

Secciones
Servicios
Destacamos
J. J. BUIZA
Domingo, 28 de julio 2013, 03:17
«Para extraer un gramo de platino en la naturaleza hay que remover unas diez toneladas de tierra, pero un catalizador usado puede llevar uno o dos gramos de platino». Yuriy Borshch, gerente de Malacat (Malacitana de Catalizadores), explica así la importancia del negocio surgido en los últimos años en torno al reciclaje de estas piezas, que forman parte de la maquinaria de todos los coches y tienen por objetivo reducir la toxicidad de los gases que expulsa el vehículo.
Fue en 2005 cuando este emprendedor de origen ucraniano vio las oportunidades que ofrecía este mercado y montó en Málaga su actual empresa, que en poco tiempo se ha consolidado como una de las compañías líderes en un sector tan específico.
Después de empezar con solo cuatro trabajadores, Malacat se ha convertido en un pequeño imperio con una veintena de empleados, y que cuenta con delegaciones en Madrid, Barcelona, Gijón, Amsterdam y San Petersburgo. «Somos los primeros del mercado en España, con unos 380 proveedores», afirma el gerente. Malacat, que tiene su sede en Pizarra, factura alrededor de 12 millones de euros anuales.
Bolsa de Londres
Concretamente, la compañía se dedica a adquirir catalizadores procedentes de centros de tratamiento autorizado de vehículos, desguaces o mayoristas, y a extraer de esas piezas los metales preciosos que contienen, los cuales después vende a través de un 'broker' autorizado para operar en la Bolsa de Londres. Cada catalizador posee una determinada cantidad de paladio, rodio o platino. Este último, por ejemplo, es un material treinta veces menos abundante que el oro.
Para sacarlo, en las propias instalaciones de Malacat se procede a aplicar un tratamiento primario, por el que se obtiene un polvo que se analiza a través de equipos especiales para averiguar la cantidad exacta de cada uno de estos metales. Para ello, cuentan con un laboratorio, maquinaria, computadoras y operarios especializados de diferentes nacionalidades. Después, el material se envía a Chimet, refinería italiana que es una de las pocas empresas que hay en Europa capaces de separar y extraer los elementos utilizados en la fabricación de los catalizadores, según relata Yuriy Borshch.
El precio va siempre en función de lo que marca la bolsa. Por eso, el gerente de Malacat consulta permanentemente los índices, e incluso cuenta con una aplicación en el móvil que indica en tiempo real los valores del platino, el rodio y el paladio. Borshch indica en este sentido que se trata de un negocio muy sometido a los vaivenes del mercado y a las influencias externas: «Por ejemplo, siempre que hay una catástrofe natural, baja la bolsa de los metales». No obstante, desde la crisis financiera mundial de 2008, que supuso una caída brutal, estos valores han ido experimentando una subida más o menos constante.
Su principal competencia está en el mercado negro. En los últimos tiempos se han disparado en España los robos de catalizadores, que después son vendidos a bandas o intermediarios que se dedican al tráfico ilegal. «Se dice que los catalizadores son como otra droga», señala el gerente de Malacat, de las pocas empresas autorizadas para comerciar en esta industria.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Crece la familia del reptilario de Cabárceno
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.