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BEETHOVEN JUNTO A MOZART

MANUEL DEL CAMPO

Domingo, 1 de diciembre 2019, 00:48

Quinto de los programas de abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga en el Teatro Cervantes con el maestro José Luis Gómez como director invitado y un repertorio de obras a base de Beethoven (obertura 'Coriolano' y 'Séptima sinfonía') y de Mozart ('Idomeneo', música para ballet). En este comentario nos referimos al concierto que tuvo lugar el pasado viernes, repetición del que hubo el jueves.

Gran lector de los escritores estoicos de la antigüedad, conocía Beethoven la historia de Coriolano, violento guerrero y orgulloso general desterrado por el Senado romano, que organizó un ataque contra Roma y a quien solo las súplicas de su mujer, Volumnia, y su madre, Venturia, pudieron inspirarle clemencia. Música enérgica e incluso áspera como también tierna y persuasiva según le inspiran los personajes. El maestro José Luis Gómez, mesurado en sus gestos con firmeza y seguridad llevó este 'Coriolano' acentuando en especial los momentos más dramáticos y recibió los primeros aplausos del público que llenaba el Teatro Cervantes. Del catálogo mozartiano de música para ballet, por cierto no fue muy prolífico el compositor austriaco, es importante este 'Idomeneo', cuyos diversos números deben señalarse en su variada calidad. Extensa y contrastada la 'Chaconne', siendo la joya de la partitura la 'Gavotte', donde cautiva la música y el mismo Mozart recurre a ella años más tarde en su 'Concierto n.º 25 en do mayor' para piano y orquesta. Puede que la lectura de 'Idomeneo', dentro de su corrección, no llegara a un punto culminante, de todas maneras con sabor pero sin entusiasmar.

Fue Wagner quien bautizó como «apoteosis de la danza» a la 'Sinfonía n.º 7' de Beethoven, pieza de un irresistible impulso rítmico, que no decae en ningún momento, podríamos afirmar que ni en el segundo movimiento, el tercero es un ecléctico 'presto' y demoledor el último 'allegro con brío'. La energía no estuvo ausente en la versión de la 'Séptima' conducida por José Luis Gómez y que bien secundó la Filarmónica malagueña. No decaía en ningún momento la velocidad desde la ostentosa introducción como el encantador 'allegretto' y ese 'presto' que continúa (¿no recuerda a alguna danza campestre?) y el enormemente efectista del último movimiento, subrayados ritmos, también otros momentos delicados y con volumen sonoro. En honor del director y los profesores de la OFM sonaron los mayores y más sostenidos aplausos de la jornada.

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