La Navidad en Gravura tiene tela
El taller estrena su ya tradicional muestra colectiva de final de año, que en esta ocasión supera el centenar de obras
Antonio Javier López
Martes, 20 de diciembre 2016, 01:21
«La íbamos a llamar Tela marinera, por la situación que atraviesa el mercado del arte... Pero al final lo hemos dejado en Tela...», comenta entre risas Francisco Aguilar, artista, grabador, profesor y alma máter del Taller Gravura, que ya ha convertido en una suerte de tradición navideña su exposición colectiva en torno a una idea, un formato o las dos cosas.
«Casi he perdido la cuenta... Siete u ocho años llevamos ya con esta propuesta colectiva para despedir el año. La idea surge de Marian (Mariana Martín, la otra mitad de Gravura, que gestiona el taller junto a Inmaculada Carrasco). A Marian se le ocurrió trabajar sobre este tema: la tela como soporte, pero también como concepto», sigue Aguilar.
Y así Gravura sirve un año más de punto de encuentro diverso y gozoso, misceláneo y sugerente. Para la ocasión, el veterano taller malagueño ha reunido las creaciones de 38 artistas nacidos o residentes en la provincia. Cada uno aporta un máximo de cinco obras, aunque, como detalla Aguilar, la media está en cuatro propuestas. El resultado es una panorámica que ronda las 150 piezas. Obras que tienen en común no sólo el uso de la tela como soporte o excusa, sino también la frontera espacial de los 20 centímetros por cada lado.
Porque en Gravura no sólo hay pinturas, dibujos, fotografías y collages. También hay esculturas, como recuerda el propio Aguilar. «Robert Harding, Antonio Yesa, Perry Oliver y Yolanda Relinque han realizado piezas escultóricas; además, algunos pintores también han trabajado el volumen como Charo Carrera», detalla el director de Gravura.
Aguilar avanza que la exposición que abrirá pasado mañana y se mantendrá el cartel hasta el 20 de enero también ofrece hallazgos como la pieza de Emmanuel Lafont, un dibujo sobre lienzo, técnica que el artista afincado en Málaga está empezando a experimentar, tal y como añade Aguilar. Junto a esa propuesta, Chema Lumbreras se mantiene fiel a sus pequeñas figuras, que aquí aparecen con un paño usado por el artista en su taller. Ola enigmática aproximación de Laura Brinkmann a la burundanga. O la delicadeza de Alba Blanco en su pequeña obra titulada El abrazo de mi padre.
«Hemos logrado reunir un número importante de obras, más de cien. Teniendo en cuenta el espacio del que disponemos, se trata de un montaje muy complicado y laborioso que requiere mucho trabajo para que la exposición quede compensada. El precio de las obras ronda los 100 euros, se trata en todos los casos de piezas únicas y, como en las ediciones anteriores, hemos querido proponer precios asequibles para intentar dinamizar el mercado local y que la gente de anime a crear su propia colección de obras de arte», sigue el responsable de Gravura.
Y así, proyecto a proyecto, Gravura se mantiene al pie de cañón desde su recacha de la calle San Juan. «Va a hacer ya 36 años, parece mentira...», piensa en voz alta Aguilar, que a principios de los 80 se mudó desde el local que compartía con su maestro José Faría en Callejones del Perchel hasta la actual ubicación del taller. «Gravura significa grabado en portugués. Quise mantener el nombre como homenaje a Faría», rememora el director de Gravura, una aventura a la que aún le queda mucha tela que cortar.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.