
josé miguel morales
Sábado, 3 de junio 2017, 00:46
Con la llegada de los meses estivales se produce un aumento de la temperatura del agua, y con ello, la llegada de uno de los pescados que más alegrías dan a los pescadores noveles y a los más duchos, el jurel. El jurel o Trachurus trachurus es una especie de pez perciforme de la familia Carangidae, repartido ampliamente por todo el Mediterráneo. Su pesca no requiere de demasiados esfuerzos ni medios técnicos y nos proporcionará grandes satisfacciones, dado su comportamiento gregario, gracias a la captura de muchos especímenes seguidos. Quizás sea este el secreto por el que la pesca del jurel lleva convirtiéndose desde hace años en una de las más populares y practicadas.
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En cuanto a su hábitat, cabría citar que es un pescado con predilección por aguas profundas y fondos arenosos. Tendremos más probabilidades de dar con ellos desde la cota en días con la mar en calma y la modalidad idónea para su pesca desde orilla es la tan popular pesca de lance ligero, rapaleo o spinning (término anglosajón que significa literalmente «recogiendo»). Si nos decantamos por esta modalidad, el uso de vinilos de pequeño tamaño hará las delicias de este pescado simulando a alevines de otras especies.
Los mejores momentos para encontrar bancos o cardúmenes de jureles son, como en la mayoría de modalidades de pesca, las horas que comprenden el amanecer y el atardecer, ya que, como cualquier depredador, utilizan los periodos de entreluces para acechar y atacar a los pequeños alevines. En ocasiones, podremos detectar la presencia de jureles cuando el agua hierve, viendo saltar a los alevines fuera del agua, atacados por los depredadores. Otro índice para intuirlos será la presencia de gaviotas desde el cielo, haciendo continuas picadas.
Equipo necesario
Para poder practicar la pesca del jurel, necesitaremos una caña de spinning de entre dos y tres metros con una acción o capacidad de lance ligero, de hasta un máximo de cuarenta o cincuenta gramos. Un carrete con hilo no demasiado grueso (con un máximo de 0,25 será suficiente), una bombeta o buldó para poder darle peso al lanzado y, por último, un señuelo. En cuanto al señuelo artificial a utilizar, los que nos darán mejor resultados serán las imitaciones de peces de tamaños muy reducidos, entre los 3 y 7 centímetros; es decir, señuelos livianos. De ahí que tengamos que extremar la ligereza de nuestra caña y carrete. Vinilos, angulones o raglous serán los mejores modelos de señuelos que podremos ofrecer a estos depredadores. Además, en nuestras jornadas de pesca necesitaremos portar la Licencia de Pesca Marítima de Recreo-clase 1, desde tierra.
Si queremos practicar su pesca desde embarcación o kayak, las probabilidades de encontrar estos bancos de peces aumentarán considerablemente. Respecto al señuelo ideal, las metralletas o plumillas incrementarán las opciones y el número de jureles a capturar, al tratarse de un bajo de línea con varios anzuelos a la vez, opción que debemos desechar en la pesca desde costa por la cantidad de marañas que nos generará en el hilo que nos ocasionaría al lanzarlo, en especial los días de oleaje.
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Playas profundas, con desembocaduras de ríos, puntas de espigones o zonas portuarias, son escenarios propicios para la pesca de este depredador, ya que encontrará en estos lugares un mayor número de alevines para alimentarse.
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