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Si la pasada semana eran «los asentamientos ilegales«, en esta ocasión el Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en ... Acción) ha presentado una nueva denuncia sobre los impactos que viene observando, «por la falta de vigilancia», en el paraje natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. En el escrito, dirigido a la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible, pone el foco en una problemática que, «sin duda alguna, es de su competencia», apostillan.
En concreto, se refieren a la pesca furtiva, de la que ya alertaron en escritos anteriores pero que en esta ocasión han acompañado de fotografías que, a su juicio, «prueban, de forma concluyente que estas operaciones se realizan diariamente con total impunidad, aprovechando la falta de vigilancia del paraje natural», ha considerado el coordinador de GENA, el biólogo Rafael Yus. Según detalla, una de las actividades furtivas más corrientes en estos días es la pesca con sedal.
«Tenemos constancia de que esta pesca la realizan algunos de los residentes de los asentamientos, pero en este nuevo escrito señalamos varios casos que son mostrados con fotografías, hechas todas en tan sólo dos horas que hemos estado en el paraje natural en la jornada de este miércoles», detalla el ecologista, quien describe algunas de las escenas captadas: «Dos personas en un kayac. Una de ellas se encarga del remo y la otra pesca con una caña. Tres personas en una lancha neumática fondeando en la milla protegida. Una lleva el timón y las otras dos, pescan con caña cada una. Una persona con una lancha neumática fondea en la milla protegida y pesca con una caña. Otra persona, en una lancha neumática, fondea dentro de la milla protegida y pesca con caña».
Según describe Yus en su denuncia, otra de las actividades furtivas recurrentes en estos días es la pesca submarina. «Igual que en el caso anterior, y pese a no poder ofrecer imágenes submarinas, las que adjuntamos son suficientemente explícitas, y también se obtuvieron en el mismo corto intervalo de tiempo del mismo día. Un submarinista se sumerge en un ecosistema bentónico marino buscando peces de roca. Un submarinista arribado al roquedo muestra su arpón, en la punta del cual tiene un pez. Un submarinista, con equipo de snorkel, muestra un rifle de pesca submarina en medio de un ecosistema bentónico del paraje natural. Una lancha se aproxima al acantilado, suelta a un submarinista y se marcha, el submarinista pesca durante un tiempo, y luego vuelve la misma lancha a recogerlo», argumenta el responsable de GENA.
Desde el colectivo ecologista recuerdan que tanto la pesca con caña como la pesca submarina «están totalmente prohibidas en el paraje natural, como es lógico en un espacio protegido, que tiene que velar por la seguridad de las especies que forman parte de sus ecosistemas». «Hay abundantes artículos en el Plan de Ordenación de Recursos Naturales de este espacio de la RENPA, que no consideramos necesario enumerar, porque obviamente debe ser sobradamente conocido por esa Delegación», sostiene.
Con independencia de la infracción, Yus destaca «el impacto ambiental que está produciendo esta actividad en este espacio protegido, máxime cuando es de sobra conocido que las especies más codiciadas por los pescadores furtivos son precisamente superdepredadores como el mero, que son fundamentales en la pirámide ecológica de los ecosistemas acuáticos del paraje, por lo que su pesca tienen efectos retroactivos sobre las comunidades existentes».
A pesar de ello, para el dirigente ecologista, «es claro y notorio que desde esa Delegación se está haciendo un servicio paupérrimo en la vigilancia y control de estas actividades». «Y lo preocupante del caso, es que por los folletos de difusión que esa Consejería difunde para el público en general, aparecen llamadas a que la gente visite el paraje, practique el esnórquel y el submarinismo. Por ejemplo en la llamada 'Ventana al visitante', en lugar de advertir sobre lo que 'no se puede hacer' en el paraje dice en el primer párrafo de la página 6: «Uno de los principales reclamos de este singular espacio protegido costero, a caballo entre dos provincias, son, sin duda, sus espectaculares playas y calas, desde las que puedes disfrutar de sus cristalinos fondos marinos practicando esnórquel, buceo o kayak», sostiene el responsable de GENA.
Sin embargo, la normativa del Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del paraje natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo es mucho más restrictiva. Solo se permite pesca marítima profesional a partir de la isobata 50 metros. En las aguas interiores quedan prohibidas la pesca marítima de recreo en cualquiera de sus modalidades. Solo se permite la navegación a partir de 200 metros desde la playa y 50 desde el resto de la costa. Solo se puede fondear en zonas de fondeo libre. Queda prohibida la navegación deportiva o de recreo a menos de 200 metros de la playa. La actividad de buceo en apnea no podrá realizarse en zonas de limitación.
Asimismo, según enumera Yus, queda sujeta a la obtención de autorización la actividad de buceo con equipo autónomo. Igualmente, según el PORN, quedan prohibidas el buceo con equipo autónomo, en apnea, en los lugares del apartado 6, el uso de motos acuáticas, extraer recursos marinos, perturbar a la fauna o la vegetación. «Por todo ello hemos considerado oportuno denunciar estos hechos, solicitando que, por parte de esa Consejería, disponga de un sistema de vigilancia y disuasión de actividades dañinas para el paraje natural, usando para ello una lancha neumática que hace años que no se utiliza, con independencia de eliminar los asentamientos ilegales que denunciamos en un escrito anterior», finaliza.
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