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«Picasso escribe pintura»
Arte ·
La Casa Natal evidencia en una cuidada exposición de producción propia la intensa relación del artista con la literatura más allá de su faceta como ilustradorTuvo cerca a más escritores que pintores, leyó con la misma voracidad que vivió y creó, en los momentos más oscuros se refugió en la escritura y en la rabia insolente de la juventud estampó en la puerta del Bateau-Lavoir –aquella nave de los locos compartida con otros tantos que pasarían a la Historia del Arte– una frase a modo de premonitoria bienvenida: 'Au rendez-vous des poètes', algo así como 'La reunión de los poetas'.
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La sentencia sirve también de título a la deliciosa exposición de producción propia que acaba de inaugurar la Casa Natal de Picasso. A partir de un conjunto de 145 piezas que dan cuenta de la amplia trayectoria del artista (están fechadas entre 1900 y 1969), la muestra evidencia una máxima destilada por su comisario, Carlos Ferrer Barrera, en los primeros compases del paseo: «La relación artística de Picasso con la literatura va mucho más allá de la de un mero ilustrador de libros».
El proyecto parte de esa premisa para desplegar una propuesta documentada y exquisita, rigurosa y seductora, donde la ambición intelectual vuela a la misma altura que la sensibilidad estética. Sin ir más lejos y sin menoscabo de la potencia de los fondos presentados, queda para el recuerdo de los habituales a la sala de exposiciones de la Casa Natal el diagrama que llega desde la pared presidencial de la primera sala. La pieza presenta a Picasso como el epicentro de un seísmo literario cuya onda expansiva llega a los consabidos André Salmon, Max Jacob o Guillaume Apollinaire, pero que también lo cruza con Pío Baroja, Azorín o Unamuno, pasando por el poeta caribeño Aimé Césaire.
De este modo, 'Au rendez-vous des poètes' comienza con la joya de la corona de la Casa Natal de Picasso: el cuaderno preparatorio número 7 de 'Las señoritas de Avignon', donde los bocetos para ese lienzo conviven con tentativas de ilustraciones para el 'Bestiario' de Apollinaire. La conjunción da cuenta de una constante en la obra del artista: incluso cuando tiene entre manos sus grandes obras, su creación 'literaria' siempre está presente.
Ese vínculo se abre con el nuevo siglo y el joven Picasso firmando las primeras ilustraciones en revistas literarias barcelonesas. En 1901 se cruzaría en su camino 'Arte joven', la influyente publicación cultural de la que Picasso sería director artístico y en la que entra en contacto con autores de la Generación del 98. Escritores como los citados Azorín, Baroja o Unamuno que no suelen vincularse con Picasso y que en esta exposición quedan retratados, en el sentido literal, por el malagueño.
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Llegarían entonces los años de la bohemia parisina, el Bateau-Lavoir, el hambre y la ambición. Turno para los famélicos saltimbanquis incluidos en la célebre Suite Vollard y emparentados con las 'Elegías' de Rainer Maria Rilke, expuestos junto a la deliciosa rareza del trabajo de Picasso para 'Chronique des temps héroïques' de su querido Max Jacob en una edición publicada años después de la muerte del poeta en un campo de concentración nazi.
Agilidad y delicadeza
Tiene el montaje la agilidad y la delicadeza para aprovechar un recodo del camino y convertirlo en una parada obligada. Una suerte de altar pagano en honor de Gertrude Stein, mecenas, confidente y catalizadora de la vanguardia artística en general y de Picasso en particular. Una frase de la norteamericana brota en la pared. Y en el centro de ese párrafo, tres palabras para entender la raíz de la relación del artista con las letras: «Picasso escribía pintura».
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Se refiere Stein a la formación del niño Pablo junto a su padre profesor de artes plásticas. Mientras otros pequeños escribían el abecedario, Picasso probaba lienzos para aprender a pintar como cualquier aprende a leer y escribir. De ahí pasa el montaje a los años de la guerra y el Picasso más combativo y comprometido. Un ejemplar de 'Sueño y mentira de Franco' como los que se pusieron a la venta en el Pabellón Español de la Exposición Universal de 1937 para financiar al bando republicano espera junto a otro de los hallazgos del proyecto: 'La corrida de luto' (1940). Se trata de un texto casi secreto donde Picasso «responde a la barbarie con dos elementos que lo vinculan a sus raíces Mediterráneas, pero también familiares: el toro y la paloma», en palabras de Ferrer Barrera.
El especialista pone luego el acento en el papel de Picasso como activista. Lo evidencia de nuevo con elegante rotundidad un montaje que brinda testimonios diversos de ese compromiso, desde la participación en la revista clandestina 'L'eternelle' hasta las obras para Robert Desnos, poeta y miembro de la resistencia francesa durante la ocupación. Desnos y su filiación surrealista tienden un puente levadizo con el siguiente apartado del montaje, donde brillan las colaboraciones de Picasso y Jean Cocteau.
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Hallazgos felices
Merece una parada sin prisa la pequeña punta seca 'Personaje de pie' (1956) para el libro 'Autre chose' de P. A. Benoit antes de recalar en otro hallazgo feliz del proyecto comisariado por Ferrer Barrera: las piezas de Picasso realizadas de manera expresa para acompañar los textos de Aimé Cesaire en su 'Corps perdu' (1950) que enlazan al malagueño con el siempre controvertido asunto de la negritud.
La implicación de Picasso con las propuestas literarias en las que participaba vuelve de nuevo a la palestra con sus trabajos en colaboración con Eugenio D'Ors, Ramón Reventós, Rafael Alberti o Camilo José Cela. En ellos, el malagueño salta las fronteras del mero ilustrador para ocuparse de capitulares, cubiertas, contraportadas, lomos y otros espacios del volumen intervenido.
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Y así llegará el visitante a la sala final. La traca final. Las catorce litografías de 'Poèmes et lithographies' (1954) donde Picasso une imagen y texto, verso y trazo, en una obra total. Un enigma como él mismo, que al abordar por primera vez a la jovencísima Marie-Thérèse Walter –compañera durante casi una década y madre de su hija Maya– siendo ya un mito del arte, le dijo que era poeta.
La exposición
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Título. 'Au rendez-vous des poètes. Picasso y los libros'.
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Lugar. Sala de exposiciones de la Casa Natal de Picasso. Plaza de la Merced, 13.
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Comisario. Carlos Ferrer Barrera.
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Fecha. Hasta el 25 de octubre.
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Horario. De 9.30 a 20.00 horas todos los días, incluidos los festivos.
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