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Fuengirola es uno de los municipios españoles que más nacionalidades registra entre sus censados, pero en Los Pacos solo se escucha el castellano (poco) y el finés. Esta barriada concentra la colonia de finlandeses más grande del mundo si se tiene en cuenta el número de censados (el total es mucho mayor), aunque desde que comenzó la crisis del coronavirus y el consiguiente confinamiento, el éxodo de estos ciudadanos de vuelta a Finlandia ha sido tan evidente como masivo, aunque no siempre por los mismos motivos.
Para los que se han quedado, 'La Leona' es una referencia. Todos los productos que vende esta tienda de alimentación son finlandeses, y normalmente tiene un movimiento que ahora ha perdido. Miia Marjamaki es fotógrafa y además regenta este pequeño supermercado, y tiene claro que sus ventas han caído de forma considerable. «La mitad de los finlandeses o incluso más han vuelto a nuestro país a medida que se inició el confinamiento», sostiene Miia, que aporta como prueba que su facturación ha caído a la mitad. «Y eso que ahora la gente sale menos y consume más en casa, pero por aquí no pasa nadie porque no están», insiste.
A su entender, la razón es que se encuentran mucho más cómodos en Finlandia que en España por las características del confinamiento. «Aquí es mucho más duro. De momento no hemos podido ni siquiera salir a hacer deporte o a pasear, y eso hay muchos que no lo pueden asumir», asegura esta mujer que lleva más de diez años en nuestro país. A pesar de ello, comprende que el contexto no es el mismo. «Yo creo que ningún compatriota piensa que dadas las circunstancias en España se hayan pasado con las medidas, pero imagino que creerán que si en sus casas en Finlandia están mejor, para qué quedarse en Fuengirola», argumenta.
En esa misma tesis coincide Rea, una clienta habitual que se lleva de la tienda varios productos dulces «para pasar el fin de semana». «Los finlandeses somos muy obedientes. Los que no nos hemos vuelto cumplimos a rajatabla, aunque nos cueste entender algunas cosas», afirma.
A la salida de la tienda aparece Ángel, un repartidor que se encarga de entregar los productor de 'La Leona' a los finlandeses de Los Pacos, y que confirma las reflexiones de las dos mujeres. «Se ve que hay menos porque compran menos, pero los que hay son muy meticulosos con la ley y con todo en general», afirma con una sonrisa. «Si han comprado veinte naranjas y les llegan diecinueve o veintiuno, te lo hacen saber al momento».
Anna prefiere hacer la compra en las tiendas de proximidad en vez de en los grandes supermercados, sobre todo en lo referente a la fruta y a la verdura. Antes del confinamiento ya acudía a la frutería Los Pacos', a la que ahora no se puede acceder, sino que son los empleados los que acercan los pedidos. Ella apenas iba a estar un par de años en Fuengirola, por lo que ha decidido quedarse a pesar del confinamiento. «Allí no podemos ir a un restaurante, pero no hemos dejado de pasear. Entiendo que muchos se hayan vuelto porque no puedan soportar esta situación tan contraria a nuestra filosofía de vida, pero también comprendemos que aquí se ha muerto mucha gente», señala esta informática que teletrabaja para una empresa finlandesa desde España.
Sobre esta cuestión, recuerda a muchos compatriotas que se quejaron por este confinamiento que en Finlandia la densidad de población es muy pequeña y que es más difícil contagiarse. «En Fuengirola el dato es enorme -más de 7.200 habitantes por kilómetro cuadrado- y por tanto las precauciones tendrán que ser mayores», sentencia Anna.
Desde el Ayuntamiento de Fuengirola, el edil de Extranjeros, Rodrigo Romero, confirma esta tesis e incluso la amplía. «Según nuestros datos, hay 5.500 finlandeses censados, pero estamos convencidos de que la población es al menos el doble. Decir que se han vuelto la mitad es prudente, probablemente sean más», sostiene.
A su juicio, el estilo de vida y la filosofía de los finlandeses les hace muy difícil aguantar este confinamiento. «Pero no es lo único, también hay que tener en cuenta que la mayoría -sobre todo los que no llevan tantos años- apenas hablan español. Vivir una cosa como esta que está sucediendo sin entender qué dicen es difícil, y eso que desde el Ayuntamiento nos hemos intentado poner en contacto con ellos», relata. Romero está convencido de que toda esta comunidad finlandesa volverá a Fuengirola «porque se vive muy bien», aunque avisa de una cosa importante: «El regreso será lento».
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