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FERNANDO DE LA TORRE DEZA
Domingo, 25 de enero 2009, 02:53
E N un diario de tirada nacional, que no digo cual pero que es de este mundo, he leído que uno que yo me sé, y que por el poder de decisión que tiene no es un cualquiera, aunque lo que dijo bien pudiera haberlo dicho un cualquiera, ha dicho que hay que estudiar la posibilidad de que los jueces sean sometidos a una especie de test psicológico a fin de determinar si pueden ejercer la función jurisdiccional. Al respecto he de aplaudir dicha idea pues, como en la aventuras de Asterix y Obelix, cuando decían «estos romanos están locos», viendo lo que esta pasando, no puedo sino llegar a la conclusión de que los jueces españoles, decididamente están locos, y es que:
¿Cómo se explica que hayan decidido ir a la huelga cuando les hemos quitado la pesada responsabilidad del mando interno en los juzgados y tribunales? Con lo desagradable que es distribuir el trabajo y controlar al personal. ¿Es que no saben el sacrificio que supone el mandar para los que ejercemos una función pública?¡Ah, la responsabilidad del mando!; menos mal que uno es altruista y desinteresado. ¡Qué ingratos!. Una de dos, o están locos o sencillamente son unos desagradecidos.
¿Cómo se explica que no estén de acuerdo con que esa función tan, digamos, vulgar o prosaica de señalar los juicios, que en si misma rebaja su excelso cometido, sea encomendada a los secretarios puedan no admitirla y se empeñen en hacerla ellos, si nuestra intención no es otra que elevar su función al puesto que le corresponde.. Con lo cómodo que es que esas bagatelas las lleve otro.
No digamos la de ejecutar las sentencias. Esto ya no se entiende. ¿Qué quieren? ¿Ejecutar las sentencias? Pero si hasta la propia Iglesia, en concreto los tribunales de la Inquisición, por lo desagradable que era, declinaba dicha función al brazo secular. ¡Por Dios!, ¿A dónde vamos a llegar?, si es que no se aclaran. ¿Qué mas quieren estos jueces?, por una vez que les reconocemos el estatus que les corresponde como poder del Estado y no como simples funcionarios que desempeñan un servicio publico, como lo prueba el hecho de negarles el derecho de ir a la huelga, van y se rebelan.
Pero la cosa no acaba ahí. Se contradicen a si mismos. Por un lado afirman que el juez es inamovible y por otro, cuando se trata que por ley se diga que cuando piden un destino se congelan cinco años no pudiendo durante dicho plazo pedir otro, van y se quejan, no sabiendo apreciar que en el fondo de lo que se trata es que se arraiguen en un lugar. No hay nada peor para una persona que el desarraigo ¿Pero no querían ser inamovibles? Pues eso, quien evita la tentación evita el peligro.
Pero si esto fuera poco, para acreditar la necesidad de realizar un test psicológico, llegan al extremo de quejarse de que se potencie la especialización profesional. Pero bueno, si lo que se pretende es que no tengan que tener que saber de todo el derecho, sino solo de una parte en concreto cada uno; si de lo que de trata es que así puedan resolver los asuntos sin necesidad de tener que pensar demasiado, ¿Cómo se explica que no estén de acuerdo? Si de lo que se trata es de que resuelvan los asuntos, ¿a que viene ese empeño de hacer justicia? Si lo que es justo lo deciden ellos, pues que resuelvan sin más, porque así, lo que resuelvan sin mas, es justo.
Eso es lo que pasa, que son unos desagradecidos. Y pensar que estimulamos su cultura pudiendo dedicarse a la historia al dictar sentencias con años de retraso y aplicando leyes que ya están derogadas cuando se dicta la sentencia. Pensar que estimulamos su independencia procurando que no adopten acuerdos de manera colectiva. Pensar que estimulamos su creatividad artesanal trabajando con unos medios del tío perete. Y pensar que les quitamos toda responsabilidad al dictar las sentencias con tanto retraso que ya a los justiciables les importa un bledo lo que se diga.
Decididamente están locos estos jueces. Un problema que viene de largo y quieren resolverlo ya.¿ Es que no saben que ello supone una alteración de tal calibre en la forma de actuar que está condenada al fracaso?. Por eso propongo que lo ideal es crear una comisión de estudio, con las subcomisiones que haga falta, otra de seguimiento, otra de estadística, otra de observatorio y otra pues de. no sé, , y a partir de ahí empezar a trabajar, seguro que como en la canción aquella de los años setenta «en el año 2525, las cosas serán de otra manera».
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