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El escritor Álvaro Pombo.
Álvaro Pombo: «No temo a la muerte, sí a perder la lucidez»

Álvaro Pombo: «No temo a la muerte, sí a perder la lucidez»

El escritor cántabro acaba de publicar ‘Un gran mundo’, una novela que cuenta la historia de una mujer inspirada en su abuela

Antonio Paniagua

Miércoles, 14 de octubre 2015, 15:30

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El escritor Álvaro Pombo (Santander, 1939) está convaleciente de una operación en que le han reconstruido el colon. Hace unos meses sufrió como él dice un cólico miserere y estuvo a punto de no poder contarlo, toda una tragedia para un escritor que dicta sus novelas y que adora la conversación. Estuve técnicamente muerto dos días, dice el novelista y poeta, que anda cansinamente y se expresa con voz fatigosa. Aunque ha visto de cerca a la muerte, no le tiene miedo. Sí que temo perder la lucidez, asegura.

Pese a la debilidad, atiende a los periodistas en su casa, atestada de libros y adornada con cuadros de motivos marineros. El miembro de la RAE acaba de publicar Un gran mundo (Destino), una novela que tiene como protagonista a Elvira, personaje inspirado en su abuela, una mujer brillante y elegante que llegó a ser directora de una reputada casa de modas. Sus creaciones están en el Museo del Traje y fue una de las fundadoras de Marbella.

Pombo ha vuelto a diseccionar el universo femenino con esta novela. El escritor, que tiene algo de feminista, considera a las mujeres más interesantes que a los hombres como materia narrativa. Las mujeres son más sustanciales, buscan más la interioridad que los hombres, a quienes les mueve sobre todo la acción.

A este escritor el ser cristiano y homosexual no le supone un gran desgarro y dice que son perfectamente compatibles ambas cosas. Soy un homosexual imaginario, ahora estoy retirado. Como dice mi amigo Eduardo Mendicutti soy un pregay. El Día del Orgullo Gay me parece una horterada.

El Premio Nacional de Narrativa en 1997 no se desdobla ni se ve a sí mismo en su doble condición de poeta y prosista. Poesía y narración se intercalan en mis obras y se explicitan entre sí constantemente. No elijo entre poesía y narración, hago las dos cosas a la vez.

Álvaro Pombo pertenece a esa estirpe de escritores que dicta sus obras, como hacían a veces Dickens, Valle-Inclán y Oscar Wilde. No existe el peligro de caer en la oralidad, el verdadero peligro es la textualidad. Dictar me permite ver la historia delante de mí. Hoy se escriben textos terriblemente largos y pesados. La novela de alta gama que se estila ahora incurre en ello. Como soy muy melómano, tengo mucho sentido del ritmo, y eso lo meto en mis frases.

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