Amador Pérez-Padilla, Ítaca, el taller de las calabazas: «Hago lámparas, collares y maceteros con calabazas»

Amador Pérez-Padilla es motrileño, pero lleva media vida en Frigiliana. Llegó como empleado de banca, aunque desde el año 1983 se dedica a la artesanía.

¿Qué tipo de piezas realiza en su taller de artesanía?

A partir de calabazas de agua hago todo tipo de artículos para el hogar, como lámparas, collares, colgantes, maceteros y sillas. Es una especie que nadie quiere y a la que yo le he dado una utilidad artística.

¿Cómo es la técnica que emplea?

Estas calabazas son las que tradicionalmente se han usado como botijos. Si se dejan secar, se ponen duras y se puede trabajar con ellas como si fuera madera. A partir de ahí, las limpio muy bien y les doy toda una serie de tratamientos con tintes, pinturas y disolventes para crear las piezas. Además, también les instalo los mecanismos eléctricos para convertirlas en lámparas.

¿Qué tal van las ventas?

Con un taller de artesanía uno no se hace rico, aunque vamos tirando. La crisis se está notando, ya que la gente no compra igual que antes. Tengo un amplio catálogo de piezas hechas con calabazas con precios que van desde los tres hasta los 250 euros.

¿Ha cambiado mucho el pueblo en estos últimos años?

Ha dado un gran salto de calidad, aunque ha sabido conservar su tipismo y su encanto.

MÁS INFORMACIÓN: Ítaca, el taller de las calabazas. Callejón del Estanco, 4. Frigiliana.

952 534 420.