El final de la renta antigua echa al comercio tradicional de la calle Larios

El final de la renta antigua amenaza con acabar con los pocos comercios tradicionales que han sobrevivido a la entrada de las grandes cadenas en la calle Marqués de Larios. La revisión y actualización de los alquileres, unido a la caída de las ventas y a las jubilaciones de los propietarios han acelerado el cierre o traslado de tiendas que llevaban décadas en una vía que han visto cambiar de punta a punta. Más del 60% de los locales están ya en manos de grupos nacionales o internacionales con un fuerte respaldo económico y dispuestos a pagar rentas desorbitadas a las que los pequeños y medianos empresarios no pueden hacer frente.

La primera vía comercial de Málaga y la quinta más exclusiva de España está más cotizada que nunca. Multinacionales y grandes franquicias esperan ansiosas para implantarse con sus conocidas marcas en alguno de locales que van dejando libres los negocios que finalmente son engullidos por establecimientos tipo Zara, Massimo Dutti o Mango.

La tienda de complementos Orly y la zapatería Nicolás han sido las dos últimas que han echado el cierre, como a finales de año harán la joyería A. Fernández Azua y General Óptica, ambos abiertos desde hace más de 40 años, según han confirmado sus responsables. Una de las grandes, Caramelo, también anuncia estos días el fin de su actividad en su escaparate.

Aunque ninguno de los protagonistas de las operaciones habla de dinero, lo cierto es que entre los comerciantes de la zona proliferan los rumores en torno a las cantidades que los propietarios de los locales están pidiendo a los inquilinos una vez que les revisan los contratos. Según explica el director de la consultora inmobiliaria CBRichard Ellis en Málaga, Íñigo Molina, Sociedad Azucarera Larios (Salsa) y la familia del empresario José Quesada se reparten el 80% de los locales, por los que se están llegando a pagar decenas de miles de euros.

Amodo de ejemplo, fuentes consultadas por SUR han confirmado que por un establecimiento de 400 metros cuadrados en la calle Larios se pide una renta de 47.000 euros mensuales, casi el triple de lo que se venía pagando hasta ahora. Una cantidad inasumible para cualquier comercio tradicional que prácticamente no tiene opción a la negociación cuando cumple el contrato de alquiler.

El futuro del comercio tradicional, para el que Larios se ha convertido en un terreno casi vedado, se presenta aún más oscuro cuando en diciembre de 2014 finalice la prórroga para la aplicación de la llamada ley Boyer. Esta normativa establece la caducidad de los contratos de renta antigua firmados antes de 1985, por lo que en muchos casos se producirá una actualización de los precios que caerá como una pesada losa sobre los pequeños y medianos empresarios.

La responsable de uno de los negocios más veteranos de la calle, que todavía disfruta de un alquiler barato, teme que la revisión el próximo año suponga su cierre. «No sabemos qué pasará», dice. De momento, prefiere ni pensarlo.

«Es la ley de la oferta y la demanda», señala la delegada de la consultora inmobiliaria Aguirre Newman en Málaga, María Monasterio, que explica que los altos precios en la calle Larios se deben a que es una vía sin competencia en la capital «no es como Madrid o Barcelona, donde existen diferentes zonas comerciales para distintos tipos de público», apunta y con un número limitado de locales. «Cuando una gran firma demanda estar en Málaga, quiere estar ahí, y hay muchas cadenas que no valoran otra ubicación y que están dispuestas a pagar el precio de mercado», afirma la responsable de la consultora, que defiende que los alquileres «han seguido la misma evolución de muchas calles prime a nivel nacional», si bien el hecho de ser una vía corta donde la disponibilidad ha sido prácticamente inexistente, hace que los precios suban.

De 145 a 170 euros por metro cuadrado

De esta forma, según los estudios que realiza cada año esta consultora en función de las operaciones comerciales cerradas, el precio medio de alquiler en Larios ha pasado de unos 145 euros por metro cuadrado en 2010 a los 170 euros estimados de 2012, a un crecimiento superior al 5% anual. Aunque Monasterio defiende que esto es simplemente una cuestión de mercado, lo cierto es que los empresarios a los que se les cumple el contrato de alquiler y tienen que sentarse a negociar con la propiedad pueden echarse a temblar. Según fuentes consultadas, solo para poder acceder a un local en la quinta calle más exclusiva de España solo por detrás de Portal de lAngel (Barcelona), Preciados y Serrano (Madrid) y Paseo de Gracia (Barcelona), según Aguirre Newman ya hay que pagar una cantidad elevadísima que alcanza las seis cifras en algunos casos.

«La desaparición paulatina del comercio tradicional es una consecuencia del proceso de globalización e internacionalización de la actividad económica y los cambios en los modelos de distribución comercial y hábitos del consumidor», indican fuentes de Salsa. Ante esto, el sector «se enfrenta a un gran reto que deberá resolver para encontrar su nicho de mercado».

El imperio de Amancio Ortega

«A este paso en vez de Larios vamos a tener que llamarla calle Inditex», ironiza el responsable de un comercio refiriéndose a la fuerte implantación de la cadena de Amancio Ortega en la capital. De hecho, aunque la propiedad del local no lo ha confirmado, según fuentes consultadas por este periódico el grupo Inditex está negociando la apertura de la que será su sexta tienda en la principal arteria comercial de la ciudad en el espacio que han dejado Orly, que cerró tras la jubilación de sus propietarios, y Cajasur. Así, la multinacional tendría previsto instalar un Zara Home. Y, al parecer, Inditex podría ser también el inquilino del local de General Óptica, que se trasladará en septiembre a Especerías. Inditex sumaría así dos nuevas conquistas en Larios, donde alberga ya cinco comercios: dos de Massimo Dutti, uno de Bershka, uno de Oysho y otro de Pull and Bear.

Quien sí ha confirmado su próxima apertura en la principal arteria comercial de la ciudad es el Grupo Cortefiel, que instalará la firma de moda juvenil Springfield donde estaba la zapatería Nicolás, que a su vez prevé su reapertura en alguna calle cercana.

Trasladar el negocio a vías colindantes es la alternativa de algunos de los comercios que no han resistido la revalorización de Larios, como hará General Óptica en septiembre. Eso hace que se revitalicen zonas como la calle Nueva, Compañía o Especerías, tal y como explica el presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, Juan Pablo Maqueda, que señala que «antes lo normal es que cuando cumplía el contrato se acordase una subida sensata, pero ahora hay más interés de las grandes cadenas por instalarse aquí y, aunque los precios son desorbitados, responden a la ley de la oferta y la demanda».

«El centro se está ampliando, las calles perpendiculares a Larios pueden ser una oportunidad para los comerciantes», defiende Íñigo Molina, de Richard Ellis, para quien la implantación de grupos en Larios puede ser un foco de atracción rentable para los negocios más tradicionales.