Zamora ha vivido esta medianoche uno de los momentos más emocionantes de su Semana Santa, tras dos años suspendido por la pandemia. El silencio reinó con el paso de la procesión de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente. Solo se rompió en el momento más esperado que se vivió con la llegada a la plaza de Viriato. Allí sonaba el canto a capela del Miserere, este año interpretado con mascarilla, mientras el Jesús Yacente avanzaba lentamente portado a hombros por ocho penitentes.- Redacción-
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