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Isabel Rodríguez
Martes, 13 de diciembre 2022, 09:40
«Enhorabuena. Has comprado con éxito las entradas para el Cirque du Solei». Martina Duque esboza una sonrisa de oreja a oreja mientras celebra con sus amigas su nueva compra. Siente la misma felicidad que el día que le dijeron que había entrado a la carrera de sus sueños: Arquitectura. Pero, esta vez, su entusiasmo se debe a que ha logrado realizar su primera compra con el Bono Cultural Joven. Y es que desde el pasado 21 de julio hasta el 31 de octubre, 9.877 jóvenes malagueños que cumplen la mayoría de edad en 2022 –el 53,98% de la población estimada–, han solicitado la ayuda de 400 euros para gastarla en productos y actividades culturales en un periodo de un año, así lo han informado desde la Subdelegación del Gobierno. Esta funciona como una tarjeta de prepago que emite Correos y que el beneficiario puede tener de forma física o de forma virtual en su teléfono móvil.
De esos 400 euros, la mitad podrá gastarse en un abanico de opciones, que van desde entradas y abonos para artes escénicas, cine, música en directo, museos bibliotecas, exposiciones y festivales escénicos, literarios, musicales o audiovisuales, según el real aprobado. Otros 100 euros serán para soportes físicos como revistas, prensa u otras publicaciones periódicas; libros, también videojuegos, CDs o Blu-ray. Los últimos 100 euros restantes tendrán como destino el consumo digital u 'on line'; suscripciones y alquileres en plataformas musicales, de lectura o audiovisuales; compra de libros digitales, suscripciones a videojuegos en línea, prensa, revistas y otras publicaciones periódicas. Las suscripciones estarán limitadas a un máximo de cuatro meses.
El texto publicado por el Ministerio de Cultura también muestra las actividades que quedan excluidas del Bono Cultural Joven, como son la adquisición de productos de papelería o libros curriculares; equipos informáticos; material artístico, instrumentos musicales, espectáculos deportivos y taurinos; moda y gastronomía.
El subdelegado del Gobierno de Málaga, Javier Salas, destacó en su día que esta medida también «ayudará al sector cultural de nuestra comunidad beneficiando a cerca de 2.500 empresas, industrias y autónomos de uno de los sectores más castigados, al tiempo que contribuye a que los jóvenes disfruten de la cultura».
Una de las afortunadas que han obtenido ya esta tarjeta de prepago es Aroa Fernández, una estudiante de Pedagogía en la UMA. «Esta iniciativa me parece increíble, ya que muchos jóvenes queremos disfrutar de estas actividades, pero por nuestro poco poder adquisitivo y el valor económico que tienen algunas de estas actividades no podemos realizarla con tanta frecuencia», reconoce la joven de 18 años, quien asegura que todavía no ha gastado nada, pero ya tiene en mente «algunos discos, libros y alguna entrada de teatro».
Georgina Gaona y Eva Perea, estudiantes del primer año de Arquitectura, también se encuentran en la misma situación que Aroa. Están entusiasmadas con el bono, pero están esperando a que haya algún festival que les «guste muchísimo» para no desaprovechar la ayuda económica que les da el Gobierno. Sin embargo, algunas jóvenes como Martina Paladini, estudiante de ADE y Derecho, van más allá y ven este bono joven como una oportunidad para aprovecharlo en estas fechas tan marcadas. «No he comprado nada todavía, pero lo pienso gastar en regalos para estas Navidades», confiesa.
Aroa Fernández
Estudiante de Logopedia
Pero no todo lo que brilla es oro. Y es que, para acceder al Bono Cultural Joven, muchos estudiantes han tenido que enfrentarse a una carrera de obstáculos con la Administración y veían como misión imposible llevar a cabo todo el proceso de inscripción, a pesar de ser considerados la generación de nativos digitales. Lo que ha provocado numerosas quejas, sobre todo, por los fallos de los servidores de los portales oficiales y las complicaciones en el trámite para la identificación personal.
«El proceso de solicitud fue horrible y tuve muchos problemas a la hora de solicitarla por internet. No me reiniciaba la página ni tampoco me dejaban acceder con mis datos», afirma María Salazar, estudiante de Enfermería; «el Gobierno ha puesto complicado el acceso para que no todo el mundo pueda solicitarlo», asegura Paula Martínez. Otros, como David Reina, estudiante de Ingeniería informática, intenta buscar el lado positivo: «El proceso de solicitud ha sido bastante tedioso, pero, al final, he conseguido sacarlo sin problemas».
El procedimiento más sencillo para haber pedido el bono cultural era mediante certificado digital o DNI electrónico. Sin embargo, para los estudiantes que todavía no habían cumplido la mayoría de edad este año tendrían que identificarse a través de la clave permanente o Clave PIN. Así lo ha realizado Beatriz Porras, estudiante de Periodismo, quien reconoce que le resultó bastante «lioso». «Quienes han cumplido los 18 años solo tienen que pedirla por la web de la Agencia Tributaria y les llega a casa. Pero al ser menor hasta hace unos días he tenido que ir acompañada de mis padres a solicitarlo de forma presencial en la Administración», añade.
Puede llegar a provocar tales quebraderos de cabeza que gran parte de los que podían haber obtener el beneficio de la tarjeta monedero no han realizado el «papeleo» necesario para poder obtenerlo. Así lo cuenta Oscar Cosano, estudiante de primer año de Trabajo Social. «Estoy seguro de que los jóvenes que no cuentan con esta ayuda es por pereza. Hacer tantos trámites, meter tantos datos, incluso, ir a oficinas de correos para terminarlo, es muy pesado», revela el joven.
Martina Paladini
Estudiante de ADE Y Derecho
Desde que se ha puesto en marcha el bono cultural, miles de jóvenes malagueños ya han podido aprovechar para hacer sus primeros gastos. Sin embargo, no todos los beneficiarios han empleado esta ayuda para el fin al que estaba destinado. Muchos de los jóvenes han demostrado que prefieren comprar artículos bastante llamativos para después poder venderlo en páginas de compra y venta en internet y así quedarse con el beneficio económico para su uso personal.
«Juego nuevo a estrenar. Tengo el bono cultural que ofrece 100€ en videojuegos y no lo gastaré» o «dime lo que quieres y te lo compro con el bono cultural a un precio menor» son algunos de los mensajes que se puede ver con facilidad en páginas como Wallapop o Vinted con tan solo introducir las palabras «bono cultural» en el buscador.
Los videojuegos son, sin duda, los productos más vendidos, pero otros usuarios también ofrecen colecciones de series de televisión o sagas completas de películas. Esto se debe, tal y como explica Irene Rodríguez, estudiante de Arquitectura, a que muchos de ellos ven esta ayuda como «una forma de conseguir dinero de manera rápida y sencilla», aunque no sea «la forma justa de hacerlo». Incluso, algunos de ellos no están gastando todavía el dinero por un pensamiento de negocio estratégico. «Mis amigos y yo llevamos semanas esperando a que salgan festivales importantes para poder comprar la entrada y venderla a un precio superior», reconoce Pedro (nombre imaginario para preservar su identidad).
Pero es evidente que no todos los jóvenes piensan así a pesar de no saber sacar provecho a algunas cantidades. «Entiendo que dividan el dinero por secciones, pero creo que sería mejor que te dieran los 400€ al completo y tú lo organizaras como quisieras. Porque en mi caso, por ejemplo, hay 100 euros perdidos en el tema de las suscripciones 'on line'», asegura Marta Narváez.
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