José López Palma, churrero: «Los quioscos clásicos como el mío se están perdiendo»

Hace siete años, José López Palma dejó el mundo de la construcción para continuar con el negocio familiar. Así, hoy es propietario de Churros López, el único establecimiento de esta clase en Alhaurín el Grande y que se ubica en la plaza de La Legión.

¿Qué otros productos ofrece en su quiosco aparte de churros?

También tenemos café, chocolate y, durante el invierno, hacemos unos buñuelos artesanos, al estilo antiguo, que tienen mucho éxito. También tengo previsto hacer pronto churros madrileños.

Aceite y masa son los requisitos básicos, ¿no?

Sí, claro. El aceite debe estar siempre en su temperatura, ni muy fuerte, porque quema el churro y no lo hace por dentro, ni poco caliente, pues saldría muy duro. Yo calculo por experiencia cómo está el aceite de temperatura y, por cierto, lo uso siempre de girasol, porque creo que los churros salen mejor que con el de oliva.

¿Y respecto a la masa?

Está compuesta de agua, harina de trigo, levadura, bicarbonato y un ingrediente más que es secreto de la casa. La harina debe ser muy blanca, con una extracción de más del 70 por ciento, es decir, de gran pureza.

¿Se venden menos churros en esta época del año?

No, al contrario de lo que cree la gente. En los meses de verano duplico las ventas con respecto al invierno, sobre todo para llevar a casa. Sentarse en la terraza a desayunar tranquilamente es más propio de esta época, cuando además mucha gente tiene vacaciones.

¿Qué futuro le espera a este oficio?

Me temo que puede desaparecer, porque los clásicos quioscos callejeros como el mío se están perdiendo poco a poco. Aun así, yo soy muy partidario de ellos. De hecho, tengo un proyecto para instalar quioscos similares de churros en otros pueblos vecinos a Alhaurín el Grande.