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Brotes verdes. Un joven acebo en el interior de su malla de protección. :: sur
Constructores de bosques

Constructores de bosques

Medio Ambiente retira pinos del Valle del Genal para dejar paso a las especies autóctonas. Los trabajos han permitido repoblar el bosque con un millar de acebos, arces, cerezos, nogales, mostajos, madroños y laureles

IGNACIO LILLO

Domingo, 3 de junio 2018

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Les gusta llamarse a sí mismos «constructores de bosques», y sus herramientas de trabajo son las especies de árboles con las que dan forma al monte. Son también los herederos de los ingenieros que reforestaron Málaga en la década de los 70, la mayoría ya desaparecidos, y ahora les toca gestionar el resultado de aquellas tareas. SUR acompaña a los técnicos de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta en Málaga, en una visita a los trabajos de restauración forestal que se están ultimando en el Valle del Genal.

La actuación se centra en un antiguo viñedo, en la finca conocida como Barranca Honda, en el término municipal de Pujerra, que se expropió en 1972 y se repobló hasta el 78, y donde se encuentra el nacimiento del río Guadalmansa. «Primero se usaron especies colonizadoras o pioneras, como es el pino insigne o radiata, de crecimiento rápido, para el aprovechamiento de la madera», explica Antonio Pulido, ingeniero forestal y técnico de la Delegación que gestiona los aprovechamientos y la repoblación del bosque. De hecho, es la zona con una mayor productividad forestal de España (19 metros cúbicos de biomasa por hectárea y año, cuando la media nacional es de tres), algo que se explica por la latitud, la radiación solar, la elevada humedad y el tipo de suelo. En estas latitudes, los pinos alcanzan alturas de hasta 35 metros.

Evolución del bosque

Entre Pujerra y Jubrique existen unas 1.500 hectáreas de pinos radiata cultivados hace 40 años. Muchas parcelas son de propietarios particulares, que están teniendo aprovechamientos económicos elevados, gracias a que esta especie crece a un ritmo de dos centímetros al año, y en 25 está en condiciones óptimas de ser talado. Se eligió también porque esta era la sierra con una mayor pérdida de suelo del país, a causa de las elevadas pendientes, por encima del 100%, y con el objetivo de defender de las inundaciones las poblaciones del entorno, y especialmente de la Costa del Sol, pues aguas abajo se llega hasta Marbella, San Pedro y Estepona. «Se consiguió una cobertura rápida del suelo para parar la erosión, a la vez que se produjo una regeneración espontánea del bosque autóctono, con una mezcla de frondosas del género quercus, como los quejigos y alcornoques, además de castaños», añade Miguel Arenas, jefe de servicio de Gestión del Medio Natural.

Llegados a este punto, toca pasar a la siguiente etapa de evolución de las especies: una vez que los pinos han cumplido su función, las propias del bosque mediterráneo han colonizado y empiezan a devolver el terreno a su estado natural. Al talar los primeros, debajo aparecen también ejemplares jóvenes de encinas y quercus pyrenaica (rebollo, melojo o también llamado roble, en algunos puntos del país); una flora autóctona compleja que ha crecido al abrigo y sombra de estos, que también le han servido de defensa frente al ganado y la fauna silvestre. Los alcornoques que han emergido tienen además una calidad de caña excepcional, porque ramifican alto, y aportarán un corcho de muy buenas condiciones. «Nos encontramos el bosque y el sotobosque autóctono», resume Arenas.

Los trabajos de restauración forestal han dado lugar a unas 3.000 toneladas de aprovechamientos comerciales, en forma de madera y astillas que la Junta vende, y con esos fondos subvenciona las repoblaciones y los trabajos selvícolas. Los troncos irán a un aserradero de Vélez-Málaga para hacer tablones; y la biomasa astillada, a centrales térmicas de la provincia para producir electricidad. «Cuanto menos le cueste esto a la administración, mejor, somos gestores de lo público», recalca Antonio Pulido.

Repoblación extra

Además de la regeneración natural, y para reforzarla, se ha hecho un aporte extra mediante una repoblación artificial, que ha supuesto plantar un millar de ejemplares. Se ha elegido una variedad de hasta una decena de especies, tales como nogales, arces, serbales, almeces, pinos piñoneros, laureles e incluso cerezos (existían previamente en la zona en estado silvestre, de origen desconocido). José López Quintanilla, jefe del departamento de Actuaciones en el Medio Natural y coordinador Regional del Plan de Recuperación del Pinsapo, indica que se está experimentando de cara al futuro, para buscar aquellas especies que se adaptan mejor, ante el retroceso de los castaños, que están afectados por la avispilla y, sobre todo, por el hongo de la seca, el Chancro, que mata al árbol en pie en apenas dos meses.

La joya de esta parte de la actuación son los 230 acebos que ya se elevan por encima de sus mallas de protección, que sirven para evitar que los animales silvestres o el ganado se coman los brotes tiernos. Se trata de una especie amenazada y ya existían algunos ejemplares adultos naturales, por lo que se pretende incrementar su población.

Los técnicos de Medio Ambiente esperan poder crear un mosaico de especies, de manera que en el futuro no se pierda la imagen de los colores característicos del Valle del Genal, a la vez que se diversifican los rendimientos económicos (a madera, unos; a fruto, otros) y poder ofrecer a los agricultores aprovechamientos alternativos en caso de que el castaño se vea muy mermado. También se podrá hacer frente mejor al cambio climático, con más diversidad de flora. Dicho en una sola frase: «Nosotros también hacemos I+D+i».

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