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VÍCTOR HEREDIA / HISTORIADOR
Sábado, 6 de junio 2020, 00:02
Una guía antigua nos cuenta que a mediados del siglo XIX muchos de los suntuosos edificios de La Habana colonial eran decorados con piezas cerámicas elaboradas en un alfar situado en el Camino de Antequera, el de los hermanos Sánchez. La calidad de los productos de ese taller quedaba certificada por su vocación exportadora. No hace falta irse tan lejos para encontrar algunos -pocos, desgraciadamente- ejemplos de piezas ornamentales de cerámica local en terrazas y tejados. Como esta bella copa decorada con guirnaldas y mascarones y rematada por un pebetero.'
LA SOLUCIÓN, MAÑANA DOMINGO
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