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Una de las imágenes del futuro distópico de 'The Private Eye'. Editorial Gigamesh

¿Qué le ocurriría a la sociedad si Internet dejara de existir?

El cómic 'The Private Eye' presenta un futuro distópico en el que los datos personales se hicieron públicos y la gente vive detrás de máscaras para preservar su intimidad

Jon Sedano

Málaga

Viernes, 6 de julio 2018, 01:17

«Cuando estamos solos, buscamos en Internet lo que realmente queremos en la vida». Esta frase engloba el principal problema que se dio durante el Gran Diluvio, que es como se denomina al momento en el que la nube digital fue vulnerada y los datos empezaron a llover. En un mundo en el que todo se guarda en la red, fotos, textos, historiales de navegación, etc., un acceso total puede desquebrajar la sociedad más que un cataclismo en Wall Street. Todo el contenido que se creía privado pasaría a ser público. Según 'The Private Eye', el cómic de Brian K. Vaughan y Marcos Martín, lo peor fue que se conociera los historiales de navegación. Cuando pensamos que nadie nos ve es cuando actuamos como realmente somos, sacando lo peor y lo mejor de cada uno. Que todo saliera a la luz hizo que se rompieran familias, se despidiera a gente y el mundo sufriera una hecatombe sin parangón. Una ficción que dista poco de ser real cuando las noticias de robos de datos digitales son diarias.

La paranoia que generó llevó a que para la década de 2070 Internet ya fuera historia. La huella digital se rechazó, la gente camina por las calles con máscaras para ocultar su identidad y la policía está en manos del Cuarto Poder, es decir, de los periodistas. Todo ha vuelto a ser analógico y no hay nada digital por miedo a un segundo diluvio.

The Private Eye. SUR

En medio de esa situación, Patrick Immelman trabaja como paparazzi, o como se le denomina en el futuro, detective privado sin licencia. Su misión consiste en sacar a la luz trapos sucios de las personas a la vieja usanza: siguiendo y fotografiando aquello que busca. Pero todo cambia cuando una mujer que le había contratado aparece asesinada. Lo que en principio parecía un robo con violencia esconde la punta de un complot secreto que puede destruir los cimientos de esta nueva sociedad.

Trajes holográficos y noir, mucho noir, se dan la mano en un futuro distópico donde el pasado está muy presente. Un contrapuesto a la clásica 'Blade Runner' que engancha a los lectores de principio a fin. La serie, que se compone de 10 números, sorprende en cada página tanto por su estética como por las premisas que va mostrando, que tienen su cénit en la parte final. Un clímax que pone fin, pero no punto final, a una serie donde Vaughan ha vuelto a demostrar que es un genio en lo que a guiones se refiere. Aunque sin la presencia de los lápices, o en este caso, de los trazos digitales de Martín y el color de Muntsa Vicente, 'The Private Eye' no tendría el carisma que la hace tan buena.

LAS RECOMENDACIONES

La Joven Frances SUR

Ethan Rilly deja atrás su seudónimo para firmar esta obra con su nombre: Hartley Lin. El cómic, nominado en los Premios Eisner 2018, cuenta la historia de una asistente jurídica llamada Frances Scarland. Su mundo se convierte en una montaña rusa de situaciones cuando empieza a ascender en su empresa de manera imparable mientras deja atrás a colegas de profesión. Su compañera de piso y amiga, Vickie, refleja en las páginas el sueño americano de triunfar en Hollywood. Un cómic que profundiza en los objetivos que se persiguen en el día a día y en el tránsito a la vida adulta, asumiendo, se quiera o no, responsabilidades que cambian la personalidad de cada uno.

Rumble 1. El color de la oscuridad. SUR

«Un espantapájaros dios guerrero entra en un bar y mete de lleno una moderna ciudad estadounidense en un enfrentamiento que ya dura 10.000 años». Esta es la premisa de la última obra de John Arcudi y James Harren que se publica en España. Con un estilo de dibujo que recuerda al de David Rubín, el cómic lleva a los lectores a una lucha que ha permanecido oculta a los ojos de la humanidad durante siglos. Personajes mitológicos se dan la mano con protagonistas que se alejan de los arquetipos del héroe clásico, dándole una vuelta de tuerca al concepto de fraternidad en una epopeya que promete grandes dosis de acción, aventura y algo de humor.

Las historias jamás contadas de Spiderman. SUR

'Marvels', de Kurt Busiek y Alex Ross, sentó las bases para una serie de cómics con historias más serias y un estilo fotorrealista que se alejaba de lo común. En la editorial Marvel se dieron cuenta de su éxito y quisieron repetir la fórmula, pero esta vez utilizando a su personaje fetiche: Spiderman. El resultado fueron una serie de 25 números publicados a comienzos de los 90 que volvían a los orígenes del héroe. Busiek y Rogern Stern ofrecían historias «jamás contadas» donde se expandía la etapa clásica del trepamuros. Ahora, Panini ha decidido recopilar en un gigantesco volumen toda esta etapa junto a los especiales que se publicaron y a un gran número de extras.

¡Universo! SUR

¿Y si en el futuro una gigantesca empresa descubriera cómo se puede viajar en el tiempo y usar esa tecnología para poner su marca en todo y que así el universo le pertenezca? Por muy loca que sea esta premisa, Albert Monteys sabe aprovecharla y crear una serie de cómics autoconclusivos, aunque conectados entre sí, que recuerdan en su estructura a la serie 'Black Mirror'. El futuro es solo un telón de fondo con el que narrar al lector los peligros de un mundo dominado por la tecnología. Eso sí, todo ello aderezado con el humor que caracteriza a su autor, con el que es capaz de contar hechos escalofriantes y tecnicismos desde un prisma afable.

La muerte del Capitán América. SUR

Salvo en contadas ocasiones, en sus comienzos, Marvel siempre fue a la cola de DC Comics. El Capitán Marvel es un reflejo de ello. Un personaje que copia hasta en el nombre al que muchos conocen por Shazam. La Casa de las Ideas carecía de ellas. Pero en 1982, Jim Starlin, padre del universo cósmico de Marvel con Thanos en cabeza, quiso desmarcarse de lo cotidiano y matar a un personaje que no había llegado a despuntar del todo. La forma de hacerlo, tocando un tema como el cáncer, supuso un antes y un después en las historietas, hasta el punto de que su salida fue dentro de la línea Novelas Gráficas, que se dirigían a un público más adulto.

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