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Málaga

«Si mi hijo no hubiese muerto, mi mujer tampoco; no pudo superarlo»

Habla Valentín Ramos Medina, padre del menor atropellado por una carroza en la Cabalgata de 2013. «Pido que se investigue hasta llegar a la verdad; si se comprueba que se tiró como un loco debajo de la carroza, tendré que vivir con eso»

JUAN CANO

Lunes, 26 de mayo 2014, 11:17

La vida de Valentín Ramos (Granada, 55 años) tiene un antes y un después en la Cabalgata de Reyes de 2013. Aquel día, su hijo Miguel, de seis años, falleció atropellado por una de las carrozas del desfile. El destino le deparaba otro mazazo cuando aún no se había recuperado del primero: la pérdida de su mujer. Mari Carmen Maldonado fue fue hallada muerta en su domicilio tres meses después del accidente que le costó la vida al pequeño.

¿Cómo recuerda ese día?

Había sido un día como el de los años anteriores. Nos subimos en el autobús para ir a ver la Cabalgata con la intención de coger sitio y que los niños estuvieran cerca. Vimos que en la curva de la plaza del General Torrijos no había nadie, y nos colocamos allí. Después se fue acercando más gente, pero los niños estaban en primera fila. Mi mujer se puso junto a mi hijo, y las personas que iban llegando nos dijeron: Por favor, los niños primero. Por eso dimos un paso atrás y, como los demás padres, dejamos a los pequeños delante para que pudieran ver.

¿Dónde estaban cuando se produjo el accidente?

Estábamos a apenas un metro y medio. Ella se puso delante y yo, al lado. La cabalgata estuvo parada un tiempo y, cuando se reanudó, hubo un tumulto. Había demasiada gente allí. Cuando la carroza se detuvo, empecé a oír gritos. Mi mujer me llamó y en ese momento vi a mi hijo en el suelo. Esto es lo que pude ver.

Usted lo asistió hasta que llegó la ambulancia.

Yo viví la muerte de mi hijo. Lo asistí, traté de reanimarlo [es médico forense]. Se acercó un pediatra y entre los dos intentamos ayudar, pero era algo muy difícil. Me aferraba a que respirara. Los segundos se hacen horas. Las asistencias tardaron un montón. Llegó una ambulancia de la Cruz Roja y les pedí una cánula de guedel (para mantener abiertas la vía respiratoria), pero no tenían. No hubieran solucionado nada, no reprocho que tardaran. Venían desde el Hospital Civil, una ubicación bastante lejana para un acontecimiento de este tipo. Lo subieron a la ambulancia del 061 y no me dejaron entrar. Cuando el médico salió, no hacía falta que me dijera lo que había ocurrido.

¿Algún testigo le contó lo que pasó?

Un padre al que yo no conocía de nada contactó conmigo más tarde, por medio de un amigo común, para contarme todo lo que había visto. En un principio no quise saberlo. Yo estaba con mi dolor y sentía que se iba a acrecentar más. No estaba en condiciones de averiguar lo que había pasado. Cuando se te muere un hijo, no tienes muy claro todo lo demás. Al tiempo, me decidí a llamarlo. Me dijo que tuvo que empujar a su hijo porque la carroza se le venía encima y alguien que iba subido en ella le gritó: «¡Apártate, que te van a atropellar!». Él le contestó: «¡Parad esto, que nos vais a arrollar a todos!». Tiró a su hijo al suelo al apartarlo. Me decía que no pudo alcanzar al mío. Le pedí que no me contara más; para mí era muy doloroso. Sólo le dije que lo hiciera ante el juez, cuando lo citasen a declarar, pero no lo llamaron. Pensé que la investigación consistiría en interrogar a todos los posibles testigos.

El alcalde le ofreció suspender el desfile de la Cabalgata.

Así es. Se acercó cuando yo estaba en la ambulancia con mi hijo. Yo le contesté que para mí no tenía ningún sentido que continuara o que no lo hiciera, pero que no había que suspender por mí una cabalgata que se había hecho para los niños. El dolor era mío, no de los demás niños, que estaban esperando los Reyes. Como mi hijo. Lo único que le pedí fue que investigara a ver qué había ocurrido.

¿Qué le contestó?

No lo recuerdo.

A su juicio, ¿lo ha hecho?

Yo no tengo ninguna queja contra él. Intento no leer sobre el caso en la prensa, pero lógicamente me llega lo que se publica. Vi algún comentario que hizo sobre la celeridad con que se iba a llevar el proceso de reclamación patrimonial, un trago más en todo esto, que no tiene otro objetivo que hacer responsable al Ayuntamiento. No sé si es por él o no, pero esa celeridad no ha sido suficientemente ágil. Tienen seis meses para contestar y se van a cumplir en junio.

La causa penal se archivó provisionalmente en el juzgado. ¿Sigue confiando en la Justicia?

Siempre he creído en la Justicia y he intentado no influir en absoluto en el procedimiento. En todo momento pensé que se investigaría a fondo el tema. Mi primera sorpresa fue enterarme por la prensa de que el caso se había sobreseído. Ni siquiera me lo comunicaron a mí, por si tenía algo que alegar. A lo mejor desde el punto jurídico es correcto, pero desde el punto de vista humano se podría calificar como inapropiado. No es un accidente de tráfico al uso, es un acontecimiento con vehículos, organizado para niños por el Ayuntamiento, que debe tomar una serie de precauciones. Yo esperaba que esas circunstancias se investigaran para llegar a la verdad. Me cuesta pensar que, con decenas de personas allí, nadie viera nada. Y también que el juzgado no investigue por sí mismo y se base sólo en lo que hace la Policía Local, que al mismo tiempo es parte de la seguridad del evento, está implicada en la organización y tiene responsabilidad. A nadie se le ocurre que si un puente se desploma y mata a tres personas, se le pida el informe a los arquitectos, o si alguien muere en el hospital, se le encargue a los médicos.

¿Quién piensa que debería haber llevado esa investigación?

Otro Cuerpo de Seguridad que esté capacitado para eso, distinto a la Policía Local, que lo está. Pero, si se es parte, lo lógico es abstenerse. Como tampoco entiendo que la investigación del juzgado se apoye sólo y exclusivamente en el atestado policial. No me consta, y se puede ver en las diligencias, que haya alguna otra prueba. Toda su argumentación se basa en ese informe. Respeto todas las decisiones judiciales, pero eso no significa que las comparta. También me sorprende que los únicos testigos son los de la propia carroza y un señor que estaba en el lado contrario. Me sorprende que se pueda tomar una decisión así [la del archivo de la causa], sus razones habrá, pero no comprendo que entre tanta gente no haya algún testigo más. Para que se entienda, el sobreseimiento penal quiere decir que esto no es una cuestión social, sino un problema civil, es decir, mío con el Ayuntamiento. Que no ha habido delito ni falta. Insisto, sus razones tendrá.

¿Qué supuso para usted el archivo del caso por el juez de instrucción?

Otro mazazo que no podía imaginar. No espero una resolución que perjudique a alguien, pero sí una investigación sobre esto. Lo único que andamos buscando es que se indague en los hechos para que se pueda llegar a una verdad. No hay en ningún momento un informe que diga: esto fue lo que pasó y no existe responsabilidad. Sólo hay una serie de circunstancias y, en base a ellas, se determina que no la hay. Por eso la investigación me parece escasa.

Pero la Audiencia Provincial confirmó el archivo de la causa...

Tampoco esperaba esa resolución. Pensaba que iba a poner algunos puntos sobre este desatino, máxime cuando la Fiscalía se adhirió en parte a nuestro recurso para que, por lo menos, se le tomara declaración a los nuevos testigos que aparecieron, que estaban localizados y podían aportar información. No lo estimó así. No me lo explico. No me queda más remedio que acatarlo, pero no lo comparto. Y lo critico.

¿Qué cartuchos le quedan?

Pues en el que estamos ahora, el de la responsabilidad civil, que conlleva acusar al Ayuntamiento. Por eso sigo confiando en la Justicia, y estoy seguro de que algún día se investigará y se sabrá. Quedan algunas armas para que se averigüe algo más. Es por salud mental, no por un capricho mío. Todo el mundo tiene que saber qué pasó; de hecho, algo ocurrió, cuando a raíz de aquello se ha cambiado el sistema de organización de las cabalgatas, y no sólo en Málaga, sino en media España. Y si se modfica es porque algo ha fallado. Si muere alguien en un quirófano, no se cambia todo el sistema del hospital. No se estaban haciendo las cosas bien, pero desgraciadamente ha tenido que ocurrir esto. Sin embargo, la investigación concluye que concurrieron una serie de circunstancias que fueron fortuitas. Pero, si fueron fortuitas, ¿por qué se ha cambiado todo?

Por lo que usted vio, ¿está de acuerdo con la reconstrucción virtual del accidente que hizo la policía?

No puedo estarlo, porque dice que había quince personas rodeando la carroza. Es muy difícil de imaginar y de creer que un niño se pueda meter entre esa cantidad de personas.

¿Quién considera entonces que es el responsable del accidente?

No quiero buscar un culpable, lo que pido es que se investigue, y una vez que se indague saldrá el responsable. No hago conjeturas. La responsabilidad está en una mala organización de un evento realizado para niños.

Es decir, del Ayuntamiento...

En este caso sí, ya que es el organizador.

¿Qué busca con la reclamación patrimonial?

Lo mismo, que se llegue a la verdad. Lo que pienso es que aquí hay una responsabilidad y, como desgraciadamente no me han dejado otra vía, se traduce en un montante económico que tienes que reclamar. Esa cantidad no se me ha ocurrido a mí en una noche de insomnio, es una cuantía que es la que marca la ley en los accidentes de tráfico. Es la única fórmula que me queda.

Esa vía le ha permitido que esta semana declaren los testigos que propuso al juzgado.

Es un paso más, un paso que se nos denegó en otras instancias.

¿Qué es lo que más le duele?

Que no se pueda investigar y siempre me vaya a quedar con la duda. Si hay una explicación oficial en la que se comprueba que mi hijo se tiró como un loco debajo de la carroza, pues tendré que vivir con eso, aunque no creo que lo hiciera. Vivo con otras muchas cosas, como no haber bajado ese día a la cabalgata o haberla visto desde un balcón. Así viviré toda mi vida, eso no me lo quita nadie, pero que me digan qué pasó, o por lo menos que se indague. Pero que sea un cúmulo de circunstancia me deja en vilo. Al principio hasta mi hija que estaba al lado me preguntaba qué le había pasado a Miguel, y no sabía qué responderle. ¿Qué le digo? ¿Un cúmulo de circunstancias? Quiero saber hasta donde se pueda. No estoy pidiendo un imposible, sólo un poquito, por eso no estoy de acuerdo en la decisión judicial. Habrá que seguir luchando.

¿Se cuestiona incluso que su hijo se agachara a coger caramelos?

Sinceramente, no creo que mi hijo se agachara a cogerlos. De hecho, él llevaba una bolsa y se la había dado a la madre para no coger caramelos. Ni siquiera le gustaban, solía dárselos a otros niños. No era un crío especialmente travieso o arriesgado. El día anterior estuvo patinando, vestido de arriba a abajo con todos los protectores en las rodillas, el casco... Estábamos muy pendientes de su seguridad. Eso no quiere decir que en un momento dado pueda ocurrir una desgracia como ésta, pero él estaba acostumbrado a la seguridad desde pequeñito. Siempre estábamos pendientes de que no le ocurriera nada.

En su reclamación, vincula la muerte de su mujer a la de su hijo.

Hay una relación causa-efecto. Si mi hijo no hubiera muerto, mi mujer tampoco, lo tengo clarísimo. Está demostrado en muchas publicaciones que ese estrés emocional puede provocar el fallecimiento. Todos lo vivimos muy intensamente, pero ella más. No pudo superarlo. Estaba todo el día mal, muy mal, y entonces sucedió. No hay otra causa por la que pueda haber ocurrido. No sólo lo digo yo, hay informes médicos que apoyan toda esa sintomatología.

¿Y su hija? ¿Cómo está?

Está bien. Mi vida gira ahora en torno a ella, y es el motivo de seguir adelante. Intentamos hablar de que hay que llevar las cosas con la máxima naturalidad, dentro de todo. Hablamos mucho de su madre y de su hermano, pero es muy duro para ella y a veces lo intenta evitar porque le hace daño. Acaba de cumplir 10 años y ha perdido a un hermano y una madre en cuestión de tres meses. Ahora hay que intentar superar el trauma, suavizarlo. Estamos todo el día juntos.

¿En quién se están apoyando?

Estamos recibiendo mucha ayuda de la familia y los amigos, de lo contrario no se podría soportar esta situación. Pasas por días malos y días peores, pero intentas avanzar. Lo único que para mí merece la pena es mi hija. Sin ella, no sé qué habría hecho.

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