Manu Sánchez: «Si se cuenta la verdad la gente se divierte mucho»

-Hace televisión y teatro, ¿en qué campo se siente más cómodo?

-Me gusta el contacto en directo con el público con independencia de la plataforma. Empecé en esto del humor en bares y pequeños escenarios. Incluso los programas de Canal Sur se hacían en directo y con público.

-Quien vea 'El Rey solo', ¿va a encontrarse con Manu Sánchez?

-Encontrará a Manu I, un príncipe que se encuentra solo ante una complicada situación personal y con un nuevo papel como monarca al frente del reino. Parece una vida muy lejana pero, la obra demuestra que hay muchos espacios comunes no solo con mi persona, también con el público. Hay actitudes y costumbres que tenemos con independencia de si es un hipster de 24 años, una gótica de Córdoba o una abuela. Cuando hay un público tan variado y todos se ríen sabes que es porque se les cuenta la verdad, cuando se habla francamente la gente se divierte mucho.

-Su particular visión del mundo, ¿cree que solo se entiende en Andalucía?

-Esta es mi tierra, porque es donde estoy cómodo, la que adoro y la que me ha acompañado en los 11 años de carrera que ya atesoro. El programa en La Sexta en el que participo actualmente me permite hacerme un hueco en el panorama nacional pero no ha sido mi primer intento. Considero compatible trabajar en Madrid y Andalucía al mismo tiempo.

-¿Y alguna vez se ha sentido discriminado por su acento?

-Adoro a Buenafuente que tiene un marcado acento catalán. Me han enseñado matemáticas y sé que 'L' no es mayor que 'Z'. Si no nos dejamos convencer y no nos acomplejamos de nuestro habla podemos llegar muy lejos porque el andaluz es el idioma del futuro: damos más ideas en menos tiempo; ese principio de eficiencia es el que hay que seguir. Pero sí, fuera de mi tierra he oído frases como «Manu, tienes que hablar más despacio», a lo que respondí «o usted oír más ligero».

-¿Cree que muchos tenemos ya ese complejo?

-Sí. Creemos que nuestra forma de hablar se puede considerar vulgar. Hay quien dice que los del sur hablamos un mal castellano y yo digo que en realidad hablamos un perfecto andaluz. Entiendo que el fin de toda comunicación es que la otra persona o personas conozcan y entiendan el mensaje pero creo que no tenemos que perder nuestro signo de identidad que, por otro lado, es diferente incluso entre nosotros.

-Finalmente, ¿todos podemos entendernos?

-Claro, más aún cuando tenemos tantos puntos en común: somos más parecidos de lo que creemos.

-¿Acabó sus estudios universitarios?

-Aún no, y el cambio a Bolonia no me lo pone nada fácil, porque da mucha importancia a las clases presenciales. Tengo la suerte de llevar más de una década dedicado al humor y eso me retrasa en los estudios. Sin embargo no he desistido: me apasiona el periodismo, sobre todo el crítico y editorialista y le encuentro cierto paralelismo con el humor: quienes nos dedicamos a esto tenemos que ser críticos con el poderoso para no convertirnos en unos bufones. Al principio de mi carrera los monólogos eran mucho más blancos pero fueron evolucionando por esta idea que tengo y que considero que el público agradece. Además de hacer reir, me gusta hacer pensar.