El dueño, José María Ochoa (tercero por la izquierda), junto a algunos de los colaboradores del bar malagueño.

Adiós al 'refugio del rock' en Málaga

El bar alternativo Vive Le Rock echa el cierre porque «es imposible llegar a fin de mes»

ISABEL VARGAS

Viernes, 8 de enero 2016, 00:14

«Bares, qué lugares, tan gratos para conversar», cantó en su día el vocalista de Gabinete Caligari Jaime Urrutia. Para conversar, sí. También para conocer a gente con inquietudes similares, escuchar la música que a uno le apasiona o encontrar un lugar de fiesta que resulte familiar. Ese lugar donde se descubre con ilusión canciones nuevas.

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«De eso iba el Vive Le Rock», responde José María Ochoa, el dueño del negocio ubicado en la calle José Denís Belgrano, cuando se le pregunta por la huella del casi extinto pub. Mañana él, junto a sus «fieles parroquianos», celebrarán a partir de las 22.00 horas una fiesta de despedida. «Lo haremos por todo lo alto. Con conciertos en acústico, pinchada de algunos disc-jockeys que han pasado por la cabina del bar, el clásico torneo de futbolín y un barril de cerveza. Todo gratis», declara Ochoa.

Desde que José abriera el pub han pasado más de ocho años. «La idea del Vive Le Rock surgió de manera natural. El rock es la música que había escuchado siempre», cuenta. «No quería montar un bar donde se pinchara música comercial. Buscaba una alternativa. Antes del Vive monté el Sonoro en el mismo emplazamiento, un bar de pinchadiscos. Entre ellos Miguel Payda o Jorge Luque», relata este exalumno de Administración y Dirección de Empresas que empezó en el negocio de la hostelería organizando fiestas de fin de año.

«El bar Sonoro empezó bien, pero el horario era corto y el público demandaba estar allí hasta muy tarde», argumenta. El cierre del Vive Le Rock tiene su origen, según cuenta Ochoa, en la escasa rentabilidad económica y el poco relevo generacional. «Las nuevas generaciones ya no escuchan tanto rock», razona. «También han abierto muchos bares low cost con precios más bajos. Nosotros no hemos variado mucho los precios en ocho años, lo admito, pero nos hemos comido dos subidas del IVA», se justifica.

Hace dos años intentaron reanimar el negocio. «Hicimos unas cuantas reformas en el bar dándole una capa de chapa y pintura», detalla el dueño. Sergio Méndez Sergi, cantante del grupo malagueño Terral, se ofreció para programar directos en acústico y hacer de técnico de sonido. El Vive Le Rock no cuenta con una licencia para dar conciertos, pero Ochoa admite que el Ayuntamiento y los vecinos han sido «permisibles» con el asunto. Desde entonces Mundo Chillón, El Kanka, Pedro Pastor o El Manin han pasado por su pequeño escenario. En el recuerdo de algunos malagueños quedará esa fachada pintada por el artista Eduardo Luque Lalone; sus frases de canciones roqueras en la pared, donde más de uno se habrá fotografiado; su gente; sus conciertos de cantautores y «su rollo».

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El joven malagueño habla en pasado durante toda la entrevista. «Ya lo tenía asumido. Hacía malabares para llegar a final de mes», admite. El Vive Le Rock no ha sido el único. Muchos otros bares alternativos de la zona también cerraron en su momento, como el Underground, el Village Green o el B52 (el Muro Bar ahora). «Mi recomendación a nuestros habituales es que vayan a pubs donde haya gente con inquietudes. Seguro que encontrarán su hueco, su refugio donde escuchar los discos o vinilos que se ponen en casa», anima a hacer Ochoa. Así será.

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