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DANIEL PANERO
Lunes, 27 de febrero 2017, 00:37
Sergio Asenjo se convirtió ayer en el triste protagonista de la visita del Real Madrid al Estadio de la Cerámica. Corría el minuto 25 cuando un remate de Karim Benzema encontró la respuesta del meta palentino. La parada fue poco ortodoxa, la hizo con la rodilla clavada, se había lesionado, otra vez. De inmediato, el feudo del Villarreal enmudeció y Asenjo se llevó la mano a su rodilla izquierda.
El gesto hizo recordar sus otros tres calvarios. El primero de ellos en 2010, cuando se rompió los ligamentos de la rodilla izquierda con el Atlético. El segundo, en 2011, fue con el Málaga pero en la rodilla derecha y la tercera, ya en el Villarreal, fue en abril de 2015, de nuevo en la rodilla derecha.
En esta ocasión el silencio que recorrió toda la grada del Estadio de la Cerámica está más que justificado. Sergio Asenjo es un futbolista capital para el equipo de Fran Escribá. Hasta la lesión había disputado todos los minutos del equipo en Liga, era el portero menos goleado de la competición y ningún meta en todo el torneo tenía un mejor porcentaje de paradas que él. El cuarto golpe que las lesiones dan a la carrera de Asenjo llega en el peor momento, cuando mejor estaba.
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