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En un momento en el que se empieza a hablar sobre la flexibilización de las medidas adoptadas en el decreto de alarma y en la forma de ir recuperando poco a poco la normalidad, ir a un bar de copas o a una discoteca aún se contempla como una utopía lejana. Las dificultades añadidas para garantizar las restricciones de aforo y, sobre todo, de distanciamiento social en estos negocios van a provocar que este colectivo empresarial sea el último en recuperar su actividad normal.
Al contrario que ocurre en restaurantes y tabernas, los locales de ocio nocturno necesitan un alto volumen de clientes para garantizar su viabilidad económica. «Nadie va a ir a una discoteca para bailar solo ni para estar media noche sin poder acercarse a nadie«, reconocen los empresarios. Y por eso son conscientes de que su actividad se verá mermada aún durante varios meses. Muchos de ellos incluso creen que el verano ya está perdido y se aferran a la esperanza de hacer caja a final de año.
El vicepresidente de la Federación Andaluza de Discotecas y Salas de Fiesta, Juan Rambla, dice que este parón les ha golpeado directamente en su línea de flotación y justo en un momento en el que comenzaba la temporada alta, que ellos la fijan en el inicio de la Semana Santa. «Prefiero ni pensar en las pérdidas que vamos a sufrir porque sería inmolarnos», sostiene.
Este empresario, que además dirige diferentes discotecas y salas de fiesta en la provincia, asegura estar ahora muy preocupado por los problemas sanitarios que está ocasionando el virus Covid-19, aunque vaticina que los problemas económicos que vendrán después serán igual de graves. «El distanciamiento social sería inviable en un negocio como el nuestro y por eso somos conscientes de que seremos los últimos en recuperarnos«.
A pesar de ello, este profesional espera que cuando se levanten las restricciones ellos puedan trabajar con normalidad y sin ningún tipo de limitación de aforo. «Si tenemos que abrir al 50% nuestro negocio no sería rentable». Y menos –añade– si tienen que mantener todos los puestos de trabajo afectados por los ERTE. «Si vamos a trabajar la mitad y tenemos que conservar la plantilla completa nos iremos todos a la ruina».
Para evitar este drama económico que vaticina Juan Rambla y propiciar la recuperación tras el parón, desde la federación nacional han rubricado en los últimos días un documento que persigue salvar a las pymes y en el que solicitan al Gobierno suspender y anular el pago de la cuota de autónomos, que se suspenda la cuota de la Seguridad Social, eliminar temporalmente las retenciones a cuenta del IRPF, tanto de los trabajadores como de los autónomos, o abordar una quita para el pago de los alquileres por los meses en los que la economía se encuentra en suspenso y sin actividad.
Otro empresario con intereses en la capital es Pedro Marín, responsable de la sala Liceo. Especialmente pesimista, considera que el turismo no va a volver en mucho tiempo y cree que eso también afectará a sus cuentas de resultados. «Las personas que están de vacaciones son la que más gastan y no se prevé que venga turismo en todo el año», lamenta.
En su caso prefiere no hacer cálculos de cuándo podrán recuperar la normalidad porque incluso se podrían producir recaídas durante el periodo de recuperación. Del mismo modo cree que la población estará asustada y optará por no salir a la calle por miedo a nuevos contagios. «¿Quién va a querer salir y meterse en un local cerrado lleno de gente?», se pregunta.
De forma similar se expresa José Alberto Nieto, empresario con varios bares de copas en la céntrica plaza Mitjana de la capital. En su caso también hace negocio con el público que llena cada fin de semana la zona. Él ve el panorama «muy negro» por la dependencia del turismo y teme que el sector tardará mucho tiempo en reponerse porque otros destinos que nos suelen visitar van por detrás. «Somos un gremio que siempre ha estado muy mal visto y ahora necesitaremos que nos den algo de cancha, ya que somos los que damos empleo en la ciudad», resume.
Para colmo de males cabe recordar que el drama económico que viven estos empresarios es aún mayor si se tiene en cuenta que muchos de ellos adelantaron el cierre de sus establecimientos al decreto del estado de alarma. El viernes 13 de marzo, un día antes de que el Gobierno aprobara el confinamiento, diferentes salas como Liceo, Malafama, Pastrami, Botanic, Sala Gold, Andén, Justin, Sala Leblón o Wengé comunicaron a sus clientes, vía redes sociales, que no iban a abrir durante los próximos días sumándose así a la iniciativa #QuedateEnCasa.
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