El duelo interpretativo de Leigh y Brando es uno de los más intensos que se recuerdan
Rebobine, por favor
'Un tranvía llamado Deseo': El relato sureño más violento y pasional
Rebobine, por favor ·
La producción prescindió de algunos elementos de la obra original de Tennessee Williams para evitar la censura, pero su resultado se tradujo en una de las mejores películas de la Historia
A Marlon Brando se le transparenta la camiseta blanca sin mangas cuando llega a su casa. Ese sudor, en realidad, procede del mismo lugar ... que el agua del río Mississippi que recorre las calles de Nueva Orleans, la ciudad más pasional de todo Estados Unidos. La metáfora más profunda jamás escrita por Tennessee Williams es el trasfondo de 'Un tranvía llamado Deseo', el relato sureño violento y descarnado que brincó de las tablas al cine para encumbrar aún más al propio Brando, pero también a una Vivien Leigh que solo pudo arrancarse del todo a Blanche el día que perdió su vida.
Tras su paso por el West End y posteriormente por Broadway, la historia de los Kowalski pedía a gritos que se trasladara a la gran pantalla. A principios de los 50, Williams insistió al director Elia Kazan (que ya la había dirigido en teatro) para que se encargara del filme, aunque para ello tuviera que hacer modificaciones en el guión. El realizador aceptó, pero el escritor se vio obligado a eliminar la referencia claramente homosexual del marido de Blanche; así como a reescribir el final. Stella –al contrario que en el libreto original– se separa de Stanley tras la violación, porque con ello se pretendía desde la moralista industria 'dar una lección al personaje'.
Un tranvía llamado Deseo (1951)
Director:
Elia Kazan
Reparto:
Vivien Leigh, Marlon Brando, Kim Hunter, Karl Malden, Rudy Bond
Premios:
Cuatro Oscar: actriz (Leigh), dirección artística en blanco y negro, actor de reparto (Malden) y actriz de reparto (Hunter). 12 nominaciones
Dónde verla:
Google Play, Apple y Rakuten
Sin embargo, ninguna de estas cuestiones ensombrecieron lo más mínimo el resultado final. Salvo Vivien Leigh (que había hecho de Blanche en la producción teatral británica dirigida por su marido Laurence Olivier), el resto de intérpretes ya formaban parte del plantel de 'Un tranvía llamado Deseo' que se había representado en Nueva York, como el caso de Marlon Brando, Kim Hunter, Karl Malden o Rudy Bond, entre otros.
A Jack Warner no le convencía Jessica Tandy para el papel de Blanche, así que recurrieron a Leigh, que a pesar de no prodigarse mucho en el cine llegaba con el cartel de gran estrella tras protagonizar 'Lo que el viento se llevó' doce años antes.
La película se rodó en 1951 en apenas 36 días, porque la producción pudo contar de manera simultánea con los dos sets de rodaje, una situación poco habitual. Una de las mejores ideas que tuvo Kazan fue ir achicando precisamente el set que correspondía a la casa de los Kowalski, permitiendo de esa manera que la situación fuera más agobiante para el espectador a medida que avanza el metraje.
Brando y Leigh en un descanso del rodaje
Blanche y Stanley
Stanley
(coge las cartas): Primero les echaré una miradita.
Blanche:
¡El contacto de su mano es un insulto para esas cartas!
Stanley:
¡Déjese de farsas!
Blanche:
¡Ahora que las ha tocado, las quemaré!
Stanley:
¿Qué son?
Blanche:
Poemas. Los escribió un joven que ha muerto. ¡Lo herí como querría herirme usted a mí, pero no puede hacerlo! Ya no soy joven y vulnerable.
Pero por encima de estas cuestiones técnicas, quienes elevaron la película a obra maestra fueron sus dos protagonistas. Al principio no estaban cómodos, pero finalmente terminaron por compenetrarse para rodar esas escenas en las que el machismo y la pasión de Brando confrontan con la locura, los sueños perdidos y la culpa de Leigh. «Era capaz de arrastrarse por un suelo de cristales rotos con tal de dar vida a su personaje», dijo Kazan entonces de la actriz británica, a la que en los primeros compases del rodaje le tenía que recordar que no estaban haciendo teatro.
'Un tranvía llamado Deseo' le supuso a Vivien el segundo Oscar de su carrera tras el recibido por 'Lo que el viento se llevó', todo un hito teniendo en cuenta que no era americana, y del poco número de filmes en los que había trabajado. «No soy una estrella de cine, soy actriz. Ser una estrella de cine, sólo una estrella de cine, es una vida falsa, vivida por falsos valores y por la publicidad. Las actrices trabajan mucho tiempo y siempre hay papeles maravillosos para representar», afirmó la intérprete cuando se le preguntó por qué no se prodigaba más en Hollywood.
La pareja formada por Vivien Leigh y Laurence Olivier duró veinte años y acabó antes de que ella falleciera en 1967
En realidad, Vivien Leigh fue una mujer marcada por una enfermedad mental que la hizo sufrir durante buena parte de su vida. Aunque falleció con apenas 53 años debido a la tuberculosis, el final de su relación con Laurence Olivier y otros avatares de su vida personal no ayudaron en absoluto a luchar contra una bipolaridad que, por momentos, hizo que Blanche y Vivien fueran una única y atormentada persona.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.