Borrar
Estanterías repletas y libros amontonados por cualquier rincón de la tienda. La imagen de Abadía se repite por la decena de librerías antiguas y de ocasión de la capital.
CULTURA

El reposo de los libros

Las librerías de ocasión están llenando sus estantes. Encontrar una edición antigua, o ejemplares a bajo precio, es hoy mucho más fácil Muchas personas venden sus bibliotecas por la crisis. Una oportunidad para los bibliófilos

TEXTO: FRANCISCO GUTIÉRREZ. FOTOGRAFÍAS: JUAN ANTONIO PORTILLO. fgutierrez@diariosur.es

Jueves, 7 de enero 2010, 02:45

Traspasar el umbral de su puerta es embarcarse en toda una aventura. La de dar con el libro perdido, buscado durante largo tiempo; o con el ejemplar único que podemos regalarnos o regalar o simplemente la de buscar, ojear y descubrir la belleza que encierra una cuidada edición. Por estanterías, escaleras y pasillos se amontonan libros que encierran un sinfín de historias. Las librerías de ocasión están llenando sus estanterías porque muchas familias, empujadas por la crisis, han decidido desprenderse de ellos.

Pero las librerías de ocasión están aguantando bien el tirón. No pueden ser ajenas a la situación de crisis actual, pero tienen un público y una clientela fiel que mantiene el negocio en unos parámetros aceptables para sus responsables. Es más, hay quien, como Miguel Ángel García, ha roto con la seguridad de un trabajo por cuenta ajena y se ha aventurado con su propio negocio. El Libro Errante abrió sus puertas hace unos meses en la barriada de La Paz, lejos del circuito histórico del centro de la ciudad, donde se ubican la mayoría de estas tiendas. Por su experiencia anterior no le ha sido difícil hacerse de un buen número de títulos, libros en su mayoría de segunda mano, que es lo que se demanda en una zona obrera.

Una vida entre libros

En la calle Especerías se encuentra una de las librerías con más solera. Antonio Matas dirige la librería que fundara su abuelo en 1938. Tras una vida «entre libros» parecía clara su vocación. Internet ha abierto una importante y ya destacada vía de comercialización de estos libros. En su página web tiene más de 23.000 libros, mientras que en la tienda tiene expuestos al público unos cinco mil. Cada día le llegan una media de 3 ó 4 pedidos por Internet.

«He aprendido geografía no por los libros, sino por los pedidos», afirma en tono de broma Francisco Soler, de Abadía. Y es que poco podía pensar que un día se encontraría sirviendo libros a Japón, Nueva Zelanda y Australia. Pedidos que le llegan vía Internet. «El español es nuestro gran aliado», asegura este filólogo. La historia, la poesía, la pintura y el flamenco son temas muy demandados fuera de nuestras fronteras. Y para eso Internet ha sido toda una revolución.

José Ramón Acedo, de Biblos, un comercio que ha pasado por Dos Aceras y Carretería hasta su ubicación actual en Ollerías 8, considera que Internet les ha salvado de esta crisis, porque ya casi el 40% de las ventas son por este nuevo medio.

Los libreros sí han notado que en estos tiempos de crisis son más las personas que quieren sacar algún dinero desprendiéndose de sus viejas bibliotecas. Este es el medio más usual de conseguir los libros, la venta por parte de particulares. Si aún están catalogados, se pagará la cuarta parte de su valor. Si ya están descatalogados, el especialista analiza el interés de la obra, edición, estado general, para hacer una valoración. Pero lo más normal es que se compren bibliotecas enteras, por lo que se hace una oferta global por todo el lote.

Subastas

Otra forma de comprar libros es acudiendo a subastas. Es el medio que más utiliza ahora Antonio Mateos, ya que por su especialización en el libro antiguo «en Málaga ya encuentro poco». También es frecuente que varios libreros se unan para realizar en grupo una operación importante, recuerda Enrique Consuegra, de Códice, quien también preside la Asociación de Libreros de Viejo de Málaga. «Las ventas son proporcionales a las compras que haces, si haces una buena adquisición, los libros salen pronto», afirma.

El libro de ocasión cuenta también con un aliado, la propia industria editorial, el importante volumen de publicaciones, «la rapidez con la que se descatalogan y la necesidad de las editoriales y librerías de hacer sitio para los nuevos», recuerda Consuegra.

Pero la especialización es la excepción. Lo habitual en estos comercios es encontrar «un poco de todo», libros antiguos, de saldo y de segunda mano, cómics, DVD y vinilos. Unos 30.000 cómics se pueden consultar en Abadía. Y DVD, vinilos y otros soportes en Biblos. Librería Mata tiene también tarjetas, postales y grabados. En otros casos se pueden encontrar juguetes, muebles y objetos de decoración.

El público que pasa por estos establecimientos es de lo más variado. Están los que entran para curiosear, y se pasan horas entre libros. Otros, en cambio, buscan algo específico. Enrique Consuegra explica que hay quien persigue un libro en concreto, y otras personas quieren hacer un regalo especial mediante un libro antiguo relacionado con su profesión -médico, abogado, técnico-. Pero son muchos los que llegan «sin una idea preconcebida, a ver con qué les sorprendemos», dice Francisco Soler.

Entre libro y librero termina estableciéndose una relación muy especial. Enrique Consuegra afirma que la biblioteca de su casa «es circulante, entra un libro, lo tengo varios años y lo pongo a la venta». Es el caso de una Constitución de 1812, que estuvo en su poder varios años antes de ponerla a la venta. En cambio, un libro de Dumas, firmado por el autor, tuvo que rescatarlo de la tienda y devolverlo a su biblioteca particular. Biblioteca en la que Antonio Mateos tiene unos 15.000 libros. «Hay muchos de los que te cuesta trabajo desprenderte», afirma.

Difusión cultural

Pasando por sus manos auténticas joyas bibliográficas, las librerías de antiguo juegan también un importante papel en la difusión cultura. Antonio Mateos recuerda que ha prestado sus libros para exposiciones de incunables, cartografía, libros jurídicos o científicos, entre otras.

María Sánchez, directora de la biblioteca provincial Cánovas del Castillo, acude con frecuencia a estas librerías, donde en muchas ocasiones ha encontrado los ejemplares que le hacían falta para completar alguna de las colecciones locales con que cuenta la Cánovas del Castillo. María Sánchez también destaca la buena relación con los libreros y la colaboración que han prestado en algunas de las exposiciones que se han preparado sobre temas relacionados con el libro antiguo.

MIGUEL A. GARCÍA, EL LIBRO ERRANTE. Después de varios años trabajando por cuenta ajena prueba fortuna con su propio negocio. Sólo un par de meses después, «vamos en camino, cumpliendo los pasos». Fuera del circuito del centro histórico, «donde ya hay mucha competencia», es también más complicado, pero Miguel Ángel tiene como aval su larga experiencia en este sector.

FRANCISCO SOLER, LIBRERÍA ABADÍA. Comenzó vendiendo por catálogo, hasta que el volumen de trabajo le aconsejó abrir su propia tienda. Y de esto hace ya diez años. Abadía cuenta con 40.000 libros, antiguos y de ocasión, y 30.000 cómics. Su librería es su biblioteca y, piensa que un libro debe «ir y venir, pasar por muchas manos». Por eso intenta no encariñarse con las joyas que atesoran sus estantes.

ANTONIO MATEOS, A. MATEOS. Ha vivido entre libros toda su vida y ahora lleva la tienda que montó su abuelo en 1938. Especializado en el libro antiguo, en su página web tiene más de 23.000 referencias y un fondo por encima de los cien mil títulos. Mantiene una relación fluida con bibliotecas y centros de investigación públicos y privados, con los que ha realizado un buen número de exposiciones.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur El reposo de los libros

El reposo de los libros