precisamente, Juan Zamudio recalca que lo primero que se debe hacer es tratar de no seguir propagando el problema. «Hay mucha gente que dice que se va a dormir al sofá, y lo que hace es infectar otra estancia. Hay que tratar la sábana el textil del dormitorio como si estuviese contaminado, meterlo en bolsas de basura y someterlo a un tratamiento de calor como lavarlo a más de 60 grados una hora, o también pasarlo con secadora a 60 grados una hora. Pero no está garantizado el remedio casero, ya que a los profesionales nos cuesta bastante trabajo, incluso con los químicos más potentes que tenemos disponibles. Mientras más lo deje, más infestación, más difícil, más tiempo y más caro va a ser quitarla», asegura.
Un problema para todos
Uno de los mitos más repetidos sobre los chinches es el de que su aparición tiene que ver con la salubridad; una afirmación que tanto Rueda como Zamudio desmienten. «Nosotros vemos chinches en las casas más humildes y en los hoteles más lujosos, estén más o menos limpios. Una persona que va a hacer un viaje y sale de su casa sin chinches, si se monta en un avión y su maleta entra en contacto con otras maletas que pueden estar contaminadas, entonces puede llegar a destino ya con chinches. Lo primero que uno hace cuando llega a un sitio es poner la maleta encima de la cama. Entonces ahí ya estás contaminando el lugar al que vas. Y cuando vuelves a casa lo más normal es que hagas lo mismo. Cuando tenemos chinches, igual vamos contaminando o potencialmente contaminando todos los lugares donde nos vayamos quedando», sostiene Zamudio.
En cuanto a las causas, ambos coinciden en que la mayor movilidad es una de las causas, pero también el cambio climático. Las chinches se reproducen alentadas por el calor, y por debajo de los 16 grados se encuentran totalmente inactivas. Por eso, la prolongación de los episodios con temperaturas superiores están facilitando el aumento de su número.
Frente a todo esto, SUR se puso esta semana en contacto con Salud Pública, que aseguran no tener constancia de que haya un aumento de plagas. Sin embargo, hasta la fecha no es obligatorio que un particular o una empresa dé parte a la administración de una plaga de chinches, por lo que pueden no tener los datos actualizados con los que sí cuentan las empresas de plagas.
Las chinches suelen cobijarse en la cama. El motivo: intentan evitar la luz del día acomodándose en colchones, somieres, en grietas en los cabeceros de la cama, así como en sofás y por ende en sábanas, mantas, almohadas, cojines...
Sin embargo, hay otras zonas en las que también pueden aparecer: los enchufes, marcos de las puertas, rincones de los cajones, detrás de los cuadros, rodapiés, incluso en grietas o hendiduras de la pared.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), señala que «deshacerse de las chinches es un problema difícil, de hecho, incluso buscando a un profesional, conviene que tenga experiencia en chinches».
No obstante, esta organización ofrece algunos consejos. En primer lugar, repasar y limpiar el colchón y las piezas de la cama con una vaporeta, ya que el vapor penetra en los resquicios y puede acabar con las chinches inmediatamente.
La OCU también apunta a la limpieza con alcohol como una posible solución o meter la ropa de cama (sospechosa de infestación) en el congelador durante tres días. Las chinches no sobreviven a las bajas temperaturas.
Desde otras plataformas, también se recomienda pasar el aspirador por cada habitación de la casa sin dejar de lado los rodapiés o cualquier hueco susceptible de ser un escondite para las chinches, así como reparar o rellenar cualquier grieta o hendidura en muros, techos y suelos.
Usa fundas de colchones y almohadas antialérgicas, y crear un espacio de seguridad alrededor de la cama, retirando muebles o enseres que puedan servir a estos insectos como puente para acceder al colchón.
Por último, cambiar y lavar con frecuencia la ropa de cama a una temperatura mínima de 60 grados, y las prendas de vestir o incluso peluches que pueda haber en la habitación afectada, y nunca llevar ropa o sábanas a otra.
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