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J. PEDRO MARFIL
Martes, 15 de julio 2008, 03:39
Aceite Johnson's, sólo o con Betadine; aceite con limón y hasta Coca-Cola. Todas estas combinaciones y productos son tenidos en cuenta por muchos malagueños a la hora de conseguir un bronceado más rápido y duradero. Algunos cuentan con un 'soporte científico', como que el combinado de Betadine aporta yodo a la piel y asegura una coloración más perfecta. Pero lo cierto es que ninguno de ellos es real.
A la gente le cuesta reconocer el empleo de estas fórmulas mágicas, pero admiten que «conocen a gente que lo hace». No obstante parece que los malagueños empiezan a tomar conciencia sobre la importancia de usar cremas de protección a la hora de ponerse al sol.
El grado de protección que utilizan es bastante diverso, aunque quienes reconocen usar cremas, afirman que no suelen bajar del factor 20. Otros aseguran que varían el nivel de la loción a medida que pasan las vacaciones y se ven más morenos. «A principios de verano uso factor 30 y poco a poco voy bajando hasta el 10», explica Beatriz Bueno.
Protección gradual
Otros reconocen que sólo se aplican protectores a principios de verano, antes de «coger un poco de color» y luego se olvidan de ellos. «Sólo me pongo crema los primeros días y uso factor 6. Luego sólo me echo aceite», comenta Sara García. El empleo de esta loción es una de las prácticas más extendidas y más desaconsejadas por parte de especialistas y dermatólogos.
A pie de calle, a los malagueños les cuesta trabajo admitir que, en ocasiones, toman el sol de forma negligente. Eso sí, cuando se les insiste confiesan que suelen quemarse, sobre todo las primeras sesiones de playa, cuando se exponen demasiado tiempo al sol, o los días que está nublado. «No te das cuenta porque no pasas tanto calor, pero te quemas igual», asegura Manuela Boezo. La práctica más extendida pasa por aplicar la loción una vez se está en la playa, aunque los expertos recomiendan untarla media hora antes de iniciar la exposición.
Además de las conocidas cremas, hay quien recurre a otros sistemas tradicionales como las sombrillas, poco extendidas entre los jóvenes. «Yo no me quemo nunca, me pongo debajo del parasol y no me quito la camisa» asevera José Luis Bogeat.
Después de la ducha
El empleo de lociones para después de la exposición al sol está bastante arraigada. «La uso siempre después de la ducha», comenta Mariela García. Aunque hay otros que sólo se acuerdan de ella cuando se ven en apuros. «Sólo me echo cuando me he quemado», cuenta Tomás Barroso.
Además del clásico 'after sun', cada vez está más extendido el empleo de cremas derivadas del aloe vera, una planta con gran des propiedades regenerativas. «En ocasiones he utilizado aloe, pero no cremas, sino un trozo de planta directamente sobre la zona afectada», revela Jorge Rubio.
Las horas de exposición varían mucho. Algunos explican que van a la playa prácticamente de sol a sol sin tener en cuenta las horas de mayor riesgo solar. Otros aseguran que van poco, pero durante la franja horaria de mayor peligro. Y, por último, están los concienciados: «Yo evito las horas punta de sol. Con el tema del calentamiento global hay que tener mucho cuidado», apostilla Javier Gutiérrez. Y continúa: «La gente hace auténticas barbaridades para ponerse morena con el riesgo de sufrir un melanoma».
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