Trinidad accede al fin a la ayuda a la dependencia tras ocho años esperando
Una semana después de que SUR denunciara su caso, esta mujer de 99 años cuenta en su casa con un servicio diario de atención a domicilio
Trinidad Cabello sigue pasando la mayor parte del día sentada en su sillón, situado junto a la ventana que da a la calle en su ... vivienda de planta baja en el barrio de Los Boliches de Fuengirola, pero esta mujer de 99 años y que desde hace dos perdió completamente la visión ya no necesita estar con su familia para no estar sola. Después de haber estado solicitando a la Junta de Andalucía la aplicación de la Ley de Dependencia desde 2017, Trinidad ya forma parte de la lista de usuarios que a diario se beneficia del servicio de atención a domicilio.
El pasado día 7 SUR contó su historia, ese mismo día la llamaron de la Tenencia de Alcaldía de Los Boliches para anunciarle que la Junta le había otorgado el acceso al servicio y el 14 conoció a Natalia, la trabajadora de atención a domicilio de la empresa contratada por el Ayuntamiento de Fuengirola que ha sido asignada a su vivienda. «Estoy muy contenta, imagínese, si llevaba solicitándolo desde hace ocho años, pero si no llega a ser por ustedes aquí seguía esperando», cuenta a SUR. «No estaba pidiendo limosna -continúa Trinidad- yo pago mis impuestos y tengo unos derechos, y eso es lo que pedía, y si hacía falta hablaba con Juanma Moreno porque si a mí no me correspondía este servicio, que venga Dios y lo vea».
La trabajadora va todos los días de lunes a viernes durante tres horas divididas en dos tramos de 90 minutos: de 9.00 a 10.30 y de 13.00 a 14.30 horas. Es en realidad una hora menos que la que la Delegación Territorial de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad en Málaga le comunicó en febrero de 2024 que le iban a otorgar en un plazo de dos meses. «Una hora se ha perdido por el camino, pero ahora no me voy a quejar», resume la vecina de Los Boliches, que hasta ahora no contaba más que con tres horas semanales de ayuda a domicilio repartidas en dos días.
Trinidad celebra haberse «adaptado muy bien» a Natalia. La trabajadora le hace el desayuno, limpia la casa, le ayuda con la higiene personal, le hace la comida y le ayuda en lo que necesita. Y durante esas tres horas al día Natalia se convierte en los ojos de la Trinidad.
Esta vecina de Los Boliches celebra también el alivio que ha supuesto para su familia el acceso a este servicio. «Mis hijas tienen sus vidas, sus familias, sus casas, sus trabajos, sus asuntos personales, y ya no tiene que cuidar tanto de mí», explica.
Trinidad no entiende cuál es el criterio que se aplica a la hora de acceder a la ayuda a la dependencia porque -cuenta- «hay quien esta mejor y le dan más horas, y otros que están peor y no tienen» el servicio. Por eso espera que su caso anime a quien está en una situación similar a que alce su voz y, como ella, exija sus derechos: «Que se quejen y que llamen donde les escuchen».
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