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Una chica con una máscara y una falda vaporosa cruza el pasillo con prisas y se pierde en el interior de una habitación de la que salen voces entonando una canción. Enfrente, se escucha un intenso taconeo flamenco de decenas de pies al unísono. Unos metros más allá, es música de ballet lo que suena mientras un grupo de jóvenes en mallas practican el clásico 'plié' de danza. Y arriba, entre la sala de maquillaje y la contigua, parece que se celebra una fiesta de disfraces con chicos y chicas con extrañas vestimentas. Pero nada de eso: aquí se aprende así. El trasiego constante de alumnos, la música de fondo, los pasos de baile y el 'atrezzo' forman parte de la cotidianidad de ESAEM (Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga), el centro privado de alto rendimiento artístico que ha conquistado a Antonio Banderas. El actor malagueño quiere convertir el auditorio de la escuela –que lleva su nombre– en un escenario aliado del Teatro del Soho y promoverá actividades formativas. El propio Lluís Pasqual reconoció que fue una visita a este centro ubicado en el barrio de las Delicias lo que le terminó de convencer para aceptar la dirección del espacio que impulsa Banderas.
Tras esas siglas, hay una escuela de 630 alumnos de toda España y parte del extranjero homologada como conservatorio profesional de danza, que imparte el doble Grado de Arte Dramático y Artes Escénicas y que cuenta con estudios de bachiller artístico. En sus 22 aulas un niño puede empezar a formarse a los 8 años (incluso a los 4 con clases de iniciación) y terminar a los 23 siendo un artista integral capaz de bailar flamenco y danza urbana, de actuar en un musical y en una obra de teatro gestual, de cantar y hasta de hacer esgrima. Sin salir del campus, sus alumnos pueden sacarse el título de bachiller por las mañanas y prepararse por las tardes para acceder al doble grado superior. Alrededor de 60 jóvenes incluso duermen en las coquetas residencias que se reparten por sus instalaciones. Hay comedor, biblioteca y zonas de esparcimiento. Y todos sus profesores son profesionales en activo. «En España no existe ninguna escuela igual a este nivel», asegura Marisa Zafra, directora y alma máter de ESAEM.
Desde que el proyecto empezó en 2005 en su primera sede, no ha parado de crecer. El trabajo se ha intensificado tanto en las últimas semanas que hasta Marisa se ha trasladado a vivir a la escuela. En breve afrontarán la tercera y última fase de ampliación que convertirá su escenario –con las mismas dimensiones que el del Cervantes– en un teatro con acceso directo desde la calle. Contará con alrededor de 270 butacas retráctiles (casi el mismo aforo que el Echegaray), con un hall de entrada y un segundo piso con la sala de control, zona VIPy más aulas de formación. «No será una sala B, sino que Nuria Espert podría actuar perfectamente allí, aunque para verla tendrían preferencia los alumnos de la escuela», dijo Banderas en la presentación del Teatro del Soho en Madrid. Además, forjarán también alianzas educativas con cursos especializados para los alumnos orientados a la interpretación y a otras parcelas como la dirección y producción, en las que el malagueño tiene sobrada experiencia. El centro, además, es la base de operaciones de las audiciones en Málaga del musical 'A Chorus Line' que inaugurará el escenario de calle Córdoba en octubre.
ESAEM se expande en metros cuadrados y también en proyección. El foco está ahora puesto en la internacionalización del centro con el reto de consolidar la escuela en el mapa mundial. «Y ya nos cuesta atender todas las demandas de universidades norteamericanas que quieren venir aquí», asegura Zafra. Alumnos del Boston College y de quince universidades agrupadas en el Council on International Educational Exchange (CIEE) ya han pasado por ESAEM con cursos puntuales o estancias de larga duración. Estos días reciben a estudiantes de la Escuela Bardaar de Oslo (Noruega) y en breve les visitarán de Bryant University, Dickinson College y Stanford. Quieren aprender todas las disciplinas, pero muestran especial interés por el flamenco y por la fusión entre el arte jondo y el urban style que impulsa esta escuela, lo que empieza a conocerse como 'spanish lessons', como la canción de Madonna.
ESAEM cuenta con un aval difícil de igualar: «Ninguno de mis alumnos graduados está en paro. Tenemos un cien por cien de colocación». La directora lo confirma frente a uno de los paneles que decoran los pasillos con imágenes de algunos espectáculos del centro: «Elena Zafra es asistente de coreografía en 'La Voz', Borja Rueda es coreógrafo en 'Tu cara me suena', Julia Ruiz ha sido seleccionada para un musical...», detalla mientras señala uno a uno. De hecho, ya es extraño no encontrar a un alumno de ESAEM en cualquiera de los musicales de la Gran Vía o de gira por España. Por ese motivo, hace un año los Premios del Teatro Musical otorgaban a la escuela su galardón especial.
Pero si hay un rostro que se repite por toda la escuela, ese es el de Antonio Banderas. «Porque esta es una escuela inspirada en él, es el espejo en el que nos queríamos mirar. Y la escuela está en Málaga por eso», asegura Zafra. Nacida en Barcelona, coordinó durante años la Escuela de Radio y TV y formó parte de la directiva de la Escuela Superior de Comunicación de Granada (ESCO). Conocía bien Málaga, visitaba a menudo los platós de Coín con sus alumnos. «¡Aquí se estaban rodando diariamente series de televisión!», exclama. Pero ella sentía que a los actores que salían de las escuelas convencionales les faltaba algo: «No tenían una formación integral como artistas, como sucede en EEUU». Allí, argumenta enumerando nombres de estrellas que responden al perfil, se da por hecho que un intérprete sabe cantar, bailar y actuar.
Se animó entonces a montar la suya propia y se estableció en Málaga, la tierra de su admirado Antonio Banderas. Primero en unas naves en el Polígono Alameda, después en Plaza Mayor en el espacio dejado por la discoteca Pachá y ahora en más de 3.000 metros cuadrados de lo que era un antiguo colegio de Las Delicias, un barrio que ha notado su llegada. Trasladaron su sede allí a finales de 2014 y desde entonces, aseguran, el precio del alquiler y venta se ha multiplicado. Incluso hay anuncios de pisos que publicitan las «vistas al jardín de ESAEM», un oasis de desconexión para los alumnos. Muy cerca está La Librería del Teatro y algunos comercios y cafeterías se han reformado tras la llegada del nuevo 'vecino'.
«Sabíamos que Málaga sería un lugar que Antonio Banderas miraría. ¡Y fíjate! Sueñas algo y de golpe se hace realidad. No hay palabras», dice con orgullo Marisa Zafra.
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