
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
CRISTINA PINTO
Domingo, 19 de febrero 2023, 22:53
El ritual de cada año volvía a las calles de Málaga. Ya habían pasado las cinco de la tarde y calle Larios estaba preparada para la ocasión: el entierro del boquerón volvía este domingo 19 de febrero para despedir al Carnaval de Málaga 2023. Desde allí hasta llegar a la playa de la Malagueta había un paseo, por eso el desfile de carnavaleros no quiso quedarse sin acompañar al boquerón en su recorrido hasta la orilla del mar. Al llegar al Palmeral de las Sorpresas el público empezaba a venirse arriba en este funeral del Carnaval, los malagueños y no tan malagueños sacaban sus móviles para capturar el momento entre risas, aunque algunos decidieron bajar pegados al muelle para evitar la aglomeración de personas alrededor del desfile.
Algunos turistas no se esperaban esta fiesta en mitad de la calle y se quedaban atónitos mirando el espectáculo. El cortejo fúnebre ponía el inicio y, a partir de ahí, una celebración de disfraces y baile le seguía todo el camino. Desde los chicos y chicas de Victory Fútbol Málaga con sus acrobacias y coreografías hasta algunos de los grupos del concurso de Carnaval que quisieron asistir a este entierro que fue toda una fiesta. Este desfile se convirtió en una discoteca andante que pasó por calle Larios, plaza de la Marina y Palmeral de las Sorpresas hasta llegar a la arena, donde esperaban miles de personas a que llegase el boquerón.
Malagueños como la familia de los hermanos Laura y Adrián, que con sus niños esperaban en primera fila de la valla donde estaba el círculo para quemar el boquerón: «Mira, me he confundido y llevo aquí desde las tres y media de la tarde... Por lo menos he cogido sitio para todos», confesaba entre risas Laura. Y es que pasó a muchos malagueños, que al ver las 17.00 horas en la programación pensaron que era el momento señalado para el entierro. Pero no sería hasta las 19.30 justo cuando el boquerón ardió en la playa de la Malagueta. En los minutos previos los pequeños de la familia de Laura y Adrián estaban ya impacientes: «¿Cuándo va a llegar? ¿Cuánto queda?», preguntaban Diego, Martina, Miriam, Laura, Aarón y Jesús.
Algunos disfrazados y otros sin ningún estilismo especial, pero todos querían ver el momento de la quema del boquerón. A los grandes amantes del Carnaval de Málaga se les venían los recuerdos a la cabeza del Concurso Oficial de Agrupaciones de Canto (COAC), a otros los momentos entre amigos y compañeros ensayando y algunos incluso ya pensaban en el que llega el año que viene. Se estaba terminando, solo quedaban unos minutos, el gran boquerón ya estaba llegando a la orilla lleno de mensajes con muchas intenciones: 'El gasoil por las nubes', 'Precios de mala leche', '¿Fresco? Ni carne ni pescao, to congelao', 'Ahora sí es oro líquido' o 'Todo sube, sube y sube menos el Málaga, que...'. Y un gesto del pulgar hacia abajo. Esas frases rodeaban al boquerón para despedir al Carnaval y para desear que puedan despedirse también esas malas noticias.
La situación del Málaga es algo que preocupa a los malagueños, sí. Pero justo cuando empezaba a quemarse el boquerón, la capital estaba empezando a vivir lo que luego llegaría a ser una fiesta. El Unicaja se proclamó campeón de la Copa del Rey de Baloncesto. Se despedía el Carnaval y se saludaba a un nuevo triunfo para la ciudad. Los más cajistas y a la vez carnavaleros pasaron los primeros minutos del partido pendientes al móvil o a la radio mientras despedían al boquerón.
Llegaba el momento de prender el fuego y ahí estaba la concejala de Fiestas, Teresa Porras, que junto a los representantes del Carnaval de Málaga, puso la primera llama para decir adiós a esta fiesta malagueña. Un gran aplauso terminó de acompañar al boquerón, que en pocos minutos quedó totalmente hecho cenizas.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.