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Los turistas exprés traen todo lo necesario, desde neveras y sombrillas a sillas.
Del pueblo a la playa

Del pueblo a la playa

Miles de andaluces hacen viajes exprés en autobús a Málaga cada fin de semana desde pueblos y ciudades del interior para disfrutar de un día junto al mar

isabel bellido

Miércoles, 26 de agosto 2015, 00:39

Apuesto algo a que más de una vez habéis visto un autobús en los aledaños de alguna playa cuyo conductor se encuentra recostado en los asientos delanteros. Viene de algún pueblo o ciudad del interior y su misión es traer y recoger a un gran grupo de personas que quieren disfrutar de un bien preciadísimo para ellos: la playa. Contemplarlo no da buena suerte ni tampoco es presagio de nada, pero al menos suscita cierta curiosidad. ¿Qué hará ese hombre por Dios durante tantas horas?

Es domingo, golpeo en la ventanilla tras de mí queda la playa de la Misericordia y al instante asoma Pedro Garrido. Bonachón, de pelo cano, no debe tener mucho más de cincuenta años. Viene de Alcalá la Real (Jaén) y allí se dispone a volver en poco rato, en cuanto recoja a todos los pasajeros que ya andarán en la playa de El Tintero al final de El Palo enrollando esterillas y metiendo las sombrillas en su funda. Son las seis y cuarto de la tarde y es hora de arrancar. «Leo mucho», dice Pedro, ya al volante. «Hoy iba a traer un libro nuevo y se me ha olvidado. Me lo ha regalado un amigo mío, es del Revilla. (Miguel Ángel, el presidente de Cantabria). Yo no soy socialista pero ese tío me cae muy bien a mí», aclara. «Lo veo muy franco, muy abierto», añade el conductor de la compañía Autobuses Contreras. Lleva veinte años de experiencia a sus espaldas, y también muchas horas muertas que él intenta revivir como buenamente puede. «Algunas veces voy al cine, otras me da por limpiar el autobús, me voy a algún centro comercial, me echo la siesta A veces viene mi hija y vamos a la playa, pero ya poco. Ya está grande», concluye.

Pedro suele hacer este trayecto de jueves a domingo, aunque no todas las semanas. Salen de Alcalá «a las siete y media u ocho» de la mañana y llegan aquí «sobre las once». Finalmente, a las siete de la tarde regresan. «Pasan un día fuera de la rutina y lo pasan bomba. Muchos quieren quedarse incluso más rato», cuenta. Y por un precio bastante económico, pues a estos jiennenses les sale por 13 euros la ida y la vuelta.

Juliana y María Jesús son dos de ellas. Persisten: siguen sentadas en sus sillas de playa hasta el último momento, ya en la acera, mientras esperan su turno para subir al autobús. Se quejan del día de playa ha sido de éstos en los que hay que correr tras la sombrilla que se escapa por culpa del fuerte viento, pero no se arrepienten de haber venido. «Así cambiamos de aires», dice Juliana, que ha traído una ensaladilla y unas anchoas para comer. «Nos llevamos todos como hermanos, llevamos viniendo todas las semanas y todos los años», dice María Jesús, refiriéndose a sus paisanos y compañeros de viaje al mismo tiempo.

Con todo lo necesario

Ana García y su familia vienen desde Zagra (Granada) y también traen nevera. Y esterillas, y toallas, y cremas, y sombrillas, y zapatillas de repuesto, y agua, y termo con café. En total, dos carritos de la compra y algunas bolsas con el fin de portar todo lo necesario para pasar todo el día en la playa. Y eso que esta vez se han decantado por almorzar en un chiringuito. Pero lo suyo no es nada comparado con los que traen equipo de música con altavoces, que los he visto.

Otros prefieren aprovechar la breve estancia y almorzar espetos y pescaíto frito los platos estrella en algún chiringuito. Es el caso de Mariani, Salva y Rafi, tres vecinas de la barriada ubetense de Puerta del Sol. Ellas prefieren la playa de La Carihuela otro destino frecuente de la agencia y compañía de autobuses Hermanos Delgado, la cual les cobra 12 euros la ida y la vuelta porque «hay menos chinas y más vestuarios y duchas». «La cola ha sido tan grande que hemos tenido que ir al restaurante donde hemos comido», se quejan. Se dice pronto, pero han pasado unas diez horas en la playa. Pese al temporal, en ningún momento se han aburrido porque la cogen «con muchísimas ganas». «¡Nosotros no tenemos!», lamenta Mariani. Cuenta que de Úbeda salen autobuses para Málaga desde mayo a septiembre, «y siempre vienen llenos». «Nosotras vamos siempre a playas con hamacas, es mucho más cómodo», explica.

A pesar de lo económico del precio, la mayoría de usuarios de este servicio suelen ser personas mayores. Juani. Emilia y Patricia de Jaén capital creen que es porque «la gente joven tiene coche y le gusta más la locura». «Nosotros vamos más tranquilitos», añaden entre risas. Javi de Jaén es de los más jóvenes de su grupo, y además es el guía. Entre sus responsabilidades está «contar el número de pasajeros», «controlarlos» o «informarles de las paradas que van a hacer (una para el desayuno y otra para la cena)». Él prefiere resumirlo en «tenerlo tó controlaíto». Dice que la edad de los usuarios varía según el destino. Por ejemplo, Torremolinos «el boom», según Javi atrae tanto a jóvenes como a mayores. María López y Fernando Martínez un matrimonio de Jaén se levantan a las seis y media de la mañana cada vez que emprenden esta excursión, pero aseguran que merece la pena. «Por la noche llegas y no tienes que dormir fuera, estás en tu casa», dice María. Como en ningún sitio, salvo, quizás, en la playa.

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