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IVÁN GELIBTER
Lunes, 9 de junio 2014, 01:48
Y cuando habían pasado unos pocos minutos de las 22 horas, los motores comenzaron a rugir en el Auditorio. Ya bajo una noche de domingo que amenazaba con cerrarse Daddy Yankee, el rey mundial del reggeaton, encendió los motores de un show que retumbaba el suelo. La Gasolina prendió el fuego que calentó un ambiente que no decaía. Un salto tras otro eran combinados con los gritos de la multitud, cuyas vocaciones eran de coristas obligados cada vez que el puertoricense giraba la muñeca de la mano que sostenía el micro. Yes que la gente se las sabía todas, dejando un reguero de sensaciones que se intercambiaban entre brisas estivales y chiringuitos de playa. Podía ser la banda sonora de cualquier amor pseudoadolescente de alguno de estos últimos veranos. Los de cerca de los treinta con el carburante, y los que están viniendo ahora con su Pose. Parapetado con un uniforme negro de chungo y una cadena de oro con el símbolo de su marca, el artista no salió solo al escenario.
El público alrededor de 3.500 personas no salió defraudado, sobre todo porque le pusieron cara a lo que la más reciente juventud ha estado oyendo discoteca tras discoteca. Porque aunque Yankee sea también productor y actor tiene su propia película, Talento de Barrio, como por ejemplo 50 Cent no es de prodigarse mucho por España. En Málaga, pese a ser probablemente el cantante foráneo más oído en las noches de la provincia, nunca había actuado hasta ayer.
"La definición de un artista completo"
Dice Daddy que él es «la definición de un artista completo». Más que asegurar eso, anoche lo que hizo fue confirmar que esta música relativamente joven comparte algún punto en común con el rap y el hip hop. La demostración repetitiva del aquí estoy yo, de la necesidad constante de evidenciar quién es el mejor. Un eterno postureo, «caliente, caliente», que era fácil de contagiar y que es la prueba de la existencia de una identidad propia.
Como la gasolina que arrancó el primer coche de la noche, con el fulgor del incendio en su pleno apogeo, fueron uno por uno todos los minutos del show. Lo que pasó, pasó, está claro, y a menos que alguien surja de repente, por muchos años, el papi puede seguir diciendo que es «el mejor de todos los tiempos»... del reggeaton.
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