De la Calle: «España no puede admitir una fuga masiva de cerebros»

El acto de investidura de nuevos doctores por la Universidad de Málaga fue una oportunidad para la rectora Adelaida de la Calle para reivindicar el papel de los investigadores en la sociedad y denunciar la marcha de muchos de ellos a otros países en busca de mejores oportunidades. De la Calle, en el acto «más agradable y entrañable» del curso académico, se dirigió a los nuevos doctores para asegurarles que la sociedad «no va a permitir que ninguno de vuestros talentos se desperdicie».

Un total de 108 investigadores fueron nombrados doctores el pasado martes 27 de enero por la Universidad de Málaga en una solemne ceremonia en la que la rectora les impuso el birrete laureado, distintivo del magisterio; los guantes blancos, signo de la pureza de las manos; y el abrazo de fraternidad que simboliza la incorporación al claustro de doctores de la Universidad. Algunas carreras parecen más predispuestas a conseguir el título de doctor. En cambio, otras como Estudios Sociales y Terapia Ocupacional cuentan a partir de ahora con un solo investigador más respectivamente. La rectora dejó claro durante la investidura que la universidad «no es el problema, sino la solución» para salir de la crisis y que hay que aprovechar el talento de los doctores: «La investigación tiene muchos retos y uno de ellos es la renovación generacional», afirmó De la Calle.

Uno de estos talentos es la psicóloga Rebeca Bendayan, que después de matricularse en el año 2008 en el máster de Psicología de la Salud, la investigación llamó a su puerta. «Fue a partir del máster cuando tuve más contacto con la investigación», explica Rebeca. Durante cuatro años esta joven se ha dedicado plenamente a la preparación de su proyecto, que versa sobre análisis de datos longitudinales destinados a evaluar el cambio en variables psicológicas.

Patricia Navas se licenció en Medicina en 2002, hizo la especialidad en Neumología y Neurofisiología, y actualmente trabaja como fisióloga clínica pediátrica en el Hospital Materno Infantil. En 2006 comenzó a trabajar en su tesis y durante siete años ha estado preparándola a la vez que trabajaba en el hospital.

El proyecto de Patricia es poco conocido. Se centra en la utilización de una técnica neurofisiológica para el estudio de un grupo de pacientes afásicos crónicos y con depresión. «Nos ha costado muchos años hacer el trabajo de campo de la tesis», explica Navas. Ahora, la revista 'Brain and languages' publicará artículos con algunos de los aspectos de su estudio. «Es una tesis de la que podrían haber salido tres porque ha abarcado varios grupos de pacientes», señala la investigadora.

Reconocen que en determinados momentos todos los esfuerzos parecían insuficientes para lograr doctorarse.

Pedro Galdón acabó su carrera de Ingeniero Informático en el año 1993 y después hizo un máster en Tecnología de Telecomunicación, lo que le marcó su futuro. «La investigación me ha gustado siempre pero en el máster conocí al director de mi tesis y fue quien me acabó de meter el gusanillo en el cuerpo», cuenta Pedro. Desde 2011 ha estado trabajando en su tesis centrada en patrones táctiles para que las personas ciegas puedan usar de forma más eficiente los teléfonos móviles.

Galdón es director de Tecnologías de la Información en Emasa, empleo que compaginó con la elaboración de la tesis doctoral. «Organizarte el tiempo sin dejar en ningún momento tu trabajo ha sido la parte más dura». No fue fácil, pero gracias a una buena organización Pedro lograba dedicar tres horas al día al proyecto.

Pasado el sacrificio, los nuevos doctores esperan una oportunidad profesional. «Hay vida después de la tesis», aseguró el director de la Escuela de Doctorado, Ramón Muñoz-Chápuli. El avanzado estado de gestación de una de las nuevas doctoras constató que existe hasta vida nueva.