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JUAN CANO
Viernes, 17 de julio 2009, 04:07
A Pilar no le gustaban las excursiones de su hija. «Siempre le decía 'habiendo lugares tan bonitos en el mundo, ¿por qué no vas a un sitio menos peligroso?'». Pero Laura no atendía a razones. En 2006, se «enamoró» de la belleza de África, según su madre. Desde entonces, cada verano viajaba a Zambia con comida, ropa o medicamentos para repartir entre la gente más necesitada. «Siempre se iba cargada de maletas y volvía con lo puesto».
Pero a Pilar Gómez no le daban miedo los animales. «A mí lo que me asustaba era que alguien le metiera droga en la maleta o algo así, porque mi hija era muy confiada». Sus peores presagios se cumplieron el miércoles, cuando le dieron la noticia. Laura Peláez murió arrollada por una estampida de elefantes. «Los demás lograron subirse a los árboles, pero ella no pudo o no le dio tiempo...», se lamenta su progenitora.
El viaje de este verano comenzó el viernes de la semana pasada. La joven malagueña, que tenía 29 años, voló desde el aeropuerto de Málaga hasta el de Amsterdam, y de ahí a África. «Iban unas veinte personas que viajaban desde distintos sitios de España. «Ella convenció al jefe de su empresa para que se apuntara. Menudo mal rato que se tiene que estar llevando el pobre... ». Fue él precisamente quien informó a la familia. Llamó al teléfono fijo del piso de Torremolinos de Laura, donde se encontraban su hermana Pilar y su cuñado, aprovechando para veranear mientras la joven estaba de viaje.
Laura era una chica inquieta. Su madre la define como una joven que se sumaba a cualquier aventura. «Ella se apuntaba a todo, se apuntaba a un bombardeo», comenta. Pero, al contrario de lo que pueda pensarse, Laura nunca había sido una gran amante de la naturaleza. «Si se metía un mosquito en su habitación, había que sacarlo para que ella entrara». Fue hace cuatro años cuando, de la mano de su novio de entonces, se embarcó en su primera aventura en África. «Ella vino encantada. Luego se disgustaron, pero ella siguió yendo», relata la madre de la joven.
Fines solidarios
Cada viaje le iba enganchando más que el anterior. «Decía que lo pasaban estupendamente», continúa la madre, «iban en una especie de autobuses de esos pequeños, como los que se ven en las películas. Les decían que no sacaran las manos por las ventanillas. Otras veces hacían escalas a pie, paraban en hoteles...».
La familia destaca el carácter solidario de la joven. «Laura iba cada verano que podía a veranear con sus negritos», dice la hermana. «Siempre iba cargada de maletas con ropa con defectillos de la empresa donde trabajaba -comercializaba la marca Name-it para la compañía danesa Best Seller- y la repartía entre los niños más necesitados», apostilla la madre. «Era una chica muy alegre... La quería todo el mundo».
Ahora sólo quieren recuperar el cadáver cuanto antes. Pilar, la hermana, explica que el cuerpo de la joven está en una especie de hospital del poblado y lo tienen que trasladar en coche desde Mpika hasta la capital de Zambia (Lusaka) por una carretera tortuosa para poderla repatriar. «Nos han dicho que tardará de tres a cuatro días en llegar», añade la hermana. La familia pide más celeridad en los trámites administrativos, para los que ha ofrecido su ayuda el Ayuntamiento de Antequera, o la intervención de un helicóptero del Ejército para trasladarla hasta la capital de Zambia.
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