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No hay duda de que los supermercados son los lugares de culto de estos tiempos en los que nadie quiere faltar, por lo menos, una vez a la semana. Imaginen uno que se encuentra colindante al Hospital Carlos de Haya, en una barriada de llena de gente. Es el caso del Supercor Exprés, en el que una de sus cajeras, Inmaculada Ortigosa, atiende amablemente a este periódico para charlar sobre el día a día en un espacio tan demandado: «Los días de trabajo desde que comenzó el confinamiento son unos días muy atípicos. Por regla general grises, y la preocupación se percibe en el ambiente. Nosotros intentamos trabajar con la mayor naturalidad posible. Mantenemos distancias de seguridad y el trato no puede ser tan cercano como hemos estado acostumbrados a tenerlo. Son días solitarios»
«Ha cambiado mucho el tipo de compra de nuestros clientes. Nuestra tienda se caracteriza por las compras rápidas donde el cliente espera poco tiempo para ser atendido. Vendemos muchos productos, no solo alimentación, también ocio. Los clientes están acostumbrados a ser atendidos rápidos. Ahora el tiempo de espera, aunque sigue siendo breve, parece que se dilata. Las compras de antes eran de menos artículos, y ahora la venta es de más artículos. El cliente compra más cosas que antes. Y hablando de ellos, de los clientes, tengo que lanzar un mensaje. Tenemos muchos clientes habituales y son maravillosos. Nos tratan con mucho mimo y cariño».
Con respecto a lo que más se pide, Ortigosa lo tiene claro: «Al principio del confinamiento se vendía muchísima celulosa y productos de primera necesidad. Muchos clientes que viven solas también adquirían comida enlatada, daba la sensación de que querían almacenarla. Cuando vieron que siempre tenemos existencias y las estanterías con contenido, los clientes empezaron a comprar para dos o tres días. Se demanda mucho por geles, guantes de un solo uso y por supuesto mascarillas. Los primeros días venían algo menos, pero ahora mismo tenemos muchas existencias de varios fabricantes, tipos y tamaños. Es raro el cliente que no nos pide mascarilla o guantes».No hay duda de que los supermercados son los lugares de culto de estos tiempos en los que nadie quiere faltar, por lo menos, una vez a la semana. Imaginen uno que se encuentra colindante al Hospital Carlos de Haya, en una barriada de llena de gente. Es el caso del Supercor Exprés, en el que una de sus cajeras, Inmaculada Ortigosa, atiende amablemente a este periódico para charlar sobre el día a día en un espacio tan demandado: «Los días de trabajo desde que comenzó el confinamiento son unos días muy atípicos. Por regla general grises, y la preocupación se percibe en el ambiente.Nosotros intentamos trabajar con la mayor naturalidad posible. Mantenemos distancias de seguridad y el trato no puede ser tan cercano como hemos estado acostumbrados a tenerlo. Son días solitarios»
«Ha cambiado mucho el tipo de compra de nuestros clientes. Nuestra tienda se caracteriza por las compras rápidas donde el cliente espera poco tiempo para ser atendido. Vendemos muchos productos, no solo alimentación, también ocio. Los clientes están acostumbrados a ser atendidos rápidos. Ahora el tiempo de espera, aunque sigue siendo breve, parece que se dilata. Las compras de antes eran de menos artículos, y ahora la venta es de más artículos. El cliente compra más cosas que antes. Y hablando de ellos, de los clientes, tengo que lanzar un mensaje. Tenemos muchos clientes habituales y son maravillosos. Nos tratan con mucho mimo y cariño».
Con respecto a lo que más se pide, Ortigosa lo tiene claro: «Al principio del confinamiento se vendía muchísima celulosa y productos de primera necesidad. Muchos clientes que viven solas también adquirían comida enlatada, daba la sensación de que querían almacenarla. Cuando vieron que siempre tenemos existencias y las estanterías con contenido, los clientes empezaron a comprar para dos o tres días. Se demanda mucho por geles, guantes de un solo uso y por supuesto mascarillas. Los primeros días venían algo menos, pero ahora mismo tenemos muchas existencias de varios fabricantes, tipos y tamaños. Es raro el cliente que no nos pide mascarilla o guantes».
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