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Nacho Carmona
Martes, 2 de mayo 2023, 08:44
¿Qué tienen en común Mario Vaquerizo, el escritor Defreds, el profesor-youtuber-matemático más importante de habla hispana David Calle (Unicoos) y el astronauta Álvaro Soria? Sus perfiles, tan diferentes y heterogéneos entre sí, comparten un denominador: su carisma y su capacidad de inspiración. Defreds se encargó de ello con los alumnos de la UMA hace dos años, Mario Vaquerizo lo hizo el año pasado y David Calle y Álvaro Soria, este año. Concretamente el pasado miércoles 26 de mayo en la tercera edición de las jornadas Alumnae.
La Vicerrectora Adjunta de Atención al Estudiante María Jesús Martínez Silvente ha sido quien ha llevado el timón de las jornadas desde sus inicios, junto al Vicerrectorado de Estudiantes y Deporte y la Diputación de Málaga. Este año ha contado su tercera edición. Y aunque solo durara un día, para ella y su equipo, la Oficina de Atención al Estudiante (OAE), ha tenido una extensión algo mayor: «Hemos estado dos semanas preparándolo todo y haciendo pruebas», contó. ¿El resultado? Un éxito rotundo, igual que en las dos ediciones pasadas.
Las jornadas Alumnae están orientadas a aquellos estudiantes con dudas sobre su futuro. Este, probablemente, sea el mayor de los problemas con los que se encuentre un universitario en el momento de recoger su título. O incluso tras haberlo recogido. Es por eso que desde la Oficina de Atención al Estudiante prestan este servicio, durante un miércoles de abril, para sentirse apoyados, asesorados y escuchados a la par que encuentran algo de inspiración en personalidades distintas entre sí y con un carisma inspirador. «¿Qué voy a hacer cuando termine la carrera? ¿Qué va a ser de mí? Esa es la gran preocupación de muchos de los alumnos cuando acaban su grado?», cuenta la Vicerrectora. «Hay algunos que lo tienen muy claro, con vocaciones muy tempranas, pero luego hay otros que no saben qué hacer. A mí misma me pasó», explica desde su experiencia.
El organigrama dibujado para las jornadas se ha elaborado con la intención de poner facilidades. Ha sido exclusivamente virtual: cada Vicedecano de cada Facultad se ha encargado de contactar y traer a egresados de todos los grados para orientar, asesorar y escuchar a los alumnos. Y de una edad cercana a los estudiantes. Por eso se ha dividido en salas: cada Facultad tenía la suya. «Esa es la clave del éxito de las jornadas, porque es gente que tiene más o menos su edad, que saben por lo que están pasando y que dan una serie de consejos prácticos que no se estudian en los libros», apunta.
Además, se ha ofrecido un curso de formación a cada Vicedecano de Estudiantes para que puedan llevar a buen puerto cada una de sus salas. «Fíjate qué lío», dice entre risas. Insiste en que sin su ayuda, las jornadas no hubieran sido posibles: «Nosotros coordinamos todo a gran escala, pero cada uno tiene que gestionar también su centro», dice de la cadena de montaje que se inventaron. Una cadena de montaje que fue sobre ruedas.
La acogida por parte de los estudiantes ha sido también magnífica. La cronología que se sigue año a año es muy sencilla: primero tiene lugar la conferencia inicial –que este año ha corrido de la cuenta de David Calle y Álvaro Soria– y después se le da paso a cada una de las salas. «Ayer hubo más de mil personas conectadas», cuenta. Además, las charlas de cada una de las salas se quedan grabadas. «En los días y semanas posteriores sigue habiendo muchísimas visitas», apunta también. El primer año y el segundo contaron con más de 20.000 visualizaciones en total: «De verdad pensamos que esta iniciativa sirve».
María Jesús Martínez insiste en que el Vicerrectorado intenta hacer siempre «iniciativas de todo tipo». «En algunas acertamos y en otras no tanto, pero estamos seguros de que Alumnae hace falta y que tiene una utilidad enorme», cuenta. Desde su despacho canta los datos de participación con un palpable semblante de satisfacción. «El año pasado hubo unas dos mil ochocientas y pico, más todas las posteriores. Este año las cifras han sido similares», revela. Para ella, esta iniciativa ha sido lo mejor que han hecho en materia de orientación al alumnado.
«El mayor miedo que tienen los estudiantes es a equivocarse en sus decisiones y que luego sea irreversible», dice. Las dudas y las inquietudes en época universitaria están al orden del día. Martínez Silvente las desglosó, una a una y separándolas en sectores o ramas: «En la rama de Humanidades siempre está el miedo a las salidas profesionales, en Bellas Artes, en Filosofía… después está el miedo al avance de la inteligencia artificial, a ese ¿qué va a pasar si cada vez está más presente?», confiesa.
Tranquila después de la tormenta, se muestra satisfecha con el resultado obtenido: «En la Oficina de Atención al Estudiante trabajan tres personas. Coordinar esto cuesta muchísimo. Es muy complicado. El servicio informático de la Universidad de Málaga nos ha ayudado muchísimo, porque ha sido todo virtual y ellos también son parte de ello».
La acogida de los estudiantes a los ponentes también ha sido magnífica. El miércoles contaron con David Calle, el youtuber de matemáticas más importante del mundo en habla hispana; y con Álvaro Soria, ingeniero aeroespacial en el proyecto HABIT para la misión europea ExoMars, que está cumpliendo un sueño detrás de otro; «la cara y la cruz», dice la Vicerrectora. «Las suyas son dos maneras completamente diferentes de enfocar su vida profesional. Álvaro es una persona que tenía clarísimo desde chico que se quería dedicar a ello. David, por su parte, sabía que le gustaba la docencia; pero estudió otras cosas que podrían tener más salidas para acabar de docente años más tarde», explica. Dos casos diferentes y muy iguales al mismo tiempo.
El año pasado contaron con Mario Vaquerizo. «La gente decía: ¿y este?», empieza. «Este, que hace lo que le da la gana, tiene dos carreras. Eso para empezar», continúa. «Es una persona que dio unos consejos, por ejemplo, en el tema de los idiomas, que sirvieron muchísimo. Hubo muchísima interacción entre él y los alumnos», concluye.
Y en la primera edición, Defreds, un reputado escritor de alta fama entre los jóvenes graduado en Ciencias de la Comunicación. «Vino mucha gente con sus libros. Fue otro éxito», finaliza. En definitiva, perfiles heterogéneos y muy inspiradores.
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