Un estudio de la UMA revela que los ciudadanos demandan un cambio en el modelo económico
Investigadores de la Universidad de Málaga demuestran, tras realizar una encuesta nacional a 1.001 personas, que el 70% suspenden al sistema a la hora de tomar medidas para proteger la sociedad y el planeta
teresa r. del sol
Martes, 8 de febrero 2022, 00:29
En los últimos años, los ciudadanos se han levantado para pedir a los líderes políticos una transformación en el sistema actual en un intento de reducir el impacto del cambio climático con movimientos como 'Fridays For The Future' en ciudades de todo el mundo. Otra de las preocupaciones que afloran con más intensidad periódicamente es el empleo debido a las crisis. En poco más de 10 años el mundo ha sufrido dos recesiones económicas, esta última en 2020 provocada por la pandemia, que no solo ha causado desempleo sino que también ha aumentado la desigualdad. «Los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99 % de la población mundial se habrían deteriorado», según un informe de enero de Oxfam. Un estudio realizado por la UMA muestra cómo las principales preocupaciones de los españoles son el empleo y el medioambiente.
El 78% de los encuestados creen necesario una transformación del modelo de economía para conseguir un beneficio más directo para la sociedad y el planeta. Este estudio, 'Propósito y reinvención del capitalismo', ha sido realizado por los investigadores de la Universidad de Málaga Alejandro Álvarez-Nobell, Isabel Ruiz-Mora y Belén Barroso, en colaboración con CANVAS estrategias sostenibles, encargados de realizar la encuesta. También han participado las consultoras Punto de Fuga y Cronopios; y colaborado DKV, IKEA, Leroy Merlin y Unilever. La muestra ha sido tomada a 1.001 personas en todo el territorio español con una amplia representación geográfica y socioeconómica.
El punto de partida para este estudio surge con la tesis doctoral sobre procesos de comunicación en organizaciones sostenibles de Belén Barroso y con los antecedentes de la también tesis de Ruiz-Mora sobre responsabilidad social en las empresas del Ibex-35. «Le pregunté a las empresas cuestiones de comunicación, el ADN. Pero claro, a la ciudadanía era donde teníamos que ir a preguntarle que al final es la que compra y la que paga impuestos», explica la investigadora Ruiz-Mora.
Los resultados de la encuesta muestran cómo el 52% de los españoles suspenden al sistema económico y social actual con una media de 4,02; el 31,1% lo aprueba y solo el 2,6% lo califica de sobresaliente. Además, sobre el grado de transformación necesario el resultado es mayoritario, un 78% lo califica de mucho o bastante.
«Es un consenso intergeneracional, no son solo los jóvenes, pensábamos que quizás los 'millennials' son los que suspenden, no, en el estudio salió que es intergeneracional, unánime», puntualiza Alejandro Álvarez-Nobell.

« Todos queremos que nuestros hijos puedan seguir habitando el planeta, necesitamos cuidarlo»
isabel ruiz-mora

«Hace falta un marco regulatorio, nosotros solos no podemos y la ciudadanía está preparada»
bELÉN Barroso
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda de 2030 impulsada por Naciones Unidas han servido como guía para preguntarle a los ciudadanos sobre sus preocupaciones. El término 'sostenibilidad', tal como lo conocemos hoy, se remonta a hace más de 30 años atrás cuando aparece por primera vez en el informe Brundtland o 'Nuestro futuro en común', elaborado por varios países de la ONU donde se puso sobre la mesa como objetivo el satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras. «No es un concepto nuevo, pero hemos llegado a 2021 para que la ciudadanía, la población mundial, pueda asumir lo que supone cuando hablamos de sostenibilidad. Sostenibilidad no es algo que está de moda ahora, es un concepto antiguo. Lo que está de moda ahora es la capacidad que vamos a tener para satisfacer las necesidades en el futuro y nos hemos dado cuenta en 2021», cuenta Isabel Ruiz-Mora. Los tres ámbitos de acción que abordan los ODS son los referidos a lo social, ambiental y empresarial.
Los temas que más preocupan a los españoles por orden de importancia son: el tener un trabajo decente y progreso para la vida digna, el cuidado de la salud y bienestar de las personas, garantizar el agua potable y las energías limpias o la toma de decisiones para combatir el cambio climático. Además, casi un 70% de las personas le dan un suspenso a la respuesta del sistema ante el medio ambiente. Con respecto a las medidas de actuación, para el 64% de la ciudadanía deberían ser en el ámbito social en primer lugar, para el 44% las segundas medidas adoptadas deberían ir destinadas para proteger el medioambiente y el 62% sitúa en tercer lugar las medidas empresariales.

«Empieza a haber al menos un consenso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030»
ALEJANDRO álvarez-nobell
Sobre cómo están respondiendo las administraciones públicas y las empresas a las necesidades vitales que más preocupan a los españoles, las suspenden con una media de 4,24. Al mirar con más detalle en cómo valoran a los organismos o instituciones públicas, el único ámbito que consigue salir airoso y aprobar es el educativo. Los partidos y líderes políticos se llevan la peor nota con un 2,44.
Una gran mayoría de los encuestados expresan el descontento de su situación y del futuro, pero ¿quién creen que podrá liderar un cambio en los próximos años para un impacto positivo en la sociedad y el planeta? Los ciudadanos vuelven a confiar en la educación como principal eje transformador, a continuación se encuentra la Unión Europea y los Organismos Internacionales. Los porcentajes mínimos se los vuelven a llevar los partidos o líderes políticos, la Iglesia y líderes empresariales.
«En la última crisis económica de 2008, los países del sur de Europa se vieron abocados a la situación que todos conocemos guiados por las grandes organizaciones, los grandes organismos internacionales, cosa que ahora ha sido todo lo contrario, es decir, Europa ha liderado un movimiento para que ningún país se vea en la situación que tuvimos que afrontar en 2008, entonces por eso aquí también sale en el top 3», expresa la investigadora Ruiz-Mora sobre la confianza en los organismo internacionales.
Empresas con propósito
«Hay un 80% de la ciudadanía que dice que las empresas tienen que velar por el impacto positivo social y ambiental», explica Barroso. Y cada vez son más las que su sistema de negocio se desarrolla en tres vías: social, ambiental y económica. Son las 'empresas B' o de triple impacto, en España son 100 y a nivel mundial casi 4.000.
Su nacimiento ocurre en 2006 en Estados Unidos y Canadá con un movimiento de personas interesadas en el sistema económico actual. Por ello crearon una ONG llamada 'B Lac' con el objetivo de crear una red de apoyo para las empresas que quieran ser sostenibles. La ONG creó una herramienta gratuita para que cualquiera de ellas pueda medir estas tres vías de impacto que posee 200 niveles. La manera de obtener el sello de certificación es alcanzar al menos 80 del total de requisitos.
«Certifica tu modelo de gobernanza, es decir tu modelo de negocio, el impacto sobre el medioambiente, sobre clientes, sobre trabajadores, sobre la comunidad, son cinco aspectos. Te dice cómo gestionar para poder certificarte cuando haces la autoevaluación entonces te va dando luz donde tienes que ir mejorando tu impacto. Hace muy poco 'B Lap' se alió con el Pacto Mundial de Naciones Unidas y crearon una segunda herramienta, 'on-line' y gratuita, para medir tu impacto, llamada 'SDG Action Manager'», cuenta la investigadora Belén Barroso.
La experta Ruiz-Mora explica que son empresas cuya creación en sí hace que se creen pensando en el impacto positivo, diferente a la responsabilidad social, «digamos que la responsabilidad social es cuando la empresa se da cuenta que tiene que gestionar los daños que está generando en el entorno. Entonces, asume que está generando un impacto negativo en el medio ambiente, tiene que compensarlo y empiezan a implementar estrategias para solventar esos ámbitos en los que está impactando negativamente», expresa.
Las nuevas empresas ya se crean buscando ese bien común, un propósito inherente a ellas, no les cuesta trabajo asumir esa responsabilidad. En Málaga ya existen empresas B, una de ellas fabrica el 100% de su ropa con residuos del mar y en España hay grandes marcas que se incluyen dentro de 'B Corp Spain'. Otros grandes líderes empresariales también están dando el paso, Larry Flink, uno de los hombres más poderosos de la Bolsa, advirtió de que penalizaría a los clientes que no asuman el riesgo climático.
Aunque existe una gran proliferación de empresas cuyo negocio se encauza a un modelo más sostenible el 60% de los encuestados no conoce este tipo empresas. Si bien un 29% ha oído hablar de ellas, apenas un 2% de las personas tiene una relación directa con alguna 'empresa con propósito' y solo el 6% sabría identificar alguna marca.
Hacia una reinvención
«Hay otra dimensión importante de personas que creen que las empresas también están pensando en lo económico y lo social, entonces ahí está la oportunidad», cuenta la experta Barroso. El 44,9 % de los encuestados consideran que las empresas solo se mueven buscando beneficios económicos y el 44,4 % creen que aunque su principal propósito es maximizar sus ingresos, los acompañan con acciones de impacto positivo para las personas y el planeta.
Y la ciudadanía, ¿está preparada y se implica con el cambio? Más del 60% de los españoles afirman estar concienciados con el medio ambiente y se consideran comprometidos con sus acciones, sin embargo, solo el 9% realiza buenos hábitos habitualmente y el 47,8% ocasionalmente.
El proceso es lento, pero cada vez se premian más a las empresas con propósito y existen más criterios que afectan negativamente a la adquisición de bienes y servicios al conocer la procedencia, la población está más formada y concienciada. «Lo que necesitamos es que las organizaciones con propósito mejoren su ámbito comunicativo para que sepan trasladar ese propósito. El concepto de sostenibilidad cada vez nos suena más. No se trata de que el modelo sea tranformado hacia el comunismo o sea necesariamente el actual capitalista, ni ir en contra de las empresas porque en las empresas hay personas. Al contrario, estamos hablando de que hay que plantearse otra forma de hacer las cosas», explica Belén Barroso.
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