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Falta justo una semana para el estreno. Es, admite Antonio Banderas, la «zona más dura» de una producción musical. «Todo el mundo está agotado. No ... dormimos, hay nervios…», explica sobre las tablas del Teatro del Soho Caixabank, rodeado de todo el elenco. Pero desde las butacas solo se ven buenas caras y sonrisas. El poder del escenario. Banderas presenta 'Gypsy', la quinta producción musical del Soho, la cuarta bajo su dirección y la más estilo Broadway de todas. Cinco años después de empezar su aventura teatral en Málaga, el actor y director se atreve con uno de los clásicos del teatro americano («'Gypsy' es América», decía el letrista Stephen Sondheim) y lo lleva a la escena con un concepto absolutamente anglosajón.
30 actores
integran el reparto que dirige Antonio Banderas, un elenco intergeneracional, con muchos «repetidores» de musicales anteriores del Teatro del Soho.
26 músicos
músicos de la orquesta Larios Pop del Soho interpretan en directo las complejas partituras de Jule Styne bajo la batuta de Arturo Díez Boscovich.
150 piezas
de vestuario, diseñado por Rafael Garrigós, dan brillo y color al espectáculo, con hasta 17 cambios escenográficos.
En 'Gypsy', habrá funciones matinales sábados y domingos (a las 14 horas, con un 'brunch' previo para quien quiera) y empezarán a las siete entre semana. Para el elenco, Banderas confía en la experiencia de veteranos del género, como Marta Ribera, Marta Valverde, Carmen Conesa o Paco Morales, junto a la frescura de una nueva generación de artistas. Y en la estética, apuesta por lo conceptual, pero con los brillos, la espectacularidad y el factor sorpresa que definen al circuito teatral más famoso del mundo. El resultado se desvelará el 17 de octubre, y permanecerá en Málaga -al menos- hasta mediados de enero.
Con letras de Stephen Sondheim y música de Jule Styne, la obra traslada al espectador a la América de los años 20 y 30, donde Rose, una «madre coraje» e implacable, busca convertir a su hija Gypsy en una estrella del vodevil a cualquier precio. Es, dijo Banderas, una reflexión sobre «la patología del triunfo, esa sensación de que siempre hay que triunfar por encima de lo que sea». Una obsesión por el éxito que se asocia mucho al mundo norteamericano, pero que ahora «está mundialmente extendido de otra forma a través de redes sociales donde todos tenemos nuestro canal privado de comunicación, nuestros avatares».
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La adaptación de Banderas, algo necesario para hacer «entendibles situaciones que son muy norteamericanas», deja entrar «aire fresco» en una obra que se remonta a 1959. Lo hace con una propuesta más conceptual de lo que fue en origen, abstrayéndose en cierta forma de la época en la que teóricamente sucede la acción. «Nos aproximamos a los años 30 pero nos damos el permiso para guiñar un ojo a la época actual», explica. Por ejemplo, con el personaje de June que interpreta Laia Prats, con una llamativa peluca azul y una actitud rebelde que recuerda más a una estrella pop que a una artista del burlesque del siglo pasado. «Tratamos de buscar algo personal y único de esta producción, que tenga ese toque», indica.
Sucede también con la puesta en escena: con pocos elementos, consigue la magia. Como en sus anteriores producciones, Banderas huye de lo obvio sin renunciar al asombro del espectador. El elemento clave de esta propuesta son unos grandes y brillantes telones que se abren y cierran «descubriendo los diferentes mundos». Sobre ellos se proyecta información gráfica y vídeos, que contextualizan la escena. Y para eso, Banderas también ha contado con el talento local, con el arte del creador José Luis Puche, que 'pinta' digitalmente algunos de esos telones.
Banderas marca también la diferencia con el 'casting': aquí hay diferentes cuerpos y diferentes edades. Jóvenes (y solventes) artistas como Lydia Fairén ('Gypsy') y Prats, comparten escena con veteranos del género que se muestran sin complejos. Ahí está Carmen Conesa, a sus 64 años, maravillosa con un modelo 'mini' de artista de burlesque, «feliz» de formar parte de este proyecto y agradecida por el «gran regalo de poder enseñar los 'bodys' estén como estén». A su lado, con la misma estética, Marta Valverde, con casi 50 años de trayectoria en los escenarios. «Conocí a Antonio en el 'casting' y me dijo 'qué currículum tienes'. Yo le contesté: La guinda que le falta a mi currículum es 'Gypsy'. Y él me ha dado este regalo». La lista de veteranos continúa con Paco Morales, Chemari Bello, Carlos Seguí y al frente de todos: Marta Ribera.
De hecho, como contó Banderas, el impulso de hacer 'Gypsy' nació de trabajar con ella en 'Company', «de saber que había una persona muy cerca que tenía todos los colores que iba a necesitar un personaje tan complejo como el de Rose». «Intento evitar pensar que tengo tanta responsabilidad, si no no seguiría adelante. Intento dejarme llevar por todo lo que me dice el maestro Antonio, el maestro Arturo Díez Boscovich y el maestro Borja Rueda», declaró Marta Ribera, que ejerce de implacable madre de artista en este musical. «Y no me he equivocado ni un ápice», celebró Banderas, a lo que Ribera le respondió con un beso en la mejilla.
Fue uno de los muchos gestos de complicidad que se vieron entre el equipo, con un buen número de «repetidores» de musicales anteriores del Teatro del Soho. Un ambiente familiar que Banderas propicia desde el momento de la selección. «No solo había que encontrar a gente que supiera hacer su trabajo, que actúa, canta y baila a un nivel fuerte, también necesitábamos encontrar personas con un nivel humano que estuvieran dispuestas a someterse al sacrificio de unos ensayos duros y una convivencia sana», señaló. Y así ha sido: «Es una familia, vengo a trabajar como si fuera a casa de mi tía. Nos cuidamos mucho», añadió Prats.
Para empezar, en los horarios. Antonio Banderas aplica la normativa que obliga a dar un descanso de 48 horas a los actores e implanta sesiones matinales los fines de semana. De esa forma, la última cita del domingo será a las 14.00 horas y el elenco no volverá al teatro hasta el martes para la sesión de las 19.00 horas. Este cambio permite a Antonio Banderas atraer a un público diferente, «que se desplaza de lugares de alrededor» de Málaga y puede plantearse ver un musical al mediodía y «volver a casa a una hora normal». De hecho, desde la web del Soho se ofrece un servicio de bus gratuito para determinadas fechas desde Marbella, Benalmádena y Vélez. Y se da la opción de completar la entrada con un 'brunch' en el restaurante Tercer Acto, del que es socio Banderas. «La gente va a jugar al fútbol a las doce, a las dos, a las cuatro, a las seis, a las ocho y a las diez. Y nadie protesta de eso», reflexionó el actor. Asumió que es una apuesta y también «un riesgo». «La respuesta de si funciona te la daré en un par de semanas», apostilló.
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