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Quedan muy lejos aquellas noches de una Málaga musical, movida, 'underground' y con decenas de puertas abiertas de los mejores pubs y bares para hacer ... música en directo. Y eso los creadores experimentados como Javier Ojeda lo notan, tanto que reconoce que la escena local está «desfasada», más por la ausencia de espacios para que los artistas puedan presentar sus proyectos que por la carencia de nuevos álbumes o talentos en sí: «En Málaga falta escena musical, pero no faltan músicos. Hay un problema endémico con el tema del circuito de salas. A esos músicos les cuesta proyectar sus propuestas. Se habla de que Granada tiene una escena musical muy grande, pero en Málaga hay tantos artistas válidos como allí, o más», explica seguro sobre una problemática que afecta a veteranos y neófitos musicales.
Lo cierto es que ante este rompecabezas nada le para los pies a Ojeda, enólogo musical, animal de escenario con el que mantiene vínculo lleno de pureza; una relación de amor muy estrecha, duradera, nada tóxica y con férreos lazos que ni una pandemia mundial ha conseguido romper, y mira que lo puesto difícil. Pero esa es la esencia del malagueño, no dejar de crear en ningún momento para tener siempre a 'puntito' una nueva sorpresa para los que le siguen desde que aquel chaval de los ochenta les acompañaba en su primer beso con las melodías características de Danza Invisible.
Tras un periodo turbulento que le ha puesto a prueba, el artista se reconoce en el momento «más maravilloso» con su banda en solitario, y tanto es así que deslumbra con una programación de directos para estos meses de julio y agosto que es difícil de asimilar. «Este verano tenemos 15 conciertos cada mes, pero en muchos formatos, entre acústicos, en solitario, con Danza... y no es que esté contento, es que estoy en una nube», cuenta.
Aunque a veces hay que bajarse de ese nimbo que la euforia musical produce para dar buenas noticias. Su último trabajo ha llegado como agua de mayo a principios de julio, con temas que llevan la firma Ojeda y que ha titulado como 'DeCantando'. No obstante a lo largo de estos últimos meses ya dio algunas de las primeras pinceladas en redes sociales de lo que se podría escuchar en este álbum, pero su lanzamiento oficial ha sido más que bien recibido y hoy lo celebraremos junto al malagueño, su banda y artistas invitados en el Castillo de Gibralfaro.
Pero antes, una de las cuestiones que nos planteamos al conocer el historial de Ojeda sobre los escenarios y previendo la marcha de esta noche es: ¿Cómo se mantiene viva la energía, la ilusión y el ánimo siempre que uno sale a escena? La respuesta es rotunda: «Es cuestión de edad mental. Hay pocos artistas que disfruten tanto con su trabajo como lo hago yo. Seguir siendo músico me parece de lo más maravilloso que me puede ocurrir. Y el rock tiene un componente muy elevado de diversión y estado lúdico, soy la persona más adecuada para representar este tipo de música», afirma con una sonrisa tras el teléfono.
Cuando hablamos con el artista hacía de Ourense su tierra por tan sólo unos días para presentar en una pequeña gira en la provincia ese último trabajo en contextos en el que el vino juega un papel fundamental. Y hablando de ese brebaje, nos percatamos de que resulta para Ojeda un «late motiv» o el eje central de una historia que se va repitiendo conforme pasan los años. 'Días de Vino y Cosas' llegó en 2018 para hacerle un homenaje divertido, irónico y muy pegadizo. Pero es que ahora, en 2021, uno de sus últimos temas con videoclip incluido, 'Un puntito', nos envuelve de nuevo en una atmósfera vinícola: «Este tema habla de un personaje alcohólico, con mucho cachondeo. Es la típica persona que tiene mucho peligro, que sale de fiesta y se queda hasta las tantas. Y yo, bueno, de vez en cuando he sido así. Soy muy nocturno y fiestero y siempre lo seré, por eso estoy en la profesión perfecta», aclara.
Aunque el día a día de esa pasión supone un aguante estoico y la construcción de nuevos personajes y sonidos de forma constante para no quedarse atrás: «España trata fatal a los veteranos, nos condenan al olvido, aunque yo consigo sortear todo eso porque no paro de reinventarme. Es terrible que haya músicos veteranos que estén sacando cosas interesantes y no tengan donde tocar», relata, a pesar de que muchos de esos artistas experimentados como Ojeda asuman que las canciones que les llevaron a la cumbre les acompañarán toda la vida en sus directos: «Sé que el público que venga a verme quiere escuchar mis éxitos de los ochenta, pero no me resigno a vivir sólo de eso, quiero seguir haciendo música de calidad, y demostrar que soy un músico vocacional y válido», apostilla.
Aquellos que decidan pasar la noche del viernes en compañías fabulosas y con la estupefacción en una línea constante, aún se pueden adquirir las entradas para su show en las 'Noches de Gibralfaro', la primera de muchas para Ojeda ante una nueva etapa como Dioniso de la música.
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