Damiano David, el verdadero divo
El líder de Mäneskin, la banda triunfadora de Eurovisión, se ha convertido en un nuevo icono de la música pop
Seguro que, a estas alturas, ya saben que una diva es valiente y poderosa y su vida es un jardín lleno de espinas y rosas. ... Sí, lo canta Melody, aspirante a estrella desde que era una niña que se movía con desparpajo entre gorilas rumberos. Ella había depositado en el Festival de Eurovisión sus esperanzas de brillar en el firmamento artístico, pero el certamen europeo no ha cumplido tales expectativas. Ahora bien, hacerse con el Micrófono de Cristal tampoco supone necesariamente el encumbramiento internacional. No ha sucedido ni siquiera con Johnny Logan y Loreen, que repitieron victoria. ¿Alguien se acuerda de Nemo o de JJ, los últimos ganadores? No, el éxito no asegura convertirse en divo. Pero hay excepciones. Ahí aparece el fantástico caso de Damiano David.
No, es cierto, no ha habido nadie así llamado que triunfara en el escenario continental. Pero, ¿se acuerdan de Manëskin? Efectivamente, era aquella banda italiana que no parecía italiana y que hace cuatro años consiguió el primer puesto. Los eurofans se quedaron un tanto desubicados con 'Zitti e buoni', una canción furiosa sobre la situación de los jóvenes carente de estribillos contagiosos. Sorprendentemente, el hard rock, un estilo alejado de sus mejores tiempos, seducía a públicos de todo el continente. El vocalista del combo, un tipo con una estética muy glam, era nuestro protagonista.
Nada presagiaba la repercusión posterior. En principio, muchos pensaron que el episodio se incluiría en la galería de rarezas del festival, pero, una vez más, la realidad no responde forzosamente a la lógica. La banda transalpina no sufrió el baldón que puede suponer Eurovisión a nivel de la prensa especializada y rentabilizó la fama. A diferencia de otros vencedores, volatilizados rápidamente, ellos fueron tan bien acogidos que aparecieron tanto en las listas de éxito de medio mundo como en los circuitos más alternativos y también fueron invitados a las galas de la MTV. Parecía que su apuesta por el rock de la vieja escuela les inmunizaba de prejuicios.
La formación, creada en 2016, ya contaba con el favor del público y la crítica en su país antes de su desembarco planetario. Tras obtener un segundo puesto en el concurso 'El Factor X', editaron un disco de gran repercusión comercial. El combo, que antes tocaba temas ajenos en los corredores del metro romano, se volvió un fenómeno de masas. Meses después de su triunfo eurovisivo, Estados Unidos se rendía a sus esencias rockeras. Mäneskin, que significa luz de luna en danés, actuaba en el show de Jimmy Fallon y en el Saturday Night Live, dos grandes acontecimientos de la televisión norteamericana.
Las ocasiones, ya se sabe, las pintan calvas. El año pasado, el cantante de la banda salió del armario. No como gay, sino revelando su verdadera identidad de figura pop con vocación mucho más 'mainstream'. Damiano David quería triunfar con una propuesta mucho más asequible y una estética mucho más convencional. Curiosamente, cuando se formó el grupo, originado entre los alumnos de un liceo romano, hubo reticencias a la hora de sumarle por discrepancias entre las preferencias más comerciales del intérprete y el sonido rotundo de la banda. Es muy posible que fuera admitido por su imagen desafiante, el rostro anguloso, la mirada seductora y el cuerpo tatuado, una sexualidad ambigua y la desenvoltura sobre el escenario de alguien que aparenta mucha experiencia.
Al estilo de Harry Styles
La estrategia del nuevo ídolo de masas ha sido perfecta. Supo enfilar su propia carrera aprovechando la aceptación de la banda. Ahora bien, 'Born with a Broken Heart', su presentación individual, mostraba el abismo entre su estilo, mucho más asequible, y el de la formación de la que provenía. Damiano no quiere ser Marilyn Manson, sino Harry Styles. Su bagaje italiano también se diluía en el perfil de un cantante típicamente anglosajón. 'Funny Little Fears', su primer álbum, revela cierta predilección por las baladas, los estribillos bien perfilados, la exquisita producción, la música electrónica y el deseo no confeso de llenar estadios repletos.
Tal vez sea una traición estética, pero, sin duda, las deslealtades rentables resultan mucho más llevaderas. La canción que lo ha catapultado ha conseguido más de 127 millones de reproducciones en Spotify, el nuevo baremo del éxito musical. La plataforma le concede más de 12 millones de seguidores, una cifra superior a la de los acólitos de Andrea Bocelli y Laura Pausini, los músicos transalpinos con mayor rédito internacional hasta la fecha.
El hijo de asistentes de vuelo, con formación cosmopolita y anterior vocación por el baloncesto, se ha convertido en un nuevo icono manufacturado desde el otro lado del Atlántico. David vive en Los Ángeles con su novia Dove Cameron, modelo y también cantante. Ya está de gira mundial, con conciertos en julio en Bilbao (BBK Live) y en septiembre en Madrid. Teniendo en cuenta que su primer disco se publicó hace escasamente un mes, su ascensión al Olimpo pop resulta increíble.
Él ha asegurado que no se ha producido la disolución de Mäneskin y que volverán. Pero, como sucedió con Styles, al que parece tener como referencia, ¿qué sucede cuando el vocalista se vuelve mucho más famoso que la banda que capitaneaba? ¿Volverá a su imagen arrogante, a maquillarse las pestañas y embutirse en buzos estampados con 'animal print'? ¿Regresará al rock desnudo y desafiante? ¿Compartirá el estatus de divo con Melody? ¿Y cómo será su jardín? ¿Habrá más rosas que espinas?
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