La hora de plantar la huerta de otoño

Cada vez son más los malagueños que aprovechan cualquier terraza o rincón al aire libre para cultivar plantas comestibles, por el mero placer de comer algo criado por uno mismo, sin pesticidas ni conservantes. En la capital, las condiciones climáticas imponen que la huerta de otoño se siembre precisamente en estas fechas, cuando el calor empieza realmente a remitir.

Para saber qué cultivar, nada como acudir al saber popular, que dicta que en en este periodo se plantan las hortalizas de las que no se come su fruto, sino las hojas, bulbos o raíces. Por tanto, es la época propicia para algunos de los cultivos más agradecidos, sobre todo para los principiantes, por lo simples. La lechuga, la acelga y la espinaca se dan bien en este clima, y apenas se necesita un poco de tierra bien aireada, abono y riego controlado.

La única dificultad en el caso de la lechuga es que hay que vigilarla y, aunque no haya crecido mucho, cortarla antes de que "se suba". Esta expresión popular significa que la mata forma un tallo que emerge desde el corazón y florece, momento en el que ya no se puede comer porque se vuelve amarga. También se pueden poner canónigos, col china, nabos, rábanos, cebollas, zanahorias y multitud de plantas aromáticas, en función de los gustos y del espacio.

Dónde comprar semillas y plantones

Es fácil que broten por semillas, con una tierra mínimamente preparada (mezclada con arena para que transpire, y con su dosis adecuada de abono), sin necesidad de grandes recipientes. Otra opción es acercarse al local en los bajos de la antigua Cámara Agraria, situada justo en frente de la entrada principal al mercado de Atarazanas, donde se pueden encontrar pequeños plantones de casi todo. Al calor de esta afición han proliferado en la ciudad otras muchas tiendas donde comprar todos los enseres necesarios. Entre la oferta existente destaca la tienda Huertum, que está en la antigua carretera de Almería, 159, frente al puerto deportivo de El Candado. Aunque es posible que no crezcan mucho, sobre todo las primeras veces, es un gustazo comer algo cultivado por uno mismo.