José A. Palacios: «Los alumnos creamos mala fama por culpa de los profesores»

José Antonio Palacios es uno de los estudiantes que se matriculó en Ingeniería por vocación. Desde pequeño le gustaba «trastear con aparatejos» y con 14 años ya se había decantado por Informática, a pesar de que no le habían hablado muy bien de la titulación. «Pensaba que estudiar Informática era como ser un Dios porque todo lo que imaginaba podría crearlo», afirma el joven.

Actualmente cursa cuarto año y cree que el descenso de alumnos en este tipo de carreras se debe a la «mala fama» que tienen, pero ¿quién crea esa mala fama? «Es cierto que los alumnos hablamos mal de la carrera pero lo hacemos por culpa de algunos profesores, que nos enseñan cosas desactualizadas o se empeñan en hacer las asignaturas menos importantes las más difíciles», explica Palacios. En este sentido, el estudiante considera que para atraer a más ingenieros sería conveniente trabajar con los más pequeños. «Creo que es muy importante enseñar a los niños programación para que cuando sean mayores elijan carreras de este tipo», apunta.

Parte de las habladurías se relacionan con la escasa vida social que se les achaca a los ingenieros. «Hay tiempo para todo. Yo voy al gimnasio, hago deporte y salgo con mis amigos, y me queda bastante tiempo para estudiar», cuenta Palacios. Que quede tiempo para todo no significa que sacarse una ingeniería sea coser y cantar. «Es una carrera en la que vas a tener muchos fracasos, pero hay que aprender a hacerse más fuerte. A mi todavía me queda una asignatura de primero, pero estoy convencido de que la aprobaré». Y es que la constancia y el sacrificio son imprescindibles en estas titulaciones. «Por muy difícil que sea, con tiempo y con esfuerzo es posible sacarse el grado», concluye.