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JOSÉ MIGUEL MORALES
Jueves, 7 de abril 2016, 00:44
¿Por qué pescar desde kayak? Era la pregunta que sobrevolaba mi mente en mis jornadas de pesca desde la orilla, hace ya casi un lustro, cuando veía pasar ante mis ojos a gente en sus kayaks, desapareciendo en la lejanía. Fue al momento de mi primera salida, mientras me alejaba de la costa, cuando hallé la respuesta. Sin duda, la ausencia casi completa de ruido, roto ocasionalmente por alguna gaviota, el rugir del mar o el soplar del viento, era una sensación que aún no había sentido con mis dos pasiones hasta la fecha, la caza y la pesca desde orilla. Solo me quedaba una cosa por hacer, ¡pescar!
Es mi modalidad favorita y la que practico con más asiduidad desde hace tres años, y no solo por todo lo anterior, sino porque además, en este tipo de pesca deportiva, se aumentan sensiblemente las posibilidades de tener éxito pescando, algo que desgraciadamente, debido a la proliferación de la pesca industrial, en donde buques de arrastre usan sus trasmallos o palangres, está provocando que sacar algún pescado desde la costa se esté convirtiendo en una tarea cuanto menos complicada, debido al cada vez más reducido número de pescados que transitan las costas malagueñas por estas y otras técnicas de pesca.
Entre las modalidades de pesca más practicadas desde kayak podemos encontrarnos con la pesca al jiggin, de curricán, pesca de fondeo y pesca al vivo. En cuanto al jiggin, consiste en subir y bajar nuestro señuelo plomado, con intensos tirones, lo que generará un movimiento que incitará al pescado a 'comerlo'; a este jig podemos incorporarle plumillas, para la famosa pesca de jureles, caballas o cualquier depredador. En cuanto a mi modalidad favorita, el curricán, será el movimiento del kayak mediante nuestro remado el que hará mover los señuelos a decenas de metros de distancia. Es una pesca ideal para obtener lubinas o bonitos. También tenemos la pesca de fondeo, consistente en anclarnos a una determinada zona de pesca, para pescar con gusanos vivos. Pescar al vivo, con un pescado vivo de pequeño tamaño, al que se le adherirá un anzuelo grande y resistente con la finalidad de coger una gran pieza. Son los tipos de pesca más comunes desde un kayak.
Respecto al mantenimiento, hemos de saber que son objetos que no tienen ninguno, más que rociarlos con agua dulce tras cada jornada de pesca y cubrirlos con una lona si están al aire libre, para evitar el daño que puede causarles una exposición al sol prolongada. En cuanto a los materiales, tendremos desde hechos de polietileno, tricapas o sandwich (tres capas de plásticos comprimidos), fibra de vidrio y de carbono, lo que hará variar el precio sensiblemente, desde los 300 hasta el millar de euros.
Pero antes de decantarnos por un tipo u otro de kayak, hemos de plantearnos cuál será la modalidad de pesca a priorizar. Podemos escoger en forma de 'U', más lento aunque más estable. O por el contrario, si tenemos pensado pescar en movimiento, nos haremos con uno de mayor eslora y en forma de 'V', algo más inestables pero sustancialmente más veloces.
Una vez hecha esta elección, tendremos que decidirnos entre varios tipos de kayak, como el de mar clásico, cerrado y largo; el autovaciable, o sit on top, ya sea mono o biplaza, o los hinchables. Cabría citar la posibilidad de incorporarle un motor eléctrico, algo que en mi opinión, llega a desvirtuar este bonito deporte, cuya esencia es una bonita exigencia física. Los kayaks, tienen un transporte relativamente sencillo, ya que su liviano peso de entre 20 y 30 kilos, nos permitirá subirlo con nuestra particular técnica, a la baca de nuestro coche, para su posterior transporte, con la ayuda de unas ruedas atadas a él.
Equipamiento
Nuestro equipo variará en función de la modalidad. No puede faltarnos una cómoda pala para remar; en lo referente al equipo de pesca (cañas, carretes, señuelos, bajos de línea con anzuelos, sacadera para sacar un hipotético pescado de mayor calado, retel para guardar el pescado en el agua más fresco, licencia de pesca en vigor) será fundamental ir con un textil acomodado a la temporada del año, como un traje de neopreno, unos escarpines y guantes o protección solar. Además, una buena sonda que nos transmita información de lo que pasa debajo nuestra, como quó tipo de fondo tenemos, arena o piedra, o si hay pescados o no, o un GPS, que nos permita llegar a una determinada marca de pesca, nos darán un plus para una buena captura. En lo que a la seguridad concierne, antes de salir a pescar lejos de la costa, es clave echar una ojeada a aplicaciones o webs que nos informarán del estado de la mar (Eltiempo.es, Windguru o todosurf.com). Es importante amarrar todas las cosas a nuestro kayak con un cabo elástico, que pueda cortarse sin problemas; un chaleco salvavidas, que no es requisito obligatorio, aunque sí indispensable; una brújula y un silbato por si nos sobreviniera cualquier adversidad meteorológica como la niebla; un ancla, para poder estabilizarnos en nuestra zona de pesca, o incluso, por seguridad en días en los que la corriente pueda jugarnos una mala pasada, bengalas, unas pastillas de biodramina y un móvil bien cargado en una bolsa estancaa.
Respecto a la licencia, será la de pesca marítima de recreo de clase 2, la cual nos autorizará a la pesca recreativa marítima desde embarcación. A pesar de que nuestro kayak no es un barco, a falta de una regulación específica para la pesca desde kayak, esta será la licencia que nos permitirá pescar con total legalidad. Tiene una vigencia de tres años desde la fecha de expedición o renovación. La tasa a pagar es de de 11,15 euros.
Veamos cómo fue el lance del protagonista de nuestra foto. Leandro del Negro, 'Nano' para los amigos, con una preciosa sama, hembra del pargo, de seis kilos. «Salí con mi gran amigo Carlos Jurado, 'Champion', con un viento casi imperceptible de levante y el agua como un plato. Consigo coger un calamar para ponerlo de cebo, lo meto en el cubo con el oxigenador y, sin mas dilación, nos vamos al punto de pesca que teníamos previsto. Al minuto de echar el calamar al agua, sufro una intensa picada en mi caña, la agarro con fuerza y comienzo a recoger. Tras tres minutos de preciosa lucha, veo destellar el lomo de una bonita sama, cojo mi cocle para subirla y consigo izarla a bordo». Mi consejo para los que quieran iniciarse en esta pesca es saber escuchar, y para muestra un botón. Él no sabía nada de la pesca en kayak, pero supo aceptar su rol de aprendiz junto a Carlos Jurado. Además del pescado de la foto, Leandro ha sido capaz de capturar en el intervalo de un fin de semana dos pargos que han rondado los diez kilos de peso cada uno, algo sonado en el mundo de la pesca en kayak, estando para ello todo el verano, a razón de tres y cuatro salidas semanales
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