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Nacho Carmona
Martes, 16 de mayo 2023, 09:58
«Los profesionales que nosotros formamos tienen que estar preparados para ir a cualquier unidad, desde urgencias o cuidados intensivos hasta pediatría o salud mental», reflexiona Isabel Morales, directora del Departamento de Enfermería de la UMA, junto a la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, Noelia Moreno, ambas con un palpable semblante de orgullo. Y con razón, porque la UMA ha sido considerada, por parte de la Fundación CYD (Fundación Conocimiento y Desarrollo, que preside Ana Botín), una de las cinco mejores universidades de España para cursar el grado de Enfermería. Para ello, se han puesto en valor y se han analizado los siguientes parámetros: enseñanza y aprendizaje, investigación, transferencia de conocimiento, contribución al desarrollo regional e inserción laboral.
«Tenemos que sacar unos profesionales formadísimos, porque van a ser los que os atiendan cuando tengáis un problema», dicen. Para este fin, se antoja fundamental que los alumnos aprendan en base a conocimiento teórico y formación práctica. Mención especial para el sistema sanitario, que está «perfectamente coordinado» con la Universidad de Málaga; más si cabe después de la pandemia: «Los primeros que deseaban que los estudiantes volvieran al hospital eran los propios profesionales sanitarios porque, ¿qué compañeros iban a tener si no? ¿Con qué preparación? Ellos también son parte de nuestro éxito», reconocen. Al fin y al cabo, fruto del trabajo de generaciones, desde la investigación hasta el plan de estudios diseñado para los propios alumnos.
Ambas, Noelia Moreno e Isabel Morales —o lo que es lo mismo, decana y directora de Departamento—, achacan este éxito al trabajo de todos los que forman el equipo, desde la plantilla docente hasta los propios estudiantes: «Los hospitales de Europa nos pedían que nuestras enfermeras fueran a trabajar con ellos desde que se enseñaba Enfermería en la antigua escuela de Martiricos. Los reclutaban y se los llevaban». Esa fuga de cerebros se ha combatido con medidas para fomentar que los profesionales se puedan quedar en su ciudad y en su país en buenas condiciones, aunque a día de hoy siga siendo atractivo irse fuera «porque está mejor pagado», reconoce Morales. «En ocasiones, en el extranjero ofrecen muchísimo: un sueldo mayor, casa y una carga de trabajo bastante más cómoda», cuenta. La cosa, no obstante, tiende a cambiar, porque si no se ofrecen mejores condiciones las enfermeras se terminarán marchando a otros países.
La relación de los profesionales de la enfermería con el extranjero es más que curiosa. Las competencias que aquí aprenden están más que homologadas más allá de nuestras fronteras. Y digo más allá porque «los que van al extranjero acaban casi siempre trabajando en unidades especiales». La formación en España «es de las más completas del mundo». En la mayoría de casos fuera del territorio «las van adquiriendo con formación posuniversitaria». Las más de 2.500 horas de formación práctica y tutelaje clínico sitúan a los profesionales españoles en el olimpo del gremio de la enfermería a nivel mundial.
Y aunque la profesión esté bien valorada a ojos de todos, afirman convencidas de que el trabajo de enfermera es el más desconocido de toda la rama sociosanitaria, junto al de terapeuta ocupacional. «¿Todo eso hace una enfermera?», escuchan casi a diario este tipo de profesionales por parte de algunos de sus pacientes. La atención 24 horas que ofrecen y el constante contacto con los pacientes hace que su labor sea clave para que la cadena sanitaria funcione como el gran mecanismo que es.
La pandemia ha dejado pocas consecuencias y conclusiones positivas. Solo algunas, como la puesta en valor del trabajo de los profesionales de la enfermería. Tanto, que la demanda por parte de los preuniversitarios hacia el grado de Enfermería ya es el segundo más demandado por detrás de Medicina. Ha superado a Fisioterapia tras el confinamiento. El primer curso de la era Covid dejó un repunte en matriculados y egresados en carreras de carácter social y sanitario de hasta un 17%; con especial interés por parte de los aspirantes en esta rama. Y al margen de la gran preparación que ofrece la Facultad de Ciencias de la Salud de la UMA en sus titulaciones, Isabel Morales y Noelia Moreno achacan parte del éxito del funcionamiento de la facultad en «la riqueza humana» que forman todos los que trabajan en ese edificio, sin distinción.
El estudio llevado a cabo compara y analiza datos referentes a los grados de Enfermería y Medicina. Desde la demanda por parte de quiénes optan a una plaza en todas y cada una de las universidades españolas hasta sus tasas de inserción laboral, los sueldos percibidos, la diferencia entre géneros y otros datos de interés relacionados con estas dos carreras del sector sociosanitario.
El estudio llevado a cabo por la Fundación CYD ha dejado sendas conclusiones sobre los grados de carácter social y sanitario a nivel nacional. La demanda por parte de los preuniversitarios hacia los grados de Enfermería y Medicina se ha disparado en los últimos tres cursos (desde el curso 2019/2020, el último antes de la pandemia) en un 65,2% en caso de Enfermería y en un 73,1% en el de Medicina. Explicado de otro modo, el grado de Enfermería recibía, antes de la pandemia, tres solicitantes por cada plaza ofertada. Hoy son casi cinco (4,6) los que 'pelean' en lo académico por hacerse con cada una de las plazas. Ha aumentado un 10% respecto al curso pasado. El total de plazas ofertadas en todo el territorio español es de 14.156 (10.162 en las universidades públicas y 3.994 en las privadas). En Medicina, el patrón ha sido más o menos el mismo. En números y para ser exactos, los casi ocho (7,8) solicitantes por cada plaza que el grado tenía antes de la pandemia, hoy son 13; un 3% más que el año pasado. En España hay un total de 7.518 plazas para estudiar este grado en todas sus universidades: 5.904 en las públicas y 1.614 en las privadas, según el Ministerio de Universidades.
Esto se debe al 'numerus clausus': el número máximo de estudiantes admitidos en cada grado. ¿El objetivo? Ofrecer mejores conocimientos prácticos y evitar la masificación durante el periodo de prácticas, en este caso, en los hospitales. Las universidades españolas fueron pioneras en llevar a cabo esta medida. Todas las comunidades autónomas del territorio ofrecen la posibilidad de estudiar estos dos grados salvo La Rioja, que no tiene Facultad de Medicina. Madrid, por su parte, es la que más plazas oferta seguida de Cataluña y Andalucía.
La pandemia ha hecho mella en los servicios sociales, de todos los tipos, y también en quiénes aspiran a dedicarse a ello. El primer curso tras el confinamiento dejó un repunte en matriculados y egresados en carreras de carácter social de hasta un 17%.
Enfermería y Medicina poseen mayor presencia de mujeres en sus aulas, un 73% total: el 68% de chicas en Medicina y el 82,5% en Enfermería. «Ha sido una carrera históricamente muy feminizada», cuenta la directora del Departamento de Enfermería de la UMA, Isabel Morales. Tanto es así, que la OMS y el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) reconocen el genérico del profesional de la enfermería como «enfermera», por ser «histórica y eminentemente femenina». Sin embargo, es algo que con el tiempo apunta a cambiar e igualarse; al igual que está pasando, en el caso contrario, con grados de carácter técnico como las Ingenierías e históricamente relacionados al interés masculino. «Antes los porcentajes eran mucho más dispares», cuenta Noelia Moreno.
Solo Ingeniería Informática supera a Medicina en la relación precio-crédito, de media. 20,42 euros es el precio de la primera por 20,33 euros que cuesta el crédito en Medicina. Por otro lado, ambas, sumada a Veterinaria y Enfermería, completan la lista de cuatro grados con una inserción laboral superior al 90%. Medicina posee una del 95,1% y Enfermería, del 93,1%.
«¿Y los sueldos?», se habrá preguntado más de uno. Pues el 80% de los graduados en Medicina cobra por encima de los 2.000 euros, el 12% se sitúa entre los 2.000 y los 1.500 euros y solo el 6% ingresa menos de 1.500 euros. Los recién enfermeros, algo menos: el 26% supera los 2.000 euros, el 46% se sitúa entre 2.000 y 1.500 euros y el 28% de los graduados ingresa algo menos de 1.500 euros.
Montse Álvarez pertenece al gabinete técnico de la Fundación CYD, la institución investigadora del estudio. Han elaborado un informe con las cinco mejores universidades del país para cursar Medicina y Enfermería. ¿Cómo? En base a los siguientes parámetros: enseñanza y aprendizaje, investigación, transferencia de conocimiento, contribución al desarrollo regional e inserción laboral.
En Medicina, este ranking lo completan la Universidad de Navarra, la Universitat de Barcelona, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Salamanca y la Universitat Internacional de Catalunya; en ese orden. En Enfermería, también la Universidad de Navarra, la Universidad de Alicante, la Universidad de Cantabria, la Universidad de Málaga y la Universidad de Castilla-La Mancha. La Facultad de Ciencias de la Salud se apunta así otro tanto importantísimo, en lo que va de año, en relación con su buen hacer desde los despachos hasta las aulas y los centros sanitarios de la ciudad.
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