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El profesor Juan Manuel Antúnez en el Campus de Teatinos. Claudia aranda

Un estudio de la UMA demuestra que las personas vespertinas regulan peor sus emociones

Investigación. Un estudio del profesor de Psicología de la UMA Juan Manuel Antúnez determina que los vespertinos padecen más depresión y ansiedad

claudia aranda

Martes, 8 de diciembre 2020, 00:19

El profesor de Psicología de la Universidad de Málaga Juan Manuel Antúnez ha realizado un estudio que demuestra que las personas que se acuestan tarde regulan peor sus emociones. El estudio ha analizado cómo se relaciona la tipología circadiana -cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario- con las estrategias de regulación emocional.

En esta investigación, se clasifica a las personas en tres grupos: matutinos, vespertinos e intermedios. «La población en general está representada por un 20% de matutinos, un 20% de vespertinos y un 60% de personas intermedias», explica Antúnez. La característica principal de los matutinos es que les gusta madrugar, «no les hace falta el despertador para levantarse a las siete o a las ocho de la mañana», afirma el profesor. Se encuentran más frescos y más activos durante las primeras horas del día, rinden más en el trabajo y se sienten con mayor energía para hacer deporte. Además, Antúnez añade: «Conforme pasan las horas del día el cuerpo se va relajando, preparándose para la hora de descansar, a lo mejor sobre las nueve y media o diez de la noche el cuerpo les pide irse a dormir».

Por otro lado, las personas vespertinas son aquellas a las que les cuesta mucho madrugar. Estas personas se levantan de manera natural sobre las once o doce de la mañana. Juan Manuel Antúnez señala que estos se encuentran mejor para hacer cosas por la tarde o por la noche, ahí es cuando más activos se encuentran y cuando su cerebro presenta un mayor rendimiento. «A ese grupo de personas, a las doce de la noche el cuerpo les pide no irse a dormir, porque es cuando más pueden rendir», cuenta.

El estudio demuestra que este último grupo de personas padece mayores problemas psicológicos, siendo los más comunes el consumo de sustancias -principalmente alcohol, marihuana y cocaína- y la depresión. «Lo que no sabemos es si va antes el huevo o la gallina. Yo no podría determinar si alguien es vespertino porque tiene depresión, o tiene depresión porque es vespertino», expone el investigador. Lo que sí se puede determinar es que las personas vespertinas tienen mayor tasa de depresión que las matutinas. Antúnez lo desarrolla de la siguiente manera: «Si cogemos una bolsa de vespertinos y otra de matutinos, con el mismo número de personas, habrá más personas con depresión en la bolsa de vespertinos».

Esto se podría utilizar para paliar la depresión. El profesor explica que si se trabaja para adaptar ese ciclo biológico al ciclo social y a las horas de sol la depresión se palia en cierta medida. «Es una forma de tratamiento. Las personas con depresión cuando van a consulta te cuentan que no hacen nada: están siempre acostados, no salen a la calle, no les da el sol, están descompasados y duermen a deshoras. Si a esa persona le vas poniendo pautas horarias, disminuye la severidad de la depresión sí o sí», señala.

'Jet Lag Social'

El 'Jet Lag Social' es un desajuste entre el ritmo biológico y las demandas de horarios sociales. «Es decir, que a mí mi cuerpo me pide que me levante a las doce, pero mi jefe me dice que tengo que estar a las ocho en el trabajo, cuando mi cerebro está dormido», explica Juan Manuel Antúnez. Este desajuste, si se da durante muchos años, puede generar un desgaste ya que el cerebro debe estar en pleno rendimiento en un tramo horario en el cual no puede dar de sí lo que el cuerpo le está pidiendo. Esto puede dar lugar a problemas de estado de ánimo y frustración. El investigador añade: «A su vez, esto podría conllevar al consumo de sustancias, incluso de drogas, para reducir este déficit. El consumo de café es muy típico, es el arma de los vespertinos para luchar contra ese 'Jet Lag Social'».

Pero, ¿es la vespertinidad un rasgo genético o está determinado por más factores? Antúnez afirma que hay una parte que es heredada, la de los llamados 'genes del reloj'. Estos determinan de cierta manera que una persona sea matutina o vespertina, pero no totalmente, también influyen los hábitos. «Hasta la persona más vespertina puede trabajar y educarse para ser más matutina, incluso al revés. Esto requiere paciencia, constancia y hábito», señala el profesor.

Asimismo, las personas vespertinas también presentan otros problemas psicológicos como ansiedad, problemas alimenticios -bulimia y anorexia - o problemas de sueño como el insomnio. «Si te tienes que dormir a las doce de la noche y tu cerebro está superactivo en ese momento, pues evidentemente vas a tener insomnio», explica Antúnez.

La edad está relacionada

Los niños y niñas cuando nacen son muy matutinos. Con tres o cuatro años casi todos suelen levantarse temprano. Esta tendencia se mantiene hasta la adolescencia. Juan Manuel Antúnez señala que una vez nos vamos acercando hacia la adolescencia vamos cambiando al polo más vespertino. «Hay un punto en la adolescencia en el que ya somos completamente vespertinos y nos hemos olvidado de lo que era madrugar, porque no nos gusta», añade.

Asimismo, una vez se pasa de la adolescencia a la adultez y de la adultez a la senectud, las personas van volviendo paulatinamente hacia el polo más matutino. «Por eso, en la población adulta hay un gran porcentaje de personas que son intermedias. En la adolescencia hay muchos vespertinos y en la vejez hay muchos matutinos», concluye.

El uso de las nuevas tecnologías ha promocionado aún más la orientación vespertina de las personas. «Hace 40 años, cuando se iba la luz no había nada que hacer y te acostabas. Ahora se tiene Netflix, el móvil, Instagram... Y claro con todo eso se potencia la vespertinidad», explica Antúnez.

Si atendemos al género, explica el investigador, no encontramos evidencias claras de que haya alguna relación. A pesar de existir numerosos estudios al respecto, Juan Manuel Antúnez asegura que las últimas investigaciones no le permiten concluir que haya más matutinos o vespertinos por género.

Juan Manuel Antúnez cree que el confinamiento potenció, de alguna forma, la vespertinidad. Pero no es que las personas matutinas se hayan convertido en vespertinas, sino que los vespertinos se han «dejado llevar». «El confinamiento lo que hizo es que la gente dejara más fluir su ritmo y fueran menos forzados», explica. Lo que sí tiene claro es que el 'Jet Lag Social' se ha disminuido en cierta medida gracias al confinamiento. «A las personas que su cuerpo les pidiera acostarse a determinada hora y tuvieran tareas que hacer, las pudieron llevar a cabo cuando ellos quisieron, a su ritmo; y no pasa nada», afirma el investigador.

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