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A. OJEDA
RONDA.
Lunes, 6 de noviembre 2017, 01:30
Como viene siendo habitual en el protocolo cofrade, con la llegada del mes de noviembre y coincidiendo con la festividad de Todos los Santos y el día de los Difuntos, las dolorosas se visten de luto. Una señal de duelo con la que las hermandades de Ronda muestran respeto por aquellos que ya no están. Tanto es así que la pompa, los colores y grandes joyas quedan relegadas a un segundo plano para mostrar una apariencia más compungida donde el protagonismo se centra en la propia belleza gestual de las imágenes.
La Virgen de las Penas luce su exquisitez habitual. La dolorosa, engalanada por sus camareras, Mabi Martín, María López y Ana Amaro, luce un rostrillo y pecherín de encajes en tono crudo y forma irregular, prestando especial atención a la voluptuosidad de las mangas. El conjunto se remata con un manto liso en negro y saya del mismo color y bordados en oro. Un broche, un rosario y la corona de salida completan un atuendo muy elegante. Por su parte, la Virgen de la Esperanza, vestida por Miguel Ángel Ríos, vuelve a ser fiel a su estilo con un rostrillo a tablas en color blanco roto que encuadra la cara de la dolorosa. El pecherín está calado y lleno de texturas. La imagen luce manto negro y saya de luto con brocados dorados. De la falda sale una gasa a modo de fajín vaporoso. En las manos porta una flor dorada, pañuelo y rosario. Un broche y la corona de camarín completan el atuendo.
En el caso de la Virgen de los Dolores, luce el sello de su vestidor, el sevillano Grande de León. Para la ocasión el creador ha apostado por un rostrillo marfil oscuro con encajes, combinado con pecherín en pico. Sobre un manto negro aparece una mantilla y saya negra con cíngulo dorado. Destaca un gran puñal clavado en el pecho, broche y corona de camarín.
Estilo castellano
La Virgen de la Salud, titular de la juventud cofrade del Huerto, es la primera vez que se viste así ya que hay que recordar que la imagen llegó a la ciudad poco tiempo antes de Semana Santa cuando fue presentada de la mano de su imaginero, Juan Manuel Montaño. La Virgen, que ha sido ataviada por el vestidor gaditano David Calleja, luce un estilo próximo al denominado 'luto castellano', que comienza en el año 1565 cuando doña María de la Cueva, condesa viuda de Ureña y camarera mayor de Isabel de Valois, dona uno de sus propios trajes de luto para vestir la imagen de la Soledad que talló Gaspar Becerra a instancias de la Reina de España. Tal fue el impacto de esta nueva iconografía que pronto se extendió a las dolorosas de toda la Península y los territorios conquistados por España. La Virgen se asemeja a una viuda castellana noble de la corte de Felipe II. Para la ocasión, la Virgen de la Salud luce un rostrillo de encaje marfil acabado en pico, con manto y saya en color negro liso. En la cabeza, una diadema de plata, y en el pecho, un puñal.
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